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El combustible de barcos y aviones

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"Pasito a pasito” repetía aquel hit italiano del verano. Esas palabras han sido las del ahora senador del Frente Amplio, Mario Bergara, alto jerarca de la administración frentista, escandalizado ante una supuesta maniobra del gobierno de coalición.

Y la verdad es que en nuestro querido Uruguay es muy difícil hacer reformas, avanzar, modernizarse y dejar atrás los lastres que llevamos, a no ser que se hagan lentamente, muy lentamente. Y no hablamos solo de la férrea oposición que ha practicado desde siempre el partido de Bergara estando en la vereda de enfrente. Ya sea antes o en el correr de este año.

Con buen criterio, el Ejecutivo impulsa la dinamización de la actividad económica en puertos y aeropuertos. Con ese fin se incluyó en la ley de Presupuesto a votarse en estos días, el articulado que permite la liberalización de la venta de combustibles para barcos y aviones. Se acaba entonces con el monopolio (¡ANATEMA!) de Ancap en esta área.

En la Comisión de Presupuesto y Hacienda fue apoyado por toda la coalición el artículo que incluye a los aeropuertos, el cual no figuraba en el texto aprobado en la Cámara de Diputados que desmonopoliza el suministro de los carburantes a los buques. Se trata de temas que la mayoría desconoce si no está relacionado directa o indirectamente con el tráfico marítimo. Porque de no ser así ¿quién sabe lo que es el “bunkering”? Pues ahora ha salido a la luz, junto a otras precisiones. Sobresale con mayúsculas una afirmación del ministro Omar Paganini ; el país está regalando una jugosa parte de este “bunkering”. O sea, el mercado del fueloil para las embarcaciones. Este inflamable es el utilizado para hacer navegar a los navíos y hacer volar a los aviones. Se trata de un subproducto de la refinación de petróleo que lleva a cabo Ancap, si bien el cometido del Ente es la producción para la industria y el transporte interno.

Con la actual utilización de crudos más livianos Uruguay procesa una mucho menor cantidad de fueloil. Ancap se ha ido retirando de este negocio desde el 2010 y ha preferido venderle a las pasteras, UPM y Montes del Plata. Son contratos que le aportan seguridad de precio y estabilidad de suministro. De producir 300 000 metros cúbicos en el 2010, pasó a 70 000 metros cúbicos el año pasado. Para Ancap se trata de un negocio secundario y lo equivocado es que se estén desperdiciando oportunidades para el puerto. Cuyos muelles se están mejorando y se profundiza su calado a 14 mts. No potenciar su estratégica ubicación a la entrada de la cuenca del Río de la Plata ni sus condiciones naturales, tanto más ventajosas que las de nuestros vecinos de la otra orilla, es un error.

El Estado podrá dejar de subsidiar el jet fuel, con tal de que Uruguay no se caiga totalmente del mapa, tal como nos lo hace sentir la cantidad de firmas que han eliminado a nuestro país de su ruta. Creatividad e inteligencia, indispensables para romper con ataduras.

Como el fueloil que proviene de Ancap es escaso y se vende a las plantas de celulosa, los buques esquivan a Montevideo. Se pierde entonces ese comercio que sumaría al quehacer portuario y a la cadena derivada de una actividad semejante, mientras nos convertimos en un lugar de segundo orden, con baja competitividad. Para revertir esta situación es conveniente que el monopolio de Ancap, instaurado por ley, ochenta y nueve años atrás, en 1931, deje de regir en el puerto de Montevideo o en cualquier otro de su propiedad u operado por la ANP. En la actualidad, los navíos cargan el carburante en el superpuerto próximo a Casino, en Brasil, en el de Buenos Aires, o se abastecen en el río por el sistema buque a buque, pero desde Buenos Aires y no desde Montevideo. La idea del gobierno ha sido habilitar que particulares se interesen en este negocio. Permitirles traer y almacenar el combustible en Montevideo para luego abastecer a sus clientes. Sumar este nuevo giro de actividad y de servicios, que los barcos empiecen a venir a repostar en nuestro puerto o en nuestras aguas, en vez de irse a otro lado, lo cual aumenta sus costos y sus tiempos. A la vez, este hecho no quiere decir que Ancap si tiene fueloil, no pueda intervenir y lo hará con ventaja logística. El directorio aprobó convocar a un llamado abierto para que privados conecten la refinería de La Teja con el puerto por una cañería, así como la instalación de una estación de suministro.

Por otro lado, con la liberación del comercio del jet fuel aeroportuario, el Ejecutivo avizora una reactivación de la actividad aeronáutica, (pandemia aparte) a partir de la competencia privada que habrá de desembocar en una disminución del precio del combustible. Y de paso, el Estado (y todos nosotros) podrá dejar de lado la política de subsidiar el carburante, con tal de que Uruguay no se caiga totalmente del mapa, tal como nos lo hace sentir la cantidad de firmas que han eliminado a nuestro país de su ruta. Creatividad e inteligencia, son indispensables para romper ataduras perniciosas.

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