Hace cuatro años que está en ese cargo. Se relacionó a Nueva Zelanda de joven, al radicarse a estudiar en la Universidad de Lincoln. Cuando le ofrecieron ese puesto, pensó que sería un «honor devolverle a ese país algo de lo que éste le dio».

El productor agropecuario y asesor en relaciones internacionales equilibra muy bien ambas funciones. «Como estoy vinculado al sector agropecuario, la compatibilidad es de cajón. Somos dos países tan similares y con posibilidades, además de ser competidores, de complementarnos. Por lo cual, es todo un desafío trabajar para ambos países», indicó.

No es una tarea sencilla y demanda su tiempo. De todas formas, le satiface realizarla: «El tiempo que dedico creo que es más del que me pide Wellington, pero eso es por la pasión que tengo por ese país y el convencimiento de que podemos llegar a ser muy semejantes».

Su tarea es diversa. «Solucionamos desde un pasaporte de un u2018kiwiu2019 en Montevideo hasta coordinar en una llamada telefónica una reunión de José Mujica con la primer ministro neozelandesa que busca aliados para las Naciones Unidas», explicó. Agregó que muchos de los convenios que han realizado son logros que demuestran las semejanzas entre países. «Con nuestras similitudes competimos en el comercio mundial, pero creemos que son mucho más las fortalezas que podemos lograr trabajando juntos que las diferencias», acotó.

Su familia estaba vinculada comercialmente a Eslovaquia. En la década del u201880, tenía una empresa importadora y exportaba maquinaria a lo que en este entonces era Checoslovaquia. Esa actividad generó una buena relación con la embajada del país y, en 2011, al quedar el cargo vacante de cónsul honorario pensaron en Balparda para ocuparlo.

«En ese momento, lo pensé y me pareció interesante el desafío, porque podría generar diversas actividades culturales, humanitarias y sería una vía de contacto en el mundo empresarial», recordó el empresario, actual presidente de la entidad financiera Finacam.

Para ocupar ese rol, remarcó, la cancillería del país busca gente de confianza. «Es el representante, la cara visible de esa nación a nivel local. En ese contexto, quieren a alguien que tenga un perfil empresarial o cultural para representarlos bien. En definitiva, es u2018la mano derechau2019 en el país», añadió.

Contó que dado el bajo número de inmigrantes eslovacos en Uruguay y que el comercio exterior con ambos países no es muy significativo, su cargo no le insume demasiado tiempo.

Son muchas cosas las que le motivan del puesto, entre las que Balparda destaca el relacionamiento internacional. Se enfoca principalmente en representar bien al país, generar actividades culturales que ayuden a que la gente conozca más a esta nación y estar al servicio de los ciudadanos eslovacos en Uruguay.

La renovación de su pasaporte lituano en la Embajada de Buenos Aires fue el inicio de su carrera consular. Se había retirado el cónsul honorario anterior en Montevideo y ella le consultó al secretario de la embajada quién quedaría en su lugar. Fue en ese momento que le ofrecieron postularse.

Lo pensó y finalmente decidió presentarse para el cargo, que adoptó en 2012. «Lo honorario va por dos lados: porque el país que representamos no nos paga un sueldo por esta labor y por honrar a mis antepasados», expresó.

Escribana de profesión, compatibiliza muy bien ambos trabajos. «El cónsul cumple las funciones de escribano en el exterior para los nacionales del país. Si bien los (cónsules) honorarios no estamos autorizados para hacer muchos de ellos, yo me ocupo de asesorar a quienes quieren comenzar sus trámites de ciudadanía, ya sea con la documentación a presentar como en el armado de los expedientes», ejemplificó.

Aseguró que es un rol desafiante, que implica mucha responsabilidad y, en su caso, estar disponible ante cualquier problema. De todas formas, se siente muy a gusto cumpliendo ese rol. Es una forma de estar en contacto con sus raíces, con el idioma. Además, tiene una pata cultural muy fuerte. Un ejemplo de ello fue cuando en 2018 Lituania conmemoró sus 100 años de independencia. A nivel local organizó una celebración que incluyó varias manifestaciones artísticas nacionales.

Es cónsul honorario de Albania desde antes del 2000. Presidente de la agencia marítima Sur, su vínculo con el comercio exterior fue lo que lo relacionó con Albania.

En su actividad empresarial comercializaba mucho en la península balcánica. Al optar por nombrar a un cónsul honorario en Uruguay se pensó en Napoli para el puesto.

Su socio Orlando Dovat oficiaba en esa época de cónsul honorario de Suecia (estuvo en el cargo desde 1993 a 2001), por lo que recurrió a él para informarse sobre lo que implicaba el rol en la práctica y sus retos. «Me pareció un desafío que me podría vincular en mi trabajo y acepté. Me dio varias satisfacciones», expresó.

En su rol, participó de importantes eventos y reuniones internacionales en los que pudo relacionarse con destacadas autoridades y monarcas. «Se generan vínculos muy valiosos», señaló.

Por otra parte, Napoli contribuyó en la generación de acuerdos bilateral de beneficios mutuos, precisó. Uno de ellos fue en la promoción de un acuerdo entre Uruguay y Albania para que se pueda ingresar a un país u otro en calidad de turista sin la necesidad de solicitar visa.

Por otro lado, se está trabajando para que tanto el grupo de viaje del alumnado de la Facultad de Ciencias Económicas como de Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República (UdelaR) incluyan a Albania como destino en su recorrido.

Es cónsul desde 1992. «En los años 20, la agencia marítima en la que trabajó, J.R. Williams, representaba buques de bandera finlandesa con tripulación de ese origen. El gobierno finlandés necesitaba nombrar un cónsul honorario y designó al presidente de la compañía de ese entonces. «Luego le siguieron mi abuelo, mi padre, por último yo», contó el actual director de J.R. Williams Montevideo. Con todo ese background familiar, siempre estuvo vinculado de cerca tanto a ese rol como a Finlandia.

Si bien le es difícil cuantificar el tiempo que demanda el cargo de cónsul honorario, asegura que no limita su actividad privada. «Después de las conocidas inversiones de empresas finlandesas en Uruguay, la relación entre Uruguay y Finlandia ha cambiado mucho desde 1992 a la fecha. Obviamente que el tiempo dedicado ahora es mayor que en los años 90», explicó al enumerar que el apoyo de la Embajada de Buenos Aires y del equipo local ayudan a lidiar con este sentido. «Mas allá de conocer a personas interesantes, no hay ningún beneficio, salvo el honor de representar a Finlandia en Uruguay», indicó respecto a lo que le aporta el cargo.

En lo que refiere a la actividad comercial entre ambas naciones, Cooper cree que pueden aumentar a futuro. «Las inversiones han abierto una cooperación muy importante entre ambos países (educación, tecnología, cultura), que esperamos se incrementen en los próximos años», sostuvo.

En este punto, remarcó que existen muchas similitudes entre los dos países.

Oficia de cónsul honorario para Noruega y Suecia. De raíces nórdicas, se relacionó a estos países por su actividad empresarial. El empresario vinculado a los negocios marítimos y portuarios locales e internacionales viajaba con frecuencia a estos destinos, por lo que los conocía muy de cerca. Fue así que en 1996 se convirtió en cónsul honorario de Noruega y en 2002 de Suecia.

«Son sociedades de vanguardia que siempre figuran en los primeros puestos de los rankings mundiales de todas las cosas buenas. Pienso que en muchos aspectos los países nórdicos tienen una excelente complementariedad con el mío, y existe una notable empatía personal y de valores entre noruegos, suecos y nosotros, los uruguayos», contó. Le interesó el desafío por la potencialidad del vínculo. «Una relación cercana de Uruguay con estos países contribuye a elevar la mirada, a acercarnos a sociedades que han logrado muchas de las metas a las que nosotros aspiramos, son modelos que han resuelto bien sus realidades sociales, económicas, culturales y políticas», afirmó.

En lo que refiere al tiempo que le manda comentó que varía. u201cSegún los momentos y las situaciones, voy alternando mi función consular con mi actividad empresarial y gremialu201d, aseguró.

La conexión fue exitosa, pues «estos países y Uruguay nunca han tenido una relación tan estrecha como la que hoy tienen». Los gobiernos de Noruega y Suecia a lo largo de los años han trabajado mucho con el de Uruguay en temas bilaterales, sociales, comerciales, culturales así como la búsqueda de posiciones en común ante los organismos internacionales. «Eso está dando buenos frutos, y el desarrollo de estas relaciones seguirá creciendo más y más», dijo Schandy.

Su labor fue reconocida: fue condecorado por el gobierno de Noruega con la Real Orden del Mérito en el máximo grado de comandante, y Rey Carlos XVI Gustavo de Suecia en persona lo condecoró con la Real Orden de la Estrella Polar.

Uruguay es su país adoptado. De nacionalidad holandesa, Sonneveld vive aquí desde hace 17 años. Conoció en Suiza a su mujer, de nacionalidad uruguaya, y juntos decidieron radicarse en Montevideo. En 2012 la embajadora de Países Bajos en Uruguay le comentó que por temas presupuestales la embajada cerraría y buscaban a alguien para representar a ese país localmente.

En general, cuando Países Bajos designa un cónsul honorario busca en primer lugar a un ciudadano. Después, que tenga buenas conexiones en el país y la disponibilidad para realizar este trabajo. En concreto, Sonnevel se dedica a los agronegocios y es socio fundador de MVD Capital Partners. «Yo lo considero un honor y lo tomo muy en serio. Respondo 24/7», aseguró.

En su rol, tuvo que ayudar a tramitar ciudadanías, atender a jóvenes que querían estudiar en el país holandés, pero además, en el plano más humanitario, visitó a presos holandes que cumplían penas en Uruguay.

En lo que refiere a negocios internacionales, el desafío más grande es hacer más abultada la balanza comercial bilateral. «Hay que lograr que Uruguay exporte más a Países Bajos y que Países Bajos exporte más Uruguay. En la actualidad, el flujo de negocios no es significativo. «Pese a compartir varias características, tales como estar ubicados entre grandes potencias, ser países costeros y compartir similitudes culturales, el volumen es relativamente bajo».

¿Cómo incentivarlo? A través de la integración del Mercosur con la Comunidad Europea. «Es la única medida que creo que podrían hacer bajar los aranceles para que Uruguay pueda ser competitivo en la exportación de arroz, por ejemplo. De esa forma, el balance puede cambiar muy rápido, pero es esencial alcanzar acuerdos», analizó Sonneveld.