"Uruguay debe buscar alternativa ante sequía; el hecho se repetirá", dice jefa de organización internacional

Celeste Saulo, que está al frente de la Organización Meteorológica Mundial, alerta en entrevista con El País por la situación del país y habla del problema del cambio climático a nivel planetario.

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Celeste Saulo: secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial
Celeste Saulo: secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial
Foto: Organización Meteorológica Mundial

Por primera vez en la historia una mujer está al mando de la Organización Meteorológica Mundial (WMO). Se trata de la argentina Celeste Saulo (58). En entrevista con El País habló de la situación mundial en cuanto al clima, pero se detuvo especialmente en la última sequía que azotó a Uruguay. Dijo que hay que “tener estrategias alternativas” y advirtió sobre la necesidad de que las autoridades políticas “tomen decisiones”. Saulo sostuvo que “los eventos extremos” serán cada vez más frecuentes, reconoció “responsabilidades diferenciadas” en haber llegado a la situación actual y también se refirió a las políticas de Javier Milei en cuanto al cambio climático.

-Ha dicho que los desastres naturales no existen. ¿Podría explicar esto?

-Sí, porque lo que existen son las amenazas naturales. Por ejemplo, una erupción volcánica, un maremoto, una tormenta severa, una ola de calor... Son amenazas. Suceden, están, la naturaleza las produce, y nosotros las padecemos.

-¿Qué hace que estas se conviertan en desastres?

-Lo que las convierte en desastres es que existe una población habitando un determinado lugar que no pudo ser prevenida, que probablemente sus condiciones de vida no sean las más seguras, las más apropiadas para estar expuestas a esas amenazas. Los desastres no son naturales, son responsabilidad nuestra.

-En 2023, Montevideo casi se queda sin agua. ¿Cómo ve esta situación?

-Una tremenda sequía, tres años con lluvias por debajo de lo normal... Y como resultado, una crisis hídrica en toda la región. Estuvo en riesgo garantizar el agua potable para Montevideo. Eso no lo esperaba nadie. ¿Es producto de tres años consecutivos de sequía? Sí, pero ahí es donde yo digo, ¿dónde está la parte natural y dónde la parte de la toma de decisiones? Estos eventos implican claramente a la política, a la toma de decisiones, a tener estrategias alternativas frente a un hecho que se va a repetir.

-¿Se va a repetir?

-No digo que se van a quedar otra vez sin agua, digo que las sequías son parte de un escenario, son más agudas, y por lo tanto los gobiernos se tienen que preparar de otra manera. No pueden hacer las cosas como las venían haciendo. Y creo que ahí está la parte que tiene que ver con la decisión de las autoridades.

En Uruguay, "no pueden hacer las cosas como las venían haciendo"
Saulo: En Uruguay, "no pueden hacer las cosas como las venían haciendo"
Foto: World Meteorological Organization

-En la otra orilla del Plata, en Argentina, se produjo un gran temporal en diciembre de 2023, con lluvia y de viento como no se había visto nunca. ¿Cómo se explica esto?

-Me pasa lo mismo, no recuerdo algo con esa intensidad de viento. El Servicio Meteorológico Nacional de Argentina tuvo un buen sistema de alerta. Sin embargo, las personas no sé si cayeron en la cuenta de cómo se tenían que proteger y cómo resguardarse de ese evento tan extremo. Este es un muy buen ejemplo de cómo son importantes los sistemas de alerta temprana. No alcanza con una alerta, no es solo comunicarlo bien; es también tomar una acción prudente y consistente con el evento que estás esperando. Tenés que conocer el riego y tenés que ver después cómo lo reparás.

-Es interesante lo del sistema de alerta temprana porque en diferentes países del mundo mucha gente se queja de la invasión de información en sus teléfonos móviles, de que no quieren recibir eso. ¿Qué tendría para decir sobre ese fenómeno?

-Es un fenómeno mundial. Y esto es parte de la educación, es parte de la concientización. Los eventos extremos van a ser más frecuentes y debemos adaptarnos. Una manera de hacerlo es a través de los sistemas de alerta temprana. Si el sistema te advierte algo, lo que tenés que hacer es tomar una acción protectora. Si el evento no sucede, es una buena noticia. Puede pasar, porque la meteorología no es perfecta. No se trata de un error o de una incompetencia, es parte de un sistema que tiene una complejidad intrínseca. Lo importante es proteger a la población y que la población no sufra un riesgo innecesario. Es una pena que exista la idea de que eso es una molestia. La sociedad estadounidense, por ejemplo, tiene muy instalada la cultura de la alerta por tornados, en la que se marca por donde estos van a pasar.

-Llevamos años hablando del cambio climático. ¿Dónde estamos parados hoy?

-Estamos en donde los científicos nos dijeron que íbamos a estar. Todos los elementos, todos los indicadores de cambio climático dando señales de alarma y alerta. Y en la urgencia de tomar acción. Con la temperatura claramente aumentando, los regímenes de lluvia cambiando, los valores extremos o los eventos extremos de tiempo aumentando de frecuencia y con limitada reacción por parte de los gobiernos en lo que hace a atenuar o mitigar la emisión de gases de efecto invernadero. Si bien hay países que lo están haciendo, hay otros tantos que no. Y el resultado es que los gases de efecto invernadero continúan aumentando.

-¿Las acciones de estos últimos años han sido más cosméticas que profundas?

-A juzgar por los elementos objetivos que tenemos para medir las concentraciones, por ejemplo, de dióxido de carbono en la atmósfera, es probable que algunos países hayan hecho un excelente trabajo, no lo quiero descalificar, pero el saldo integral de lo que está pasando es insuficiente.

-Usted ha dicho que no hay un estándar mundial para medir el nivel los gases invernaderos, ¿qué implica esto?

-Lo que no hay es una red de observación oficial que lo permita. Hay varios centros, que son reconocidos por toda la comunidad global, donde se miden los gases de efecto invernadero, pero son insuficientes. En el sur global hay muy poquitos, y entonces lo que se hace es tratar de combinar los datos de superficie con los datos de satélites y tratar de tener estimaciones. Pero la realidad es que esto -para poder entender el problema del balance de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso- es insuficiente. Hay que poner más esfuerzos en medir mejor para entender los procesos que están sucediendo.

Sequia
Sequía en Uruguay.
Foto: Ricardo Figueredo

-¿Es, entonces, una lucha a ciegas?

-No, porque nosotros vemos que la cantidad de dióxido de carbono está aumentando, porque las mediciones que se toman son confiables. Ahora, la cantidad de puntos donde se toman esas observaciones son insuficientes. Por ejemplo, asumimos que las vacas producen metano. Pero, ¿todas las vacas que usan el mismo pastoreo emiten la misma cantidad de metano? No. ¿Y esto lo podemos medir? Tampoco. Entonces, tenemos aproximaciones entre la cantidad de ganado y la cantidad de metano. Hay una correlación, no una medida específica.

-¿Le preocupa la postura poco clara del nuevo gobierno de su país, de Javier Milei, en todo lo que tiene que ver con el cambio climático?

-Me parece que hoy nadie se puede permitir tener una postura que no tenga en cuenta el cambio climático como una de las variable de planificación, de gestión y de toma de decisión. Espero que el gobierno argentino y todos los gobiernos del mundo lo asuman, porque es un compromiso que firmaron ante la COP en París. El presidente asumió y al poquito tiempo yo estaba llegando a Ginebra. Ojalá alguna vez tenga la oportunidad de dialogar con él sobre los temas que son fundamentales para preservar la calidad de vida en el planeta.

-La meteorología se ha convertido, para muchos, también en ideología. ¿Ya no es solo una ciencia?

-Es una ciencia con impacto en lo social. Y en la medida que impacta a las personas, las dimensiones empiezan a ser más complejas. Las cosas, en la medida que afectan a las personas, siempre son políticas. Eso no habla de una política partidaria, habla de políticas públicas, científicas y climáticas, que tienen que ver con cosas de largo aliento.

-En ambos extremos del planeta se está perdiendo hielo. ¿Es lo mismo lo que pasa en el polo sur a lo que sucede en el polo norte?

-Son dos hábitats diferentes. Antártida es un continente y el Ártico es un mar. Pero lo que está claro son los signos, que son muy elocuentes y hablan de la pérdida de hielo, de masas enormes, tanto en el Ártico como en el Antártico. Y esto pasa a ser ahora prioridad para muchos países que ven esto desde varios puntos de vista: económico, de los ecosistemas, del cambio climático... De donde lo veas, además, es un hecho que están cambiando las condiciones planetarias.

-¿Y qué se puede hacer?

-Acuerdos entre países, disminuir los gases invernadero... El proceso está instalado, es irreversible y lo que hay que tratar es de frenarlo y desacelerarlo. Es como una bola de bowling. La bola ya la tiraste. El clima tiene su inercia. Por más que uno apagara ahora todas las fuentes de dióxido de carbono, el clima seguiría dando señales asociadas a lo que acumulamos al momento. Por eso es tan importante dejar de seguir emitiendo.

-Se habla y se discute mucho sobre el Amazonas, ¿qué pueden aportar desde la WMO?

-Datos, que son la base para conseguir conclusiones. Por eso la importancia de medir. Sabemos que las selvas, los bosques, son lugares donde naturalmente se absorbe dióxido de carbono. Entonces, una tala profusa lo que pone en riesgo son los mecanismos naturales de absorción de dióxido de carbono. La alerta viene dada por eso. Hay que medir puntualmente qué está pasando. Cuánto se emite y cuánto se captura.

-Circula cada vez con más fuerza el concepto de sumidero de carbono. La canciller argentina, Diana Mondino, lo menciona mucho. Habla de que Argentina en realidad tiene un balance positivo y que habría que tenerlo en cuenta. Que no todos los países son iguales, especialmente los del sur, en comparación con el norte. Y eso vale también para Uruguay...

-Eso es así, y es un argumento para muchísimos países. Todos tenemos algo de contribución a los gases de efecto invernadero. Pero es cierto que hay responsabilidades diferenciadas. Sabemos que los países más industrializados son los mayores -enormemente y por varios cuerpos- responsables del estado al que hemos llegado hoy. Eso no quiere decir que tomen medidas los países más desarrollados y la situación llegue a ser diferente. Lo claro es que todos tenemos que hacer algo.

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