En el mundo actual, donde el cambio es la constante, se hace importante formar a los niños y jóvenes para que sean ciudadanos capaces de afrontar las distintas circunstancias que se les presenten, tanto en su vida personal como profesional. Según Carolina Abuchalja, magíster en educación y directora de Edu School – instituición que este 2023 cumple 16 años de trayectoria educativa–, la conformación de las competencias imprescindibles para “ser y estar” en el siglo XXI, son una de las metas de esta institución educativa.

La directora señala que la gestión de las emociones tiene peso en la formación de los niños y jóvenes. “Para aprender es necesario estar bien emocionalmente”, afirma. En ese sentido la institución, que tiene más de 800 alumnos, ha priorizado este aspecto desde sus inicios, y lo ha fortalecido aún más con la aparición de la pandemia, la cual, cuenta, dejó secuelas muy importantes en los estudiantes. Por eso, buscaron complementar sus equipos de psicólogos con especialistas y así tratar problemas con la alimentación, bullying y trastornos depresivos. Un trabajo que, además, no fue hecho únicamente con los estudiantes, sino también con sus padres y los docentes de la institución, ya que entienden que la problemática debe ser abordada por todos los actores educativos.

Este mes comenzará a implementarse la reforma de bachillerato en Secundaria y UTU. Este plan -organizado en ciclos y tramos en lugar de años - propone un cambio de enfoque para que los años lectivos ya no funcionen de manera compartimentada, sino que las asignaturas y los docentes cooperen entre sí. Sin embargo, temas como la forma de evaluación y las nuevas asignaturas son puntos que aún ocasionan dudas y temores. Así, trabajar estos cambios de manera horizontal, informada y, sobre todo, sensible con los alumnos y sus familias es uno de los propósitos de la institución. Para eso, propone hacerlo desde la gestión acertada de las emociones.

Para Abuchalja algunas actividades de aprendizaje emocional son imprescindibles para implementar esta metodología en clase. En ese sentido, la magistrada explica algunos de los pasos de esta metodología que aplica en la institución.

Conciencia corporal: “El cuerpo está conectado con nuestra mente por lo que nos envía mucha información al cerebro y a la inversa. De hecho, gran parte de las emociones que sentimos empiezan en el cuerpo, por eso debemos aprender a escucharlo para saber cómo nos sentimos realmente”, comenta.

“Para saber cómo estamos debemos saber descifrar cómo nos sentimos y esto debemos trabajarlo en clase. Hacerle entender a los alumnos qué significa ‘tengo mariposas en el estómago’, ‘tengo un agujero en el estómago’, ‘estoy temblando/sudando de los nervios’, ‘me duele la cabeza de tanto pensar’. Estas son algunas formas de que los alumnos empiecen a entender cómo el cuerpo está conectado con la mente y que, todo lo que tienen que hacer para saber cómo se sienten, es escuchar a su cuerpo”, señala.

Foto: Edu School

Ayudar a crear calma: “Es importante aprender a relajarnos”, afirma. “El cuerpo y la mente están relacionados y por eso el estado emocional puede cambiarse para mejor cuando estamos nerviosos, pero, ¿cómo enseñar eso a los alumnos? A través de la relajación. Hacer 5 respiraciones lentas y profundas para calmarse y que revisen cómo se siente el cuerpo antes y después. A través del movimiento. Saltar (moverse) para liberar emociones, conduce a la calma”, indica Abuchalja.

Gama de emociones: “Otro punto fundamental es dar espacio para la expresión de emociones”, informa. “Son muchas las emociones positivas y negativas que podemos experimentar a lo largo de nuestra vida. Por eso, en clase es conveniente expresar y poner nombre a cada una de las emociones para que los niños aprendan a diferenciarlas. Una actividad interesante para hacer es que algunos alumnos expresen emociones y los demás alumnos las tengan que adivinar. Si empiezan a ser conscientes de las emociones, podrán tener más conocimiento de ellas y saber cómo se sienten a cada momento”, finaliza.