LA CLAVE
Muy graves deben ser los problemas que hay en Brasil cuando un ministro (de Agricultura en este caso) desautoriza la palabra empeñada por el presidente de la República a otro presidente de otra República. Peor aún si se considera que son dos países vecinos y amigos. Eso exactamente fue lo que ocurrió con el presidente Temer y su anuncio al presidente Vázquez de que el problema de los lácteos estaba solucionado. Nunca fue cierto, las trabas siguen existiendo y Temer no cumplió su palabra.