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Recontra especial

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El "Polilla" da una charla al plantel aurinegro. Foto: Francisco Flores.
Archivo El Pais

Con puntaje “de campeón”, aunque de los peores en cinco años, Peñarol juega frente a Boston River un partido aparte.

La derrota frente a Wanderers provocó en Peñarol un sacudón del mismo tenor que el nombre del Campeonato Uruguayo que se disputa en el breve lapso del segundo semestre del año: especial; por tres motivos: el momento que se produjo, quien lo causó o fue el detonante, y también el grado de fuerza que tuvo el estremecimiento dentro de la escala de valores que miden la dimensión de ese tipo de situaciones habituales en el fútbol cuando los resultados no son los deseados, y mucho menos los imaginados.

Espejo.

En cuanto al momento del temblor, lo singular es que se registró en la tercera fecha, cuando Peñarol tenía una sola derrota, un triunfo y un empate; y, desde que el Uruguayo Especial tiene las mismas 15 fechas de cada uno de los torneos cortos que se han disputado a partir de 1994, si se ponen los datos actuales frente a ese espejo se notará (ver tablas) que, si bien es cierto que con el 44% de puntos ganados en los tres partidos iniciales el Peñarol actual está penúltimo entre diez equipos aurinegros que participaron en los Apertura y Clausura jugados desde hace cinco años a esta parte, también lo es que en las dos ocasiones anteriores donde sacó igual porcentaje de unidades en el citado lapso…¡salió campeón de la media temporada!

Desde ese punto de vista, entonces, la situación del Peñarol que dirige Jorge Da Silva, al menos todavía, no parecería grave, o tanto; incluso si se tiene en cuenta que el Peñarol que obtuvo el 44% de los puntos en las tres primeras fechas del Torneo Apertura de 2012, por ejemplo, después lo ganó con 36, el segundo mejor puntaje —sólo superado por el Nacional del Apertura 2014— cosechado por los equipos que conquistaron los campeonatos cortos de los últimos cinco años.

Sin embargo, el diferencial esta vez es que en los anteriores casos tomados como referencia, el Uruguayo —propiamente dicho— tenía 30 fechas, con lo que a esta altura se había jugado el 10%, mientras que ahora el campeonato es tan "Especial" que ya se disputó el 20%: ¡la quinta parte!

Renuncia.

Ahí, entonces, es donde entra a tallar el segundo rasgo distintivo de la actual encrucijada: aunque ésta no constituiría una situación límite, y por lo tanto dramática, fue el entrenador —y no los dirigentes, como suele ser habitual cuando los resultados no son los deseados— quien renunció a su cargo; porque la realidad que se vivió en el vestuario local del "Campeón del Siglo" enseguida de terminado el partido contra Wanderers, no fue la que tomó estado público en primera instancia: "Polilla" no dejó entrever que se iba a tomar una horas para decidir si seguía y tampoco dio un paso más adelante poniendo el cargo a disposición; en forma verbal, manifestando lo mismo que un rato más tarde diría en la conferencia de prensa, pero en tono más cortante y con palabras mucho más gráficas, pues gritó "no me perdonan una, me tienen las p…. hinchadas, salí campeón hace tres partidos y ya me están puteando!", el entrenador dimitió, incluso casi en respuesta a lo que le dijo Juan Pedro Damiani cuando entró al camarín y lo saludó con un "¡arriba, Poli, se perdió un partido, nada más, hay que seguir adelante!"

Es más, tan fue así que —sorprendido— el presidente sólo atinó a decir: "¡No, Poli, no te vas a ir ahora…!"; pero no tuvo respuesta, lo que dio lugar a que el siempre componedor y diplomático Walter Pereyra, le aconsejara al entrenador: "Está bien, Jorge, estamos todos calientes por haber perdido, pero es un partido…¿por qué no vas, dormís, descansás bien y mañana hablamos?"

Interna.

Por eso, pues, es que el sacudón de la interna política aurinegra fue grande y se pudo medir por la también muy especial reacción que tuvo de parte de los distintos sectores que la componen, y que en la mayoría de los casos no tienen opiniones similares, y mucho menos unánimes: tanto el oficialismo afín al presidente, como los consejeros de "Sentimiento 1891" y del "Movimiento 2809", salieron a manifestar su respaldo a Da Silva; aunque más no fuera porque consideran que no se deben repetir experiencias anteriores de cambiar de entrenador en plena temporada.

Lamentable.

Así, entonces, en el contexto del desarrollo del Uruguayo Especial, de una situación mucho más especial porque se produjo cuando sólo —¿o ya?— se jugó la quinta parte del campeonato y después que el técnico renunciara sin que los dirigentes siquiera se lo insinuaran, sino al contrario, y luego de otra circunstancia "súper especial" como la que se registró el martes pasado en Los Aromos, en donde "Polilla" arremetió contra todos, incluidos los consejeros que dijeron que debía quedarse, lo que hizo que uno de ellos que había asistido a la concentración y estuvo presente en el encuentro entre el DT y los periodistas se fuera del lugar diciendo que "no lo entendí, sus declaraciones no fueron felices, me pareció lamentable", Peñarol va a jugar un partido recontra especial: el de mañana.

Tan es así, que desde el fin de semana pasado el grupo de consejeros —incluyendo Jorge Barrera, el delegado— afines a Juan Pedro Damiani tuvo que ponerse a trabajar en un tema que no tenía previsto en su agenda a esta altura del año: el sustituto de Da Silva si Peñarol pierde o empata ante un rival requete especial; no en vano hubo un contacto con el exterior, ayer Damiani dijo en Sport 890 dijo que "si se iba Polilla quedaba Curutchet", y hasta podría entrar a tallar un "tapado", de gran y extensa trayectoria, y muy renombrado.

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El "Polilla" da una charla al plantel aurinegro. Foto: Francisco Flores.

PEÑAROLJORGE SAVIA

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