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Crece la amenaza de China a Taiwán

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CLAUDIO FANTINI
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Octubre empezó con una escalada de exhibicionismo bélico que confirma la nueva confrontación Este-Oeste. Al lugar que ocupaba Rusia ahora lo ocupa China. Las próximas décadas dirán si esta guerra también se mantiene fría.

Hasta ahora había sido capoeira. Los brazos y las piernas del poder militar chino danzaron movimientos guerreros en torno a Taiwán, sin acercarse demasiado ni excederse en agresividad. Pero en los últimos años esa danza con aspecto de arte marcial incrementó gradualmente su carácter amenazante. Y al cumplirse 72 años del día que Mao Tse-tung proclamó la República Popular China, el capoeira chino trazó con sus movimientos aéreos un mensaje aterrador: la isla volverá, inexorablemente, a la soberanía china.

No puede leerse de otro modo la incursión de 39 aviones militares de Pekín en lo que Taiwán considera su “Zona de Defensa Aérea”, un área que comienza en los confines del espacio aéreo territorial de la isla donde se refugiaron el líder nacionalista Chiang Kai-shek y el ejército del Kuomintang cuando perdieron, hace 72 años, la guerra contra los comunistas en el territorio continental.

Desde hace un año se han vuelto habituales los vuelos provocadores, pero en esta oportunidad un nutrido escuadrón integrado por J-16, Su-30 y bombarderos H-6, que pueden portar armas nucleares, llevó a Taiwán lo que empieza a tomar forma de ultimátum.

Ocurre que al frente del gigante asiático ya no hay líderes como Jiang Zemin y Hu Jintao, que mantenían la presión diplomática pero eran moderados en la gesticulación militar sobre la isla. Ahora, al frente de China hay un presidente mucho más poderoso que sus antecesores, con excepción de Mao pero con un poderío económico y militar que el creador del Estado comunista no habrá siquiera imaginado.

Xi Jinping acumuló suficiente poder político como para que sus provocaciones a Taiwán sean tomadas en serio. Por eso, las fuerzas armadas taiwanesas respondieron enviando un escuadrón de cazas a hacerse ver por los bombarderos chinos. También exhibió un poderoso buque de fabricación propia al que llaman “asesino de portaviones”, además de otras cinco naves de guerra dotadas de misiles supersónicos y subsónicos, lanzaderas de torpedos y los poderosos proyectiles Hsiung Feng III.

Imponiendo las leyes de seguridad en Hong Kong y reprimiendo las protestas de los jóvenes que no quieren someterse al dictat de Pekín, Xi Jinping ya mostró que está dispuesto a imponer la voluntad china quebrando resistencias internas y externas.

La construcción de islas artificiales en el Mar Meridional, creando espacios para instalar bases y pistas para aviones, es la señal que acompaña una decisión expansionista con las decisiones militares que dan señales de determinación a los demás países a los que está planteando disputas de soberanía sobre áreas marinas.

Después de ver como China dejó de lado el acuerdo con Gran Bretaña que transfirió la soberanía de Hong Kong, y como aplastó con brutalidad las manifestaciones sin que importe el “qué dirán” internacional, Taiwán sabe donde terminarían los acuerdos si negociara una reunificación.

El poderoso Xi Jinping ya demostró que está dispuesto a imponer la voluntad china, quebrando resistencias. Y a renglón seguido, mientras incrementa la presión sobre aguas territoriales de Vietnam, Filipinas y Malasia en el Mar Meridional, va convirtiendo su capoeira con Taiwán en un mensaje amenazante.

En la década del 70, Mao y Chou En-lai lograron que Nixon y Kissinger aceptaran quitarle el asiento en Naciones Unidas y también el nombre a la hasta entonces llamada República China, o China Nacionalista. A partir de Deng Xiaoping, la presión diplomática sobre lo que Pekín considera una “provincia china en rebeldía” nunca excedió los límites tras los cuales comienzan las escaladas militares. Pero Xi Jiping encarna un liderazgo diferente.

Por eso Joe Biden acordó con el británico Boris Johnson y el australiano Scott Morrison una alianza de contención a China que evoca a la SEATO (Organización del Tratado del Sud Este Asiático), alianza regional de defensa que actuó como cordón sanitario entre 1955 y 1977.

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