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La alimentación saludable del futuro: cómo la ciencia prepara frutas y verduras resistentes al cambio climático

Alimentarse de manera segura y saludable será un desafío aún mayor que en la actualidad.

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En un futuro no muy lejano, habrá nuevas frutas y verduras para agregar a la dieta.
Foto: Flickr.

The New York Times
Quienes desarrollan plantas, por naturaleza, son pacientes. Pueden tardar años o décadas en perfeccionar una nueva variedad de fruta o verdura que tenga un mejor sabor, que pueda crecer más rápido o se conserve fresca durante más tiempo. Pero como ahora el clima está cada vez más errático, su trabajo se ha vuelto urgente.

Las inundaciones recientes hicieron que más de una tercera parte de las uvas de mesa en California se pudrieran en los viñedos. Con la abundancia de luz solar, las manzanas se queman. Además, algunas plagas que antes no les preocupaban a los agricultores ahora arrasan los campos de lechugas.

Ya es posible encontrar variedades nuevas en los mercados, mientras que otras todavía se encuentran en proceso. A continuación, presentamos algunas de las más prometedoras.

Cerezas a prueba de inviernos tibios

Para producir frutos, los cerezos necesitan periodos que los reproductores califican como horas frío: por lo menos el equivalente a un mes en horas acumuladas de temperaturas entre 0 y 7 grados. Si el invierno es muy templado, el florecimiento es errático y en algunas ocasiones no se logra el cultivo. Cada vez es más difícil que los cerezos tengan suficientes horas frío en algunas regiones. Una solución es el fruto en forma de corazón Cheery Cupid, de la empresa International Fruit Genetics. Estas nuevas cerezas solo necesitan alrededor de un tercio de la cantidad usual de clima frío.

Colifor con filtro UV

Cuando una coliflor madura, sus hojas verdes se abren y dejan expuesta la cabeza blanca, llamada cogollo. El cogollo es muy sensible a la luz del sol; si recibe demasiada luz solar, puede hacerse beige y mancharse, y así no se venderá en las tiendas de comestibles. Para evitar que eso ocurra, aproximadamente dos semanas antes de la cosecha, los agricultores doblan las hojas a mano para que cubran el cogollo, un método costoso y laborioso. Como alternativa, los criadores de productos vegetales desarrollaron la coliflor verdaderamente blanca Destinica. La Destinica es un ejemplo del grupo de coliflores amigables con el clima que han sido desarrolladas por Syngenta Vegetable Seeds, proyecto que forma parte de Syngenta, una empresa agrícola global con sede en Suiza.

Zanahorias a prueba de sal

Phil Simon, profesor de horticultura en la Universidad de Wisconsin-Madison, ha dedicado más de una década a tratar de producir una zanahoria cuyas semillas puedan germinar incluso en suelo salino, caliente y seco. En una sequía, no hay suficiente humedad para diluir las sales minerales en las aguas freáticas. Y resulta que las zanahorias no toleran la salinidad, en especial cuando acaban de brotar de las semillas y cuando faltan una o dos semanas para cosecharlas. Una idea es cruzar zanahorias comerciales dulces y anaranjadas con zanahorias silvestres capaces de soportar el calor, como una zanahoria blanca que Simon encontró a la orilla de un camino en Turquía, donde las temperaturas pueden superar los 38 grados Celsius.

Sin embargo, aclaró que perfeccionar esa combinación podría llevarles otros 10 o 15 años. Si lo logran, no será la primera zanahoria diseñada para efectos de sostenibilidad en un clima cambiante. En 2003 se desarrolló la Eskimo, una zanahoria de Nantes chata con huella de carbono reducida, diseñada para crecer bien en el invierno frío del norte de Europa.

Papas resistentes al calor

A las papas les gusta un suministro constante y moderado de agua y prefieren un clima fresco, pero las temperaturas están cambiando tan rápido que un conocido investigador escocés especializado en productos vegetales advirtió hace poco que la industria de la papa enfrenta una “amenaza existencial”.

Para contratacar, los investigadores de la Universidad de Maine, con fondos del Departamento de Agricultura y la industria de la papa en Estados Unidos, se han dedicado a estudiar América del Sur, donde el cultivo de la papa comenzó alrededor del año 8000 a. C., y variedades tolerantes al calor del sur de Estados Unidos para identificar características genéticas que puedan ayudar a que las papas sobrevivan a las condiciones de calor extremo e inundaciones.

También exploran opciones para combatir nuevas oleadas de plagas y enfermedades típicas en condiciones más húmedas y calientes. Una estrategia que se estudia en otros laboratorios es la creación de plantas cuyas hojas tengan más tricomas, lo que dificulta que los insectos puedan ir de un cultivo a otro.

Por lo menos se necesitarán cinco o seis años para tener listas papas rojas, russet o para freír, que puedan soportar el cambio climático y sean utilizadas por los agricultores, indicó Greg Porter, profesor de ecología y gestión de cultivos.

Paltas que usan menos agua

La marca Hass domina el bol del guacamole en Estados Unidos, pero en unos años la palta Luna UCR, una variedad nueva que causa menos desgaste al medioambiente y cuya creación ha llevado 50 años, podría darle batalla.

La palta Luna, de sabor suave como de frutos secos y quizá un poco más dulce que el Hass, según las personas que lo han probado, fue desarrollado por expertos de la Universidad de California, campus Riverside, donde se encuentra una de las mayores colecciones de material genético de paltas del mundo, en alianza con la empresa agrícola europea Eurosemillas S.A.

Los nuevos árboles son delgados, más bajos y de menor impacto ambiental. Utilizan menos agua, lo que es una gran ventaja porque esta fruta requiere mucha irrigación. Además, producen más frutos en menos terreno.

Manzanas que no se queman

Desarrollar con éxito una manzana nueva lleva tiempo, explicó Kate Evans, horticultora, productora de frutas y profesora de la Universidad Estatal de Washington. “Por lo regular toma 20 años”. Es una de las razones por las que Cosmic Crisp, una manzana desarrollada con conciencia del clima pues crece bien con poca luz solar, fue alabada luego de que ayudó a lanzarla al mercado en 2019. Esta variedad, que soporta muy bien el calor, ahora crece en 21 millones de árboles en el estado de Washington. Pero se desarrolló cuando todavía no eran tan evidentes los efectos del cambio climático.

Otras alternativas

Además de las frutas y verduras mencionadas en la nota principal, hay otros proyectos en desarrollo. Uno de ellos es conseguir melones que necesitan menos riego. La universidad, con financiación del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, presentó dos nuevos melones, el Supermelon y el Flavorific, con sistemas de raíces más profundas que pueden obtener más agua del suelo con miras a sobrevivir a las sequías.

En un laboratorio en Durham, Carolina del Norte, intentan diseñar moras sin espinas. Los científicos utilizan una tecnología de edición de genes llamada CRISPR para acelerar un trabajo que a los criadores tradicionales podría tomarles décadas (la edición de genes no es igual a la modificación genética, que consiste en tomar ADN de una especie e implantarlo en otra). Estos investigadores planean reforzar algunas características y eliminar otras, y así esperan crear más rápidamente cultivos que se desarrollen mejor en condiciones climáticas extremas. Los científicos creen que el próximo avance será producir unas moras sin semilla que puedan crecer en plantas compactas y sin espinas; además, se espera que necesiten menos terreno, agua y fertilizantes. Los nuevos arbustos también les facilitarán la recolección de la fruta a quienes trabajan en los campos.

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