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La situación entre los bancos y las fintechs en Uruguay, ¿"romance" o desconfianza?

Antagónicos hace pocos años, estos dos jugadores hoy apuestan más a la suma de sinergias.

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Centro. Las fintech cambiaron el modelo de negocio financiero, a futuro todo se hará a distancia y desde donde el usuario lo desee.

En un ambiente distendido de un bar de Montevideo, en la tardecita del jueves, se llevó a cabo el encuentro “CUTI Connect. Fintech y Bancos: un romance digital en tiempos de innovación”, organizado por la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI).

El sugestivo título fue acorde al mensaje de que las fintech y los bancos deben colaborar entre sí para que se desarrolle el sistema financiero en el país, y dejar de lado el estar en compartimentos distintos del negocio como se ha hecho, en gran parte, hasta ahora.

“Ni las fintech desaparecimos, ni los bancos son unos dinosaurios”, dijo en determinado momento Amilcar Perea, directivo de CUTI y moderador del evento, quien planteó una novedosa dinámica a los expositores: les pidió que hablaran como si pertenecieran a un rubro diferente, en una especie de definiciones cruzadas, y luego les propuso exponer como si estuvieran en el año 2030.

Participaron Diego Labat, presidente del Banco Central (BCU); Salvador Ferrer, presidente del Banco República (BROU); Bárbara Mainzer, directora ejecutiva de la Asociación de Bancos Privados (ABPU); y Patricia Blanco, country head de Mercado Pago, ante una audiencia mayoritariamente de empresarios y jóvenes emprendedores tecnológicos.

Lo cierto es que los bancos y las fintech están cada vez más dando pasos de colaboración mutua en todo el mundo, pero en Uruguay todavía están lejos del “romance” al que evoca CUTI.

“El regulador (BCU) tiene que ser garantía de que las cosas mejoren. Si la industria no logra dar el salto (de calidad de infraestructura y servicios financieros), lo tiene que hacer el regulador u otro organismo del Estado, porque así va a pasar en el mundo para el ecosistema evolucione”, afirmó Labat.

A su entender, para que el ecosistema evolucione, Uruguay debería mirar más al exterior. “Hay bancos afuera que tienen nodos (de innovación tecnológica), hay que ver qué están haciendo, no queramos inventar la rueda”, dijo.

Mainzer destacó que las fintech tienen para aportar a la banca tradicional su ágil manejo de los tiempos en los servicios y los bajos costos que tienen (piénsese en los pagos online y transferencias), mientras que los bancos pueden aportarles solidez, reputación y clientes. “Se complementa, son socios naturales”, agregó.

Al referirse a la “enorme” transformación del sistema financiero mundial, la representante de ABPU bajó un cable a tierra: “La transformación digital se está dando en todos los sectores de la actividad, pero el financiero tiene más regulaciones y los más altos costos”, afirmó. En esa línea, mencionó que el aporte patronal de los bancos privados (contanto la Prestación Complementaria Patronal) llegó al 47% y que la negociación laboral también le está resultando “costosísima” al sector.

“En la crisis financiera de Estados Unidos, no vimos a nadie en las puertas de los bancos, sino a todos apretando teclas”, afirmó al mostrar que solo los bancos que entiendan que deben ser empresas tecnológicas van a salir adelante.

Ferrer, por su parte, explicó que actualmente el BROU cuenta con plataformas digitales a la vanguardia como otros bancos en el mercado local, pero “no era así hace dos años”.

El presidente del BROU visualizó un futuro con transferencias de bajo valor para el cliente, o directamente gratuitas, y consideró que ya se está trabajando en esa dirección.

No obstante, es claro que existen pendientes o barreras en los sistemas de pagos; basta pensar en el actual modelo de comisiones de las tarjetas de crédito.

“El BROU tiene 1,6 millones de clientes, por lo tanto tiene la responsabilidad en aportar soluciones de pago al sistema. El 90% de las interacciones con los bancos son los pagos”, afirmó. El BROU, si bien está en medio de la competencia, no quiere desarrollar “respuestas cerradas”, sino sinergias, actuando más como “banco país”, afirmó.

Recordó en ese sentido la alianza que el BROU estableció con Antel durante la pandemia, o el acuerdo con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), para mejorar la experiencia de pagos y del cliente, entre otras iniciativas abiertas a otros players.

Rol del regulador

Uno de los platos fuertes del evento fue la visión de Labat sobre el rol de BCU. Observó que en servicios financieros masivos, los proveedores tienen la necesidad de “ir por todo”, y que por ello se requiere más interoperabilidad entre los actores del mercado. “Cada vez se va menos por los nichos. Las instituciones tienen negocios rentables y no tan rentables, eso es porque hay que estar en todo”, explicó.

En ese contexto, el rol del regulador es asegurar que el ecosistema esté asentado en bases sólidas (solvencia financiera, en cuestiones técnicas y demás), sin que se rompa la innovación, pero también que se desarrolle.

El BCU ha ido evolucionando en los últimos tres años -afirmó- al procurar mirar más funciones.

Apuntó que no se trata de tildar en cajitas o check list el cumplimiento o no de requerimientos que controla, sino que existen las funciones vinculadas al acceso al sistema, transferencia de activos, monitoreo de riesgos, e información. “El regulador se maneja cada vez más con normas menos detallistas y una supervisión más fuerte y con más conocimiento del negocio. Más que tildar, tiene que hacer que el sistema funcione”, explicó.

Caso disruptor

Mercado Pago fue reconocido por todos los ponentes como un actor disruptor en la región. Blanco aclaró que ésto se logró, precisamente, en forma colaborativa con los bancos, reguladores y otras empresas en cada país.

De esa manera, Mercado Pago fue expandiendo sus servicios. Actualmente ofrece seguros para accidentes de trabajo y seguros de vida a trabajadores independientes en Argentina. Asimismo está llegando a emprendedores que, poco tiempo atrás, estaban muy arraigados al efectivo.

El objetivo es acceder a más gente con innovaciones constantes y lograr más profundidad en los servicios.

Deudores, BHU, Caja Bancaria y otros temas

Al margen del evento, El País consultó al presidente del Banco República (BROU), Salvador Ferrer, sobre el proyecto de ley de deudores del Banco Hipotecario (BHU), quien respondió: “Ese es un proyecto con dos componentes. En lo que doy opinión es en lo que tiene que ver con una eventual fusión de la banca pública, convencido de que las sinergias que se generarían serían una oportunidad para los uruguayos, que no solo como clientes sino como dueños de las dos entidades (BROU, BHU), pueden sacarle más provecho a una banca fusionada”.

“Desde mi punto de vista, los clientes se verán potenciados, porque hoy el modelo bancario (a nivel global) es una banca universal que provee todos los servicios, y en el caso uruguayo tenemos la banca pública con un banco que ofrece todos los servicios menos el crédito hipotecario (el BROU), y otro que ofrece el crédito hipotecario pero no el resto de los servicios (el BHU). La fusión es una oportunidad para el cliente de acceder a una banca más completa”, reafirmó.

Ferrer prefirió no hablar sobre la parte específica de los deudores u otros aspectos afines que todavía están en discusión a nivel parlamentario y que han tomado aristas “bastante politizadas”, según afirmó.

En relación a cómo ve el BROU las soluciones que se manejan ante la situación Caja Bancaria, con sus reservas prácticamente agotadas (las posibles soluciones abarcan vender un patrimonio forestal propiedad de esa caja, emitir un bono o fideicomiso, retener el IASS, prestaciones complementarias, aumento de las tasas, préstamos, entre otras opciones), Ferrer afirmó que es un tema que vienen siguiendo con mucha atención en el BROU.

“Hay una mesa conformada entre todas las partes: trabajadores, banca, gobierno y la propia Caja Bancaria, que van dando pasos para llegar a un tipo de acuerdo para sacar alguna solución adelante. Pero son cosas en las que hay que tener paciencia y no hablar demasiado para que los grupos trabajen”, afirmó. No obstante, agregó que los plazos para encontrar una solución deberían ser cortos, porque más allá del próximo octubre no se pueden hacer modificaciones legales a temas previsionales. “Pienso que a principios de agosto tendremos novedades sobre estos temas. Si no es así, vamos a tener un escenario más complicado. Pero mantengo el optimismo de que ese acuerdo se alcance”, afirmó.

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