Para que los corazones de sus socios «sigan latiendo por su club», el Sport Club do Recife y el DIM fomentan la donación de órganos.

La foto de los ataúdes de Rosario Central y Newell’s que empezó a circular en las redes sociales es fuerte y remite a una frase que le escuché a un presidente de un club: «Recibimos al menos dos pedidos por semana para tirar cenizas en nuestro estadio».

La pasión de los hinchas por su club no tiene fronteras, y aunque es imposible de comprobar, continúa después de la muerte.

Ahora bien, ¿los clubes quieren asociar su marca con la muerte?

Una vez le pregunté a los responsables de marketing del Real Madrid y del FC Barcelona a propósito de la creación del Cementerio Boca Juniors y la respuesta de ambos: «Yo no me siento cómodo relacionando mi marca con la muerte».

En realidad no es un cementerio el xeneize, sino un sector exclusivo para hinchas de Boca en el Cementerio Parque Iraola. El espacio de una hectárea alberga 3.000 parcelas, con margen para ampliarlo hasta 12.000 y está adornado con flores azules y amarillas.

Algunos clubes le dieron una vuelta de rosca a la misma situación. Miraron el medio vaso lleno. Si uno busca en Google «Recife donación órganos» se encontrará con un video de 3 minutos 16 segundos diseñado por la agencia Ogilvy Brasil que lo dice todo.

El Sport Club do Recife ofrece un carnet de donante a socios y simpatizantes. «Mis ojos seguirán viendo al Sport Club Recife», dice una persona no vidente que está en lista de espera por un transplante de córnea. Gracias a esta medida, consiguieron evitar que los familiares de los fallecidos nieguen las donaciones en el hospital. En el club dicen que las listas de espera para transplantes de córnea y corazón se redujeron a cero.

El Recife cristalizó la acción con una tarjeta de donante de órganos para que sus fans y socios se comprometan a donar una vez fallecidos. Bajo el lema Immortal Fans, la campaña consiguió más de 51.000 donaciones, que es más de la capacidad del estadio Arena do Sport, donde juega sus partidos. Los hinchas obtenían su tarjeta en el estadio o a través de una aplicación por la cual se la enviaron a su casa. La tarjeta sirve como prueba de la voluntad del titular de donar sus órganos. El video promocional recoge también testimonios de personas que pueden seguir viviendo gracias a una de estas donaciones.

En 2015, en Colombia, el Deportivo Independiente de Medellín (DIM) hizo una campaña de similares características que denominaron «Hincha por siempre». El spot dice que hay siete donantes por cada millón de colombianos y cuenta una cifra escalofriante: en los últimos siete años, 350 personas fallecieron esperando el llamado. El DIM y San Vicente Fundación generaron la campaña. «La felicidad más grande del mundo es la salud», dice un transplantado. «Espero que mis ojos sigan viendo al Medellín», se muestra enérgico otro fan. El fútbol ofrece dos miradas diferentes a la muerte. Es probable que en el Real Madrid y el FC Barcelona, de habérseles ocurrido lo del Recife y el DIM, habrían modificado su opinión.

* Periodista especializado en empresas y marketing deportivo.

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