Las contracturas musculares, esas dolorosas y molestas protuberancias; te decimos cómo evitarlas

Estrategias respaldadas por un grupo de investigaciones pueden ayudar a aliviar el malestar. Y, lo más importante: evitar que vuelvan a aparecer.

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Contractura muscular.
Foto: Cuidate Plus.

Danielle Friedman - The New York Times
Si alguna vez te dieron un masaje en los hombros o usaste un rodillo de espuma, es probable que hayas encontrado unas pequeñas protuberancias dolorosas en lo más profundo de un músculo. Una vez que eres consciente de ellas —llamadas "puntos gatillo miofasciales" o contracturas musculares— puede ser difícil ignorarlas.

Pero, ¿qué son exactamente las contracturas musculares y cómo se forman? ¿Pueden causar problemas a largo plazo? ¿Y cuáles son las mejores formas de eliminarlos?

Las causas

Las contracturas musculares, también conocidas como nudos musculares, tienden a formarse cuando un músculo se sobrecarga, ya sea por el ejercicio o mala postura. Suelen aparecer en el cuello, los trapecios superiores y los músculos superiores de los hombros, así como en la zona media de la espalda, los antebrazos y las pantorrillas.

Por ejemplo, inclinarse sobre una computadora durante horas al día tal vez no parece un ejercicio, pero puede fatigar los músculos del cuello, los hombros, la espalda y los antebrazos, dice Josh Goldman, director del Centro de Medicina Deportiva de la Universidad de California. “El cuello está doblado mirando la pantalla de la computadora durante ocho horas”, explicó. “Es una carga bastante agresiva para el cuerpo”.

Cuando los músculos se sobrecargan, pueden dañarse, haciendo que ciertos puntos se acorten o se tensen, y permanezcan así. Algunos investigadores creen que el tejido circundante (o fascia) se engrosa y se vuelve menos elástico, creando una bola densa. Teorizan de que esto puede provocar una disminución del flujo sanguíneo y de líquidos en la zona, así como inflamación.

¿Por qué duelen?

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Foto: Flickr.

Los científicos no están totalmente seguros de por qué algunas contracturas duelen y otras no, o por qué algunas solo duelen cuando se aprietan mientras que otras duelen todo el tiempo, dice Christopher DaPrato, fisioterapeuta que estudia el dolor crónico en los atletas.

Cuando causan dolor, algunos investigadores sospechan que puede deberse a lo juntas que están las fibras musculares, la fascia y los nervios. “Al cuerpo le gusta el espacio, y cuando tienes estos nudos, tienes menos espacio local”, según DaPrato.

La mayoría de los expertos no creen que las contracturas musculares causen daños irreversibles al organismo, pero pueden afectar la capacidad de moverse con comodidad y contribuir al dolor crónico.

¿Cómo deshacerse de ellas?

Muchas contracturas o nudos desaparecen por sí solas al cabo de una o dos semanas. Pero algunos tratamientos pueden ayudar a reducir el dolor y acelerar la curación.

Almohadillas eléctricas y bolsas de hielo

Los estudios sugieren que tanto el calor como el hielo pueden ayudar a reducir el dolor de las contracturas musculares.

Aunque no eliminan las contracturas en sí, las compresas calientes o heladas “casi siempre son útiles para mejorar los síntomas”, afirma Lynn Gerber, profesora emérita de la Universidad George Mason, quien lleva décadas estudiando y tratando las contracturas musculares.

Estiramientos

El estiramiento tampoco erradicará las contracturas o nudos, pero puede ayudar a reducir el dolor, en parte por el aumento de líquido en el tejido circundante, lo que permite que todo “se deslice y fluya” más fácilmente, de acuerdo a DaPrato.

Los expertos recomiendan estirar después de hacer ejercicio, cuando los músculos están calientes, o antes de acostarse.

Masajes

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Foto: Commons.

Los masajes pueden ayudar a aliviar el dolor de las contracturas musculares, así como a relajar temporalmente las contracciones que los provocan, pero solo suelen durar uno o dos días.

Los investigadores teorizan que esto tiene que ver con el flujo sanguíneo: cuando un terapeuta presiona el tejido que rodea una contractura, restringe el flujo sanguíneo a la zona, explica Zachary Gillen, profesor adjunto de fisiología. Luego, cuando se levanta la presión, la sangre entra a raudales, lo que ayuda a relajar la contracción y aporta nutrientes a la zona.

El automasaje con una pelota de lacrosse o un rodillo de espuma puede tener un efecto similar. En el caso de las contracturas que afectan a la calidad de vida, un fisioterapeuta puede realizar masajes específicos y guiar al paciente mediante ejercicios estratégicos.

Punciones

Según Gerber, la punción seca, a menudo realizada por un fisioterapeuta o acupuntor, parece ser uno de los tratamientos más eficaces a largo plazo para las contracturas musculares. El proceso consiste en insertar finas agujas directamente en las contracturas y retirarlas al cabo de unos minutos (se denomina “seca” porque no se inyecta nada). 

Los expertos teorizan que el tratamiento puede ser eficaz porque causa una microlesión en el músculo, lo que provoca una respuesta curativa al afluir la sangre. Según DaPrato, también puede funcionar creando un pequeño orificio en el nudo.

Si todo lo demás falla, considere la “aguja húmeda”, comenta Goldman, o la inyección de un medicamento para el dolor como los corticosteroides o un agente anestésico en la contractura. Esto suele hacerse en la consulta del médico.

Algunos médicos han empezado a inyectar toxina botulínica (más conocida como bótox) en las contracturas musculares, lo que puede aliviar temporalmente el dolor al paralizar el tejido, pero Gerber advierteque no hay muchas pruebas de su eficacia a largo plazo.

¿Cómo evitar que vuelvan a aparecer?

Una vez tratadas las contracturas, algunos hábitos pueden evitar su reaparición.

En primer lugar, hay que tener en cuenta la postura en el escritorio o al hablar por teléfono, dice Gerber. Los ojos deben estar al mismo nivel que la pantalla de la computadora o el teléfono inteligente, y los brazos al mismo nivel que el teclado, de modo que no se arquee el cuello ni se encorven los hombros.

A continuación, asegurate de incorporar pausas regulares de movimiento en tu día. Cada 20 minutos aproximadamente, ponete de pie, estirate, date una vuelta por tu casa u oficina o hacé lo que te guste.

Los estudios sugieren que el ejercicio regular también ayuda, sobre todo el entrenamiento de fuerza. “En mi opinión, el gimnasio y el ejercicio físico son la cura para estas dolencias”, dice Goldman. Cuanto más fuertes y flexibles sean los músculos, menos probable será que se sobrecarguen en el día a día.

Por último: esforzarse demasiado en el gimnasio puede provocar contracturas. Para evitar eso, hay que forzar los músculos progresivamente y aumentar gradualmente el ejercicio aeróbico, como correr.

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