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Tratamos de seguir tomando mate con los clientes

CRISTINA RODRÍGUEZ / DIRECTORA DE SUDEL S.A.

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Nació hace 59 años en el barrio de La Aguada, en donde su padre fundó la empresa de materiales eléctricos, Sudel. Estudió algunos años Ciencias Económicas pero abandonó la carrera y se arrepiente. "Soy una excelente bolichera, pero no tengo título profesional", dice. Completó, sin embargo, cursos específicos en temas relacionados al comercio, la gerencia y la gestión. Le preocupa la situación de algunos de sus clientes exportadores, como los frigoríficos, aunque asegura que la diversificación de rubros es clave y hoy la construcción genera sus principales compradores; exhorta al gobierno a "cobijar" más a la industria nacional y a la ejecución de obras mixtas. Tiene tres hijos, dos de ellos trabajando con ella en el área de Comunicación.

POR Stella Maris Pusino / [email protected]

Usted es hija de Walter Rodríguez Bidegay, el fundador de Sudel. ¿Recuerda aquellos inicios?

Yo tenía siete años cuando abrió el comercio. Lo comenzó con varios socios pero se fueron retirando en distintos momentos hasta que quedó solo. Trabajaba antes en Conatel, en donde llegó a ocupar cargos altos y durante varios años conservó su vinculación; la empresa no lo dejaba ir, pero yo creo que él tampoco se decidía a renunciar. Era descendiente de vascos, hincha de Peñarol. Me acuerdo del día de la inauguración de Sudel. Pusimos unos caballetes en la vereda, pedí papel blanco en la panadería para hacer los manteles y La Ópera nos mandó la comida del ágape. Era el 12 de octubre de 1959. Para mi padre, Sudel fue el hijo varón que no tuvo. Somos tres mujeres, yo soy la del medio; mi hermana mayor y yo estamos acá desde entonces. Venía cada día a contar tornillos, a llevar papeles, a pasar el libro de ventas y compras, a mano, a las 12, en las horas que restaban después de la escuela y del liceo, y cuando todavía estudiaba en la facultad, y cuando me puse de novia, y cuando me casé.

¿Su esposo toleró ese ritmo de trabajo?

No sólo eso, sino que permaneció a mi lado. Entiende que me gusten los desafíos, el trabajo, los deportes, el fútbol y el básquet, y que tenga mucha actividad. Vamos para los 40 años de casados. Tuve mucha suerte.

¿El amor por el deporte también le viene de la infancia?

Al fútbol comencé a ir con mi padre cuando tenía seis años. Soy de la generación que vio al mejor Peñarol. Y soy del básquet en La Aguada. Nací en este barrio, pero mi pasión por el básquet se la debo a mi esposo. Llegué a ser presidenta del club en 2003.

¿Cuándo quedó al frente de la empresa?

Por suerte tuvimos un padre que nos dio participación. Supo delegar. Falleció en 1995 y lloramos su pérdida, pero desde el punto de vista empresarial no tuvimos problemas para continuar sin él.

¿Cuál es exactamente hoy el eje del negocio?

La venta de materiales eléctricos, hoy un rubro muy amplio. Distribuimos a ferreterías y barracas material eléctrico en forma doméstica y vendemos a empresas, industrias, constructoras e instaladoras importantes, amén de al Estado. Importamos de Argentina y Brasil algunos artículos pero compramos en plaza todo lo que existe. No fabricamos con marca propia ni traemos nada de China. Vendemos las mejores marcas que circulan en Uruguay y que estén dentro de la calidad que exigimos. Todo lo que se pueda comprar acá, lo compramos acá.

¿Aunque no le sirva el precio?

A veces no es el precio el obstáculo. A veces hay dificultades de fabricación de algunos productos o demoras en la entrega. La calidad en la fabricación es buena, y si no la es, siempre se busca mejorar. Somos una empresa uruguaya que defiende la industria nacional.

¿Cuánto factura anualmente Sudel y cómo se reparte esa facturación entre el mercado doméstico y el corporativo?

Alcanzamos en forma mensual más de US$ 1 millón, el 50% en el mercado corporativo. Nuestros clientes importantes son todas las empresas constructoras de primera línea. No quiero nombrarlas para no olvidar alguna.

¿Cuántos empleados tiene la compañía y qué instalaciones?

Somos 70, entre administrativos, operarios y vendedores, con firma técnica o ingenieros, de distinto perfil para cada tipo de cliente, también dedicados al interior, en donde vendemos el 50% del total, mediante una red de 90 distribuidores locales y revendedores. Por eso no nos hemos instalado con locales propios. Sólo contamos con la sede original y muchos depósitos. El local de la Tienda de Iluminación, en Rondeau, que es parte de la empresa, está en manos de mi hermana más chica. Es decir, estamos juntas las tres, dos en Sudel y ella con la tienda.

¿Puede seguir creciendo el negocio o ya ha llegado a su techo? La industria de la construcción está en su punto máximo...

Todavía podemos crecer un 20% más, tocando muy pocas cosas que mejoren la gestión. La construcción genera en este tiempo a nuestros principales clientes.

¿Qué cantidad de ítems venden? ¿Agrega la firma algún valor a los productos?

Son unos 10.500 y se siguen sumando y depurando cada año. Hoy tengo que agregar motores, por ejemplo y dejar de traer alguna pieza que le vendíamos a Doña María vía ferreteros. Y respecto del agregado de valor, siempre buscamos renglones que sean más rentables. Por ejemplo, armamos algunos elementos eléctricos.

¿La situación del tipo de cambio complica la marcha de su negocio?

Nosotros facturamos a moneda real. Pero hoy estoy preocupada, como lo estamos todos los uruguayos que vendemos, que fabricamos y que tenemos personal bajo nuestra responsabilidad, cuando después de leer los diarios vemos los problemas en Europa y ahora en Argentina y Brasil. Yo vendo mucho a los frigoríficos, si ellos no colocan sus productos, si exportan menos, mañana no querrán hacer otra cámara de frío. Entonces, yo no les venderé nada. Y esto ya está ocurriendo, aunque por otro lado el auge en la construcción, por ejemplo, compensa la baja en el sector cárnico. Sabemos bien que no podemos estar solamente enfocados en la agroindustria o en la construcción. Hacemos nuestro deber para mantener el equilibrio entre rubros. El dólar bajo perjudica a mis clientes que exportan y, por ende, me perjudica a mí. Son ellos los que tienen que estar bien.

¿Quiénes son su competidores?

No voy a nombrar a mis competidores. Son pocos. Estamos segundos después del líder. Seguramente con el correr de los años supimos achicar la distancia entre ambos. Nuestro objetivo no es ser los primeros, sino ser los mejores. En los últimos años empezamos un proceso de mejora y modernización.

¿En qué se hizo manifiesto?

Remodelamos las instalaciones, establecimos un nuevo organigrama interno, incluimos el departamento de comunicación, empezamos a pensar en la imagen y el marketing, cambiamos el logo, lanzamos la web. Pero decidimos conservar esas cosas que nos vienen desde el origen, tomar mate con los clientes, ayudarlos si están en el interior y precisan algo de algún trámite en esta ciudad... He visto crecer, casarse, tener hijos, incluso morir a los clientes, y ellos me vieron a mí, a nosotros, porque casi no hay rotación de personal, hay gente que hace 30 años trabaja acá, aunque fuimos incorporando también gente joven. Nuestro personal es lo más grande que tenemos. Ellos hacen esta identidad nuestra que no queremos perder.

¿Le generó algún tipo de dificultades u obstáculos en su rol de empresaria el hecho de ser mujer?

Sí... Más de una vez, en alguna entrevista para concretar negocios, me dijeron: "Bueno, llame al dueño y firmamos", como si yo fuera la secretaria.

¿El estado del barrio, Aguada, influye de alguna manera en el negocio?

Nací en La Aguada, crecí acá, trabajo acá, pero vivo en Pocitos. Mejor dicho: duermo en Pocitos, estoy todo el día acá. Me apena que para usted el barrio esté deteriorado, pero sí, hay tantos lugares cerrados que me da pena ver cómo se han estropeado tantas cosas. Pero nunca pensé en irme. Acá mi padre puso la piedra fundamental y acá nos quedamos. ¿Qué voy a tirar una pared que capaz hasta la mezcla hice? Además, continuamos alineados con el Club. Decís Sudel y ya todo el mundo sabe que es Rondeau y Caraballo.

¿Qué le diría al presidente Mujica?

Le diría que me llamó la atención lo bien que resuelve temas que parecían complicados, por ejemplo, vinculados a la conformación de su equipo de gobierno, lo veo de mente abierta. Siempre fui blanca de izquierda y luego de izquierda moderada, soy socialista. Y le pediría que se cuide la salud, porque es lo más importante, y porque todavía lo necesitamos, tiene que terminar lo que empezó y lo felicitaría por lo maduro que está.

¿Y en lo relativo más a lo empresarial, lo impositivo, por ejemplo?

No. Mi pedido, en todo caso, va por el lado de cobijar más la industria nacional y subrayar la importancia de la ejecución de obras mixtas.

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