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Esperan más de 10.000 adultos en prueba para acreditar el ciclo básico

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Estudiantes. Foto: AFP
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LICEO

Son más de 800.000 los uruguayos que superan los 21 años, terminaron Primaria, pero no completaron el ciclo básico del liceo o UTU.

Hay adolescentes que estudian por miedo al qué dirán sus padres. Y hay adultos como Ruben Palacio que estudian por el qué dirán sus hijos adolescentes. Porque a sus 40 años y con una panadería a cuestas, este minuano sigue dando la batalla para acabar el ciclo básico liceal y repite (se repite): “¡Esta vez salvo la prueba!”. Esta vez es su segunda vez, o su tercera, o...

Palacio abandonó el liceo cuando tenía 12 años y “una inmadurez tremenda” que lo obligaba a hacerse expulsar del salón de clases para jugar un picadito de fútbol con los amigos. Y desde entonces intentó varias veces dar vuelta esa página que lo avergüenza: hizo un curso en la UTU, hizo con más de treinta años el primer nivel del liceo en un nocturno, hizo en 2021 la prueba de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) para acreditar los saberes del ciclo básico, la perdió, y ahora está inscripto para reintentarlo en la nueva edición.

Son más de 800.000 los uruguayos que, como Palacio, superan los 21 años, terminaron Primaria, pero no completaron el ciclo básico del liceo o UTU. Para ellos la ANEP ideó una prueba que permite acreditar los saberes de ese ciclo. “AcreditaCB”, como le llaman a este examen integrador que mide competencias en Lectura, Matemática y Escritura, abrió las inscripciones para su tercera edición -hay tiempo hasta el 7 de marzo- y Palacio ya es uno de los anotados.

“Esta es una oportunidad para mejorarme a mí mismo, para demostrarme que puedo sortear las dificultades, también es un motivo para mejorar en mi trabajo y acercarme a mi sueño de estudiar Administración de Empresas, pero, sobre todo, es una instancia fundamental para dar el ejemplo como padre”, dice Palacio, quien “a veces” compite “en broma” con su hija mayor para ver quién acaba primero el liceo.

Su hija estuvo a punto de abandonar segundo de liceo. Fue una de las tantas adolescentes que la pandemia la desmotivó. “Decía que quería salir a trabajar, que me fijara cómo yo tenía mi propia panadería sin haber terminado el ciclo básico, pero logré que revirtiera su postura demostrándole lo mal que yo había hecho y cómo con el estudio hubiese llegado mucho más lejos”, cuenta el minuano.

Cifras preocupantes

Cuatro de cada diez postulantes a la última edición de la prueba “AcreditaCB” dijeron haber abandonado lo estudios por razones laborales. Es la principal razón entre varones y mujeres, aunque en ellos supera al 60%.

“El segundo motivo por el que las personas dejan de asistir al sistema educativo que demuestra mayores diferencias según género es la maternidad: el 10,1% de las postulantes explica que por haber quedado embarazadas o estar a cargo del cuidado de sus hijos no pueden continuar sus estudios”, señala una investigación que realizó la ANEP con los postulantes de la última edición.

Pero entre la diversidad de motivos para el abandono cabe de todo. Dominique Peña (28 años) se desmayaba sin razón. Eran tanto los síncopes que, pese a ser una correcta estudiante, en un momento le fue imposible seguirle el hilo a la clase. El año pasado se enteró por internet de la oferta del examen de acreditación, ingresó al sitio web acredita.anep.edu.uy, y se postuló. “En lo personal era una meta pendiente”, dice esta joven que a fines de diciembre se enteró que salvó la prueba.

Con la meta ya superada, Peña está tentada a seguir estudiando. “Porque durante los dos meses previos al examen tuvimos el apoyo de dos profesoras que nos daban clases presenciales y por (la plataforma de videoconferencias) Zoom. Ellas eran, son, tan buenas que te dan ganas de seguir estudiando”.

Casi la mitad de los menores de 30 años que, como Peña, se postularon a la prueba el año pasado dice haberse inscripto “para continuar estudiando”. Entre los más adultos, esos que superan los 50 años, la mayoría explica que se anotó por “realización personal”.

Primaria ya contaba con una prueba de acreditación de conocimientos desde 1988. Cuando la ANEP lanzó el examen para el ciclo básico, el director de Investigación de la Administración, Andrés Peri, reconoció que esta era “una oportunidad (para que los estudiantes) se reenganchen, demuestren sus competencias y sigan estudiando”, porque la educación obligatoria es hasta el término del bachillerato.

La resolución de problemas es lo que más dificulta a los postulantes

“Dos jóvenes están planificando su mudanza a otro departamento y averiguan precios para trasladar sus pertenencias. La distancia de la casa actual a la nueva es de 150 kilómetros. Según sus requerimientos, una empresa de mudanza les cobra $ 100 por km recorrido más un gasto fijo de $ 3.000. ¿Cuánto les cobra esta empresa para la mudanza? A) $ 3.100 B) $ 3.250 C) $ 15.000 D) $ 18.000”. Este es uno de los ejercicios de práctica de la prueba para acreditar ciclo básico.

La resolución de problemas matemáticos es lo que más dificulta a los estudiantes que se inscriben para el examen: un 40% de quienes rindieron en la primera edición no alcanzó el nivel de suficiencia. En cambio, en Lectura solo un 12% no llega al mínimo requerido.

Pero las autoridades educativas notaron que había una dificultad mucho más grave e inequitativa que los conocimientos: la accesibilidad de la prueba para personas con discapacidad visual, auditiva o motriz. Por eso el año pasado se habilitó una versión accesible de AcreditaCB y para esta edición 2022 se repetirá la experiencia. En cualquiera de sus modalidades, el examen sigue la lógica del Marco Curricular de Referencia Nacional que tiene la ANEP.

Cuando el estudio es incompatible con “la vida”

La Administración Nacional de Educación Pública estima que más de 10.000 personas se anotarán a la prueba que permite acreditar el ciclo básico. En la edición pasada hubo más de 12.000 postulantes, aunque cerca de la mitad siguió todo el proceso hasta completar el examen de tres horas.

Casi la mitad (46,4%) dijo que el trabajo era su principal obstáculo para cursar regularmente los estudios en un liceo o en UTU, y otra cuarta parte carecía de disponibilidad horaria. En ese sentido, la prueba de acreditación está diseñada para que los postulantes reciban un apoyo previo, durante dos meses, antes de rendir.

Aclaración: En una primera versión de esta nota hubo un error al copiar la letra del ejercicio de ejemplo y no se insertó la opción "D". A los involucrados y los lectores las disculpas. 

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