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Brasil en el fin del “socialismo”

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Foto: AFP

Cambio histórico

Bolsonaro defendió los “valores” de la familia y prometió combatir la “ideología de género” y la “corrección política”.

El militar retirado Jair Messias Bolsonaro, de 63 años, se convirtió ayer en el primer presidente ultraderechista de Brasil desde el fin de la dictadura. En su discurso inaugural, reafirmó su compromiso con el “rescate de los valores” conservadores de la sociedad, una economía de libre mercado y una política exterior “libre de ideologías”.

“Este día es el día en el que el pueblo empezó liberarse del socialismo y de la corrección política y el estado sobredimensionado”, dijo luego de recibir la banda presidencial del saliente Michel Temer y ante más de 115.000 brasileños que asistieron a una blindada la ceremonia de cambio de mando en Brasilia.

El capitán de la reserva del Ejército, que ganó las elecciones de octubre pasado con 55% y hoy tiene una aprobación del 65%, tomó posesión de su cargo en una ceremonia realizada en el Congreso y luego en la Presidencia, el Palacio de Planalto.

A diferencia de sus antecesores, que dedicaron cerca de una hora al primer discurso tras jurar en el Congreso, a Bolsonaro le bastaron solamente 10 minutos para delinear las claves del Gobierno que ejercerá hasta el 1 de enero de 2023.

Ante los legisladores, destacó sus desafíos en lo económico: se comprometió a impulsar reformas estructurales que permitan acabar con un crónico déficit fiscal con recetas liberales y con una especial atención al sector agropecuario, que es el “sostén” de la economía nacional.

Bolsonaro juró como presidente de Brasil.
Bolsonaro juró como presidente de Brasil. Foto: AFP

Asimismo, pidió apoyo al Congreso para “la tarea de liberar definitivamente al país del yugo de la corrupción, de la violencia y de la sumisión ideológica”, que fueron los puntales de la campaña electoral que le llevó al poder.

Otro punto en el que incidió fue el combate a la delincuencia, a la que se le atribuyen cerca de 60.000 muertes anuales en el país, y reiteró que pretende flexibilizar el porte de armas a fin de que los “ciudadanos de bien” puedan “defenderse”.

En la única alusión que hizo a su política exterior, reiteró que expulsará “el perfil ideológico” de las relaciones internacionales y que estará orientada por el norte de “servir a los brasileños” y no a “intereses partidarios”.

Polarización.

La ceremonia legislativa se hizo con el boicot del Partido de los Trabajadores (PT) que lidera Lula da Silva. Los legisladores de la izquierda resolvieron no participar de la asunción, lo que marca el encrespado relacionamiento entre ambos.
Para asegurar la gobernabilidad, Bolsonaro deberá mantener la convergencia de los lobbies transpartidarios que le dieron un apoyo clave en la campaña: los grandes productores agrícolas, los militares, las ultraconservadoras iglesias pentecostales y los defensores de la flexibilización de la posesión de armas.

A la investidura asistieron delegaciones de unos 60 países, entre ellos dos primeros ministros muy afines a Bolsonaro, como el israelí Benjamín Netanyahu y el húngaro Viktor Orbán, además de mandatarios de la región como el chileno Sebastián Piñera, el boliviano Evo Morales y el uruguayo Tabaré Vázquez. Bolsonaro retiró las invitaciones a Venezuela, Cuba y Nicaragua por considerar a Nicolás Maduro, Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega como “dictadores de izquierda”.

Michel Temer entrega la banda presidencial a Bolsonaro. Foto: AFP.
Michel Temer entrega la banda presidencial a Bolsonaro. Foto: AFP.

Baño de multitud.

El dirigente ultraderechista llegó al Congreso en un Rolls Royce descapotable, acompañado por su esposa Michelle y escoltado por una guardia montada. Más de 12.000 efectivos participaron del operativo de seguridad sin precedentes en Brasil.

Bolsonaro, que durante sus casi tres décadas como diputado tuvo frecuentes exabruptos racistas, misóginos y homófobos, se dijo decidido a “construir una sociedad sin discriminación ni división” en sus palabras ante el Congreso.

Más tarde, cuando se dirigió ante la multitud de partidarios reunidos frente al palacio presidencial de Planalto, tuvo un discurso más encendido.

Desplegando una bandera verde-amarela de Brasil junto a su vicepresidente, el general retirado Antonio Hamilton Mourao, proclamó: “Esta es nuestra bandera, que nunca será roja”, levantando una ovación de los asistentes, que lo aclamaron al grito de “¡Mito! ¡Mito!”.

También hubo referencias a su condición religiosa. En dos ocasiones Bolsonaro agradeció a Dios por haber sobrevivido a la puñalada en el abdomen que durante la campaña le asestó un exmilitante de izquierda. “Brasil y Dios, por encima de todo”, reafirmó.

El momento más emotivo se vivió durante el trayecto hacia el Congreso cuando Bolsonaro se llevó la mano a los ojos para secarse las lágrimas mientras saludaba a la multitud a bordo del Rolls Royce. Más tarde quebraría el protocolo para darle la palabra a su mujer, quien habló en lenguaje de señas.

Bolsonaro y su esposa rumbo al Palacio del Planalto. Foto: AFP.
Bolsonaro y su esposa rumbo al Palacio del Planalto. Foto: AFP.

El “coqueteo” por twitter con Donald Trump

Jair Bolsonaro y Donald Trump mostraron su alianza por las redes sociales en el día de asunción del brasileño. “Felicidades al presidente @JairBolsonaro, quien hizo un estupendo discurso inaugural - !EE.UU está contigo!”, escribió el presidente estadounidense, quien no asistió a la toma de mando pero envió a su secretario de Estado, MIke Pompeo.

Minutos después, Bolsonaro devolvió la gentileza de su colega estadounidense.

“Estimado, sr. presidente @realDonalTrump, realmente aprecio sus palabras de aliento. ¡Juntos, bajo la protección de Dios, traeremos prosperidad y progreso a nuestros pueblos!”, dijo Bolsonaro en su primer tuit tras ser investido como jefe de Estado brasileño. Bolsonaro ha sido tildado como el “Trump del Trópico” por su semejanza y admiración por el mandatario de EE.UU.

Periodistas limitados

La Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji) calificó de “antidemocrático” el trato dado a los profesionales de los medios durante la investidura de Jair Bolsonaro, celebrada bajo estrictas medidas de seguridad. “Con acceso limitado al agua y a los baños”, los periodistas “no pudieron interactuar con las autoridades y fuentes, algo habitual en todas las ceremonias de inicio de gobierno”, denunció Abraji.

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