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Incendio de Notre Dame

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@|Luego del incendio de Notre Dame de París, rápidamente el gobierno francés salió a los medios a decir que se trató de un incendio no intencional, como consecuencia de los trabajos de restauración que se estaban llevando a cabo en la estructura.

Sin embargo, no han tenido la misma difusión otras hipótesis que consideran la intencionalidad del siniestro en base a una serie de hechos, entre ellos que se produjo fuera de horario laboral; en Francia y en el sector de la construcción, la jornada laboral no se prolonga más allá de las 17:30. El incendio, según todos los testimonios, se inició mucho más tarde, a las 18:50. 

Hace tan solo un mes, la iglesia parisina de Saint-Sulpice, construida en el siglo XVII y sede de filmación de la película El Código Da Vinci, sufrió un incendio que todavía es investigado por la policía, ante las sospechas de un posible origen intencional. Pero el fuego en Saint-Sulpice no es lo único que despierta suspicacias en los parisinos. En esa misma semana, otras 12 iglesias francesas fueron vandalizadas. 

Sorprende el carácter aparentemente espontáneo y aislado de estos ataques, y que hayan coincidido todos en una misma semana. Quizás la verdad de lo ocurrido no se sepa jamás. 

La proximidad de las elecciones europeas y la polémica existente por las políticas de inmigración alientan al ocultamiento o soslayo de la posibilidad que sean atentados de grupos islámicos radicales llevando adelante su yihad. Inmediatamente conocida la tragedia de Notre Dame, un grupo de personas e instituciones adineradas ofrecieron una cuantiosa suma de dinero del orden de los ochocientos millones de euros para la restauración de tan emblemático edificio, símbolo cultural y religioso de la civilización occidental judeocristiana. 

Aquella donación ha sido criticada considerándola demasiado abultada, sin embargo el simbolismo de la restauración es el demostrarles a los terroristas que la voluntad de nuestra civilización permanece intacta y que ninguna acción, por atroz que sea, la doblegará. 

“La mayor gloria no es no caer nunca, sino levantarse siempre”, Nelson Mandela.

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