EL MUNDO SIN TREGUA
Desde el confinamiento en Wuhan, China, en el planeta hay más de 2,2 millones de muertos y 98 millones enfermos. Además, varias actividades y los viajes están limitados.
Un año después de que China impusiera un espectacular confinamiento en la ciudad de Wuhan, ahora aparentemente libre del coronavirus, muchos países se ven obligados a restringir los viajes y las actividades para intentar acabar con una epidemia que no amaina.
El presidente Joe Biden, dijo que “más de 600.000” personas podrían morir en Estados Unidos a causa del virus. Es el país más afectado del planeta por el COVID-19 que ya ha matado a más de 2,2 millones de personas en el mundo e infectado a 98,1 millones.
Ante un virus que ya deja más de 400.000 muertos en Estados Unidos, su administración impulsó ayudas a las familias para comprar alimentos ante el creciente número de niños que pasan hambre al no poder comer en las escuelas, cerradas debido al COVID-19.
“El pueblo estadounidense no puede darse el lujo de esperar”, dijo Brian Deese, del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca. Mucha gente “pende de un hilo”, agregó. Varios estados se enfrentan además a problemas de distribución de vacunas.
Después de Estados Unidos, los países con más víctimas mortales son Brasil, con 215.243 muertos y 8.753.920 casos, India, con 153.184 muertos (10.639.684 casos), México, con 147.614 muertos (1.732.290 casos), y Reino Unido, con 95.981 muertos (3.583.907 casos).
Wuhan, la enorme metrópolis del centro de China que a finales de 2019 fue la primera ciudad del mundo en sufrir lo que entonces era un misterioso virus asesino, intenta pasar página. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enviado una misión a la ciudad, pero afirmó que es demasiado pronto para sacar conclusiones sobre si el COVID-19 se originó “en China o fuera de China”.
Ayer sábado, hizo un año que las autoridades chinas decretaron el confinamiento en esta ciudad de 11 millones de habitantes, que durante 76 días quedó aislada. Ahora parece un remanso de paz sanitario si se compara con muchos lugares del mundo.
“Me siento completamente seguro. La situación está bajo control y ya no tengo miedo”, declaró a la AFP Li Wenfu, un hombre de unos cincuenta años que lleva puesta una mascarilla negra.
Aunque Wuhan no ha registrado nuevos casos desde mayo, la amenaza del virus sigue ahí. En las últimas semanas, varias regiones chinas han decretado confinamientos parciales y Pekín comenzó a examinar a dos millones de habitantes tras unos casos de COVID-19, algunos de la variante inglesa.
En la actualidad la prioridad es frenar la pandemia, que ha causado estragos en la economía. Las estrategias de cada país alternan la imposición de nuevas limitaciones y las campañas de vacunación masivas, donde están puestas las esperanzas para pasar página.
A partir de ayer sábado, Países Bajos contará con un toque de queda nocturno, como ya existe en otros países europeos, mientras que Bogotá vive un confinamiento total por tercer fin de semana consecutivo.
La OMS ha advertido repetidamente que los países más ricos acaparan la vacuna. “Solo podremos poner fin a la pandemia si acabamos con ella en todas partes”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Sin embargo, hubo buenas noticias para las naciones más pobres: la OMS y Pfizer anunciaron un acuerdo para poner a su disposición hasta 40 millones de primeras dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech a través del mecanismo Covax.
Francia reiteró ayer sábado su llamado al estadounidense Pfizer para que mantenga el calendario de entrega de vacunas.
Los anuncios de retrasos en las entregas de dosis aumentaron la inquietud en una Europa ya preocupada por la variante británica del coronavirus que, según el primer ministro británico, Boris Johnson, apunta a una mayor mortalidad.
Patrick Vallance, máximo asesor científico del Ejecutivo británico, dijo que la cepa podría ser entre 30 y 40% más mortal para algunos grupos de edad, aunque enfatizó que la evaluación se basó en escasos datos. La cepa británica, junto con las variantes detectadas en Sudáfrica y Brasil, está impulsando un endurecimiento de las restricciones de viaje.
Bélgica prohibió los desplazamientos no esenciales fuera del país, mientras Dinamarca suprimió las conexiones áreas con Emiratos Árabes Unidos.
Desde la música hasta los deportes, los organizadores de eventos a gran escala lidian con los efectos del COVID-19, como confirma la cancelación del Carnaval de Río de Janeiro.
El 78% de brasileños quiere recibir la vacuna
El 62% de los brasileños considera que la pandemia del coronavirus está fuera de control y un 78% desea vacunarse contra el virus en Brasil, uno de los países más afectados por la crisis sanitaria, según un sondeo divulgado ayer sábado por la firma Datafolha.
De acuerdo con la encuesta, un 33 % la considera controlada en parte y sólo un 3% totalmente controlada.
La encuesta reveló que el porcentaje de brasileños que desea vacunarse, que había caído de un 89% en agosto del año pasado al 73% en diciembre, subió ahora seis puntos porcentuales, hasta el 79%.
Un 17 % de los encuestados dijo que no pretende vacunarse (por debajo del 22 % medido en diciembre) y un 4 % admitió que aún no lo sabe. (EFE)
El gobierno de Hungría alcanzó un acuerdo para comprar “grandes cantidades” de la vacuna rusa contra el COVID-19 Sputnik V, aunque no ha sido aprobada por la Unión Europea (UE).
El regulador húngaro autorizó el uso de esa vacuna esta semana, en tanto Budapest criticó la “lentitud” de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) en el proceso de aprobación de vacunas.
La UE solo ha autorizado las vacunas elaboradas por Pfizer-BioNTech y Moderna.
El primer ministro húngaro Viktor Orban, expresó el viernes su impaciencia, un día después de que los 27 se reunieran por videoconferencia para tratar ese asunto.
“Tendremos que afrontar el hecho de que algo no va bien en la UE”, señaló durante su entrevista radiofónica semanal. “Si no hay vacuna de la Unión Europea, tomémosla de otro lado. No puede ser que los húngaros se mueran por culpa de eso”, agregó el dirigente, que suele mantener una actitud tirante con Bruselas.
Las autoridades rusas presentaron una solicitud de registro en la UE de la Sputnik V, que según Moscú tiene una eficacia superior al 90%, pero la EMA todavía no empezó a estudiar el planteo.