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La historia de "El vendedor de ilusiones", el estreno de Netflix sobre fallido negocio millonario en Argentina

Subtitulada "El caso Generación Zoe", se estrena un documental argentino sobre un sonado caso real que incluyó criptomonedas, ambiciones, credulidad y obras de teatro; las menciones al presidente Milei.

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El vendedor de ilusiones.jpg
Leonardo Cositorto en El Vendedor de Ilusiones
Foto: Netflix

Guillermo Courau / La Nación (GDA)
Un pastor de las finanzas y encantador de serpientes, cientos de miles de incautos distribuidos en diferentes lugares del mundo y un nombre de solo tres letras: Zoe. El documental El vendedor de ilusiones: El caso de Generación Zoe, que llega hoy a Netflix, desgrana minuciosa y cronológicamente la creación, ascenso y caída de una ambiciosa plataforma financiera que le explotó en la cara, tanto a sus creadores como a sus financistas, gente común que soñó con brillantes y se despertó apretando fuerte espejitos de colores.

El 4 de abril de 2022, Leonardo Cositorto, creador y cerebro de Generación Zoefue detenido en República Dominicana. El CEO de la organización se estaba prófugodesde mediados de febrero. Hoy espera el juicio en un penal cordobés. De este modo se cerró un capítulo que había comenzado solo cinco años antes, cuando un nuevo esquema de negocios prometía dividendos exorbitantes en dólares, a partir del aporte de una determinada suma de dinero.

“Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”, dice el dicho. Pero aquellos que entregaron todos sus ahorros a Generación Zoe se pasaron de santos. Algunos, incluso, como el caso de Mirian, apenas si aceptaron la realidad cuando vieron a su mentor siendo sacado de su escondite por la policía.

Dice la damnificada en el documental: “Nos despertamos y ahí nos enteramos que Leonardo Cositorto había sido detenido en República Dominicana, y ahí abrimos grandes los ojos y dijimos: ‘Uau, ¿qué pasó?’. Y ahí caímos en que realmente estaba prófugo. Lo extraditaron a Argentina, vemos cómo lo traen, esposado, era otro hombre. No podíamos creer lo que estábamos viendo y ahí es como que se nos cayó el velo”.

Lo increíble es que al mismo tiempo que se preparaba para la fuga, Cositorto había lanzado un nuevo plan de recolección de incautos, que prometía un 110% de ganancia en cuatro meses. Y aunque la información que Zoe no tenía fondos para afrontar los pagos ya circulaba en redes sociales, quienes habían caído volvieron a caer. Dice Mirian en la película de Matías Gueilburt: “Era una manera de apoyar y de mostrar una cuota de confianza a la empresa, porque no tenían liquidez para poder hacer los pagos de las membresías. Y todos nos metimos, era la última oportunidad porque ,decían, ya no iba a haber otra”.

La candidez, producto del espejismo de multiplicar rápidamente los ahorros sin esfuerzo y por fuera de toda lógica razonable, dejó un tendal de gente afectada, que comenzó a perder la esperanza de que ese número mágico que veía crecer en sus billeteras virtuales, se materializara en sus manos. En El vendedor de ilusiones, los testimonios de los estafados se suceden y la sensación es mixta: una mezcla de empatía y a la vez de sorpresa por la ingenuidad de las justificaciones para aportar los ahorros de una vida a una causa fuera de su control.

El documental tiene como valor diferencial los testimonios del propio Cositorto que, evidentemente, no solo dio el visto bueno para su realización sino que se prestó a una entrevista donde, lejos de reconocer la causa que hoy lo tiene en prisión, redobla la apuesta y promete ir por más. También brinda su testimonio Maximiliano Batista, vicepresidente de la empresa y mano derecha del mandamás. Aunque mucho menos optimista y desafiante que su jefe, Batista toma distancia haciendo crítica y autocrítica de la gestión de Generación Zoe, y remarca sus diferencias con Cositorto. Tampoco aparece aquí un mensaje de mea culpa hacia todos aquellos que piden que les devuelvan su dinero. Se calcula que fueron alrededor de 350 estafas por un monto cercano a los 120 millones de dólares. Una suma demasiado alta para hacer oídos sordos.

Conforme avanza El vendedor de ilusiones, crece el deseo de ver hasta dónde llegaron los tentáculos de ese todopoderoso pulpo llamado Generación Zoe. Sin embargo, el documental eligió implosionar, circunscribiéndose a la empresa, sus víctimas y “victimarios”. Quedaron afuera -tal vez por decisión artística, tal vez por adecuar el producto al mercado internacional- aquellos coletazos que involucraron a figuras de la farándula argentina. Apenas, y sin mayor contexto, se puede adivinar un fragmento de la versión argentina de Polémica en el bar, uno de los tantos programas que se ocupó de la empresa de Cositorto, cuando su discurso era todo promesa.

De la mano del infausto destino de Zoe llegó el entramado de influencias, que se mantenían por fuera del holding de empresas que investigaba la justicia. La que mayor atención de los medios concitó fue la obra de teatro El juego, de Carlos Paz, con Diego Reinhold. Además de estar auspiciada por Zoe, la puesta presentaba el diferencial de regalar criptomonedas al espectador que superara un desafío en el escenario.

Cositorto y sus conceptos sobre Milei

A comienzos de este año, la causa fue elevada a juicio penal, mientras tanto, en todo este tiempo, Cositorto continuó intentando volver a ponerse de pie y salir adelante con otra idea “revolucionaria”; esta vez, en torno a la política. Y de las posibles opciones, con el espacio que se sintió más identificado fue con el de La Libertad Avanza. En marzo de 2023, proponía en una entrevista a Radio El Mundo: “Si Milei me acepta competir en las PASO con él, para mí sería un privilegio. Me va a ganar de manera aplastante, pero yo lo único que quiero es expresarme, porque no estoy proscripto”. La propuesta no fue escuchada.

En el documental de Netflix, Cositorto señala: “A los damnificados yo les puedo pedir perdón, pero les digo que a partir de junio de 2024, si me permiten trabajar, yo acá tengo un teléfono público, tengo capacidad porque no es la primera vez que me hice millonario, se las devuelvo en los próximos uno, dos o tres años”.

¿Vendedor de ilusiones o ídolo con pies de barro? Quedará encontrar la respuesta en aquellos que se adentren en las luces y las sombras de un trabajo de investigación rico en imágenes de archivo y testimonios, que revela más de lo que postula.

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