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Encuesta de Expectativas Económicas de El País: ¿Cuál es la economía que se viene en 2024?

En una nueva edición de la Encuesta de Expectativas Económicas que realiza El País, 11 analistas respondieron qué se puede esperar sobre el crecimiento económico, la inflación, el desempleo, el déficit y el dólar en 2024.

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Encuesta de Expectativas Económicas de El País.
Encuesta de Expectativas Económicas de El País.
Foto: Estefanía Leal/El País.

La economía uruguaya llega al año 2024 con una actividad económica que comenzó a abandonar los impactos negativos de la sequía en su tercer trimestre y con expectativas de cerrar 2023 con un crecimiento magro. Sin embargo, las perspectivas para el año que comienza parecen ser más optimistas, aunque con desafíos para atender a nivel local, como aquellos propuestos por el contexto internacional y regional.

En una nueva edición de la Encuesta de Expectativas Económicas que realiza El País, 11 analistas respondieron qué se puede esperar sobre el crecimiento económico, la inflación, el desempleo, el déficit y el dólar el año próximo (ver aparte). También analizaron cuáles serán los principales riesgos que enfrentará el gobierno en este año .

Según el economista senior de Banco Itaú para Cono Sur, Diego Ciongo, los principales desafíos para el año que viene son “reducir el déficit fiscal, mantener la inflación en los niveles actuales y profundizar la agenda de apertura comercial fuera del Mercosur”.

En cuanto a los desafíos de carácter interno, Marcelo Sibille, de KPMG, señaló que el alza esperada del Producto Interno Bruto (PIB) será en buena medida impulsada por rebote estadístico tras el estancamiento sufrido en 2023, pero la tasa de crecimiento genuino y tendencial continúa baja. “Con lo cual, el desafío a nivel estructural sigue siendo aumentar la productividad y el stock de capital con mayores flujos de inversión privada”, afirmó.

“En lo inmediato, el mayor desafío lo vemos en el plano fiscal con un déficit por encima de lo deseado. El 2024 será el primer año electoral con la nueva institucionalidad fiscal en curso, y es muy importante que se puedan cumplir las metas fiscales trazadas, considerando el sesgo expansivo que suele tener la política fiscal en los años de elecciones”, agregó.

Por su parte, Soledad Castagna, de Equipos Consultores, también destacó como uno de los principales desafíos a la situación fiscal y que esta se mantenga controlada dentro de los límites de la regla fiscal.

En esta línea, argumentó que son dos los motivos por los que ven este desafío. El primero, es que se trata del primer año electoral en el que se emplea esta regla fiscal y “habitualmente hay un deterioro en esos años”. En segundo lugar, dijo que “no se trata solo de cumplir la regla sino además continuar con los históricamente bajos niveles de riesgo país y calificaciones soberanas relativamente altas”.

Juan Ignacio Fernández del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), ve como desafío “la alta probabilidad de no alcanzar la meta” de reducir el déficit fiscal. “Con un crecimiento virtualmente nulo en 2023 y un magro crecimiento en 2024, el ratio deuda/PIB al finalizar 2024 habrá sufrido un deterioro respecto de 2019”, agregó.

Además, destacó la persistencia de la inflación, según sus proyecciones, en niveles superiores al rango meta del Banco Central, fijado en entre 3% y 6%.

Otros de los desafíos señalados se relacionan con el mercado laboral. Por ejemplo, Pablo Moya de Oikos, destacó como desafíos para 2024:“mejorar la competitividad y reducir el desempleo”.

Por su parte, Deborah Eilender, del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), hizo foco en “mantener los niveles récord en valores absolutos de empleo y las altas tasas, tanto de empleo como actividad”. En esta línea, afirmó que “va a depender, en parte, de la dinámica de los salarios reales en relación al crecimiento de la economía. Cuando los salarios reales crecen muy por encima de la productividad del trabajo, el ajuste se da por empleo, como sucedió en el quinquenio 2015 - 2019”.

Del mismo modo, Giuliano Cantisani, de CPAFerrere, señaló que el mercado laboral será “fuente de preocupación”, debido a que se ve “cierto deterioro” en los últimos meses. A esto, agregó que “la mayor parte del empleo creado en 2023 ha sido empleo informal” y que “para 2024, en un contexto de crecimiento relativamente bajo y de suba del salario real, será difícil sostener los niveles y la calidad del empleo”.

A su vez, destacó desafíos en el frente fiscal y “la tensión entre competitividad e inflación. La política monetaria consiguió reducir la inflación, pero las expectativas se mantienen por fuera del rango meta”. En ese sentido, agregó que las futuras decisiones en materia de política monetaria serán clave para anclar las expectativas o consolidar un escenario en que la inflación rebote. En tanto, sostuvo que mantener una política monetaria rígida podría comprometer aún más la competitividad.

Por su parte, Ramón Pampin de PwC, dijo que el desafío está en “sostener una actividad dinámica con exportaciones que enfrentan un mundo en un ciclo bajista —tensionado por la guerra y por una China deprimida— y con un consumo privado que enfrentan un filtro vía gastos en turismo (son importaciones de servicios)”. Mientras tanto, señaló como factor clave para la dinámica interna, que el mercado de trabajo “va a empujar más del lado del salario real que del empleo formal”.

Respecto a los desafíos ligados con el exterior , Cantisani, Sibille y Fernández, también señalaron el impacto de Argentina sobre Uruguay, particularmente en lo vinculado al turismo y al sector comercio y servicios.

Del mismo modo, Florencia Carriquiry, de Exante, señaló que la “persistencia de muy malos niveles de competitividad supone un desafío creciente para la economía uruguaya”.

Además, Carriquiry agregó que en 2023, la “principal manifestación” de los malos niveles de competitividad, “fue el fuerte desvío de consumo hacia Argentina, pero más allá de los muy malos precios relativos con el país vecino (que podrían mejorar en 2024), Uruguay está extraordinariamente caro hoy frente a la mayoría de las referencias relevantes (Brasil, Europa o China, entre otros)”.

Por esto, sostuvo que en 2024 “tendremos algunos impulsos que seguramente permitirán recuperar un mayor ritmo de crecimiento (rebote pos sequía y mayor producción de celulosa), pero en la medida que esta situación de precios relativos tan desfavorable perdure en el tiempo, los riesgos para la actividad económica y el empleo se harán cada vez más significativos”.

Por otro lado, Sofía Harguindeguy, de Grant Thornton, opinó que el principal desafío para la economía uruguaya, durante el año que viene, “proviene de un escenario internacional que muestra una desaceleración en el nivel de actividad. Asimismo, a nivel regional, desde Argentina, y no así de Brasil, se anticipa un panorama recesivo, con incertidumbre respecto al efecto que tendrán el paquete de medidas económicas del nuevo gobierno”.

Por su parte, el economista de Vixión Consultores, Aldo Lema, sostuvo que el principal desafío de la economía uruguaya durante 2024 es consolidar la reactivación que comenzó desde mediados de 2023. “Si bien seguirá siendo afectada negativamente por Argentina, ese impacto será menor porque dicho país se está encareciendo rápidamente en dólares”, agregó.

A su vez, señaló que ayudarán las condiciones financieras menos restrictivas desde Estados Unidos, mientras que a nivel local habrá “impulsos” asociados a las mejores condiciones climáticas, la mayor producción de celulosa y el reinicio de las actividades de la refinería de Ancap.

Previsión: PIB, dólar, desempleo, déficit e inflación

Las proyecciones de los analistas que participaron de la Encuesta de Expectativas Económicas de El País, marcan que la economía tendrá un crecimiento, en 2024, superior al que se vería al cierre de 2023.

Sobre la inflación, la mayoría de los analistas esperan que suba y se sitúe en el techo o encima del rango meta.

Respecto al tipo de cambio, prevén que el dólar cerrará el año por encima de los $ 40.

¿Qué dicen los números?La estimación de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en mediana (se ordenan las 11 respuestas de menor a mayor y se toma la del centro) es de 3,3%. Eso está por debajo del 3,7% que proyectó el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en la Rendición de Cuentas. La previsión mínima es de Juan Ignacio Fernández con 2,3% y la máxima es de Marcelo Sibille con 4,1%. A su vez, Aldo Lema y Diego Ciongo, prevén que el indicador se encontrará entre 3-5% y 3-4% respectivamente.

En cuanto al déficit fiscal, en mediana los 11 analistas consultados estiman que será de 3,5% del PIB, quitando el “efecto cincuentones”. La proyección de mínima es de Ciongo que estima un rojo de las cuentas públicas de 2,7% del PIB y la máxima de Pablo Moya que prevé un déficit de 4,4% del PIB. El MEF tiene una meta de déficit de 2,7% del PIB para 2024. A su vez, Lema prevé que el indicador se encontrará entre 3% y 4%.

Respecto al mercado laboral, los economistas prevén que el mercado laboral puede tener un deterioro, pese al repunte visto en 2023. En mediana, estiman que el desempleo en el promedio de 2024 será de 8,25% de la Población Económicamente Activa, con proyecciones que van de 7,8%(Sibille) a 8,7%(Carriquiry y Cantisani). A su vez, Lema prevé que el indicador se encontrará entre 8% y 9%-

Por su parte, la gran mayoría de los analistas cree que la inflación volverá a cerrar el año en el techo o fuera de la meta del gobierno de entre 3% y 6%, presentando una suba respecto al 4,96% cerrado a 12 meses en noviembre de 2023 (últimos datos presentados). La estimación en mediana es que la suba de precios del consumo en 2024 será de 6,2%. La estimación de mínima es de Sibille que prevé una inflación de 5,5% y la de máxima es de Fernández que proyecta una suba de precios de 7%. Lema prevé que se situará entre 5% y 6%. En tanto, el gobierno espera que la suba de precios sea de 5,8% al finalizar 2024.

Respecto al dólar, la gran mayoría de los encuestados prevé que siga al alza en términos nominales. Así, la estimación en mediana para el tipo de cambio a fin de 2024 es de $ 41,50. Fernández es el que estima el nivel más bajo del dólar al cierre de 2024 con $ 40,45 y Eilender es quien proyecta al billete verde más arriba a fin de año con $ 44. Por su parte, Lema prevé que estará entre $40 y $ 43.

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