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Solo les importa Puerto Rico

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Mujica, Sendic y varios senadores del Frente Amplio le reclaman a Obama el indulto para un preso puertorriqueño condenado por terrorismo, pero son incapaces de pedirle a Castro y a Maduro que liberen a los presos políticos.

José Mujica, Raúl Sendic y varios senadores del Frente Amplio están tan preocupados por la suerte de un guerrillero puertorriqueño preso en Estados Unidos que le enviaron una carta a Barack Obama reclamando su libertad. El preso en cuestión es Óscar López Rivera, exmiembro de la Fuerza Armada de Liberación Nacional autora de un centenar de actos terroristas en procura de obtener la independencia de Puerto Rico.

López Rivera está preso desde 1981, año en que fue arrestado por el FBI y acusado de dirigir "un grupo terrorista de inspiración marxista-leninista", responsable entre otros atentados de la detonación de una bomba en un bar de Nueva York que causó la muerte de cuatro personas y graves heridas a varias docenas de parroquianos. En la carta firmada por los políticos uruguayos se indica que el activista lleva 35 años en prisión y que decretar su liberación es algo "justo y posible".

Los peticionantes basan su demanda en la prerrogativa que se le otorga al presidente estadounidense de disponer indultos al momento de terminar su mandato. En el caso de López Rivera se montó una campaña internacional para que Obama decrete su libertad antes de traspasarle la presidencia a Donald Trump habida cuenta de que el movimiento armado que dirigió fue anulado hace décadas. Hay que decir además que la pugna por la independencia de Puerto Rico es hoy una causa con pocos adeptos como lo prueban los resultados de las consultas populares realizadas en ese "Estado libre y asociado" a los Estados Unidos.

Nadie le niega a Sendic, Mujica y compañía el derecho a participar en esa campaña para liberar a un preso. Es posible incluso que hasta sea plausible el pedido de liberarlo dada la presente situación de Puerto Rico y transcurrido tanto tiempo desde los últimos golpes terroristas del grupo armado de López Rivera. Lo que asombra es que un expresidente de Uruguay, su actual vicepresidente y senadores del partido de gobierno se desvelen por un puertorriqueño apresado en Estados Unidos mientras se desentienden totalmente de la suerte de otros presos en países como, por ejemplo, Cuba y Venezuela, que siguen siendo una referencia constante para la izquierda uruguaya.

En el caso de Cuba todavía está fresco el recuerdo del papelón de Raúl Castro con motivo de la visita de Obama a La Habana en 2016 cuando negó ante los periodistas la existencia de presos políticos en la isla y recibió como respuesta una lista muy precisa con 89 nombres de reclusos con datos sobre el lugar de detención, delitos imputados y otros detalles. A ellos se agregan otros muchos que están con lo que se llama una "licencia extrapenal", es decir "liberados pero no perdonados". Demás está decir que cientos de personas, incluidas las Damas de Blanco, permanecen en libertad vigilada interrumpida con frecuencia por detenciones, interrogatorios, castigos y otros actos intimidatorios de la policía de la dictadura castrista así como de los elementos parapoliciales que el régimen utiliza para controlar a la población.

Que se sepa, la situación de los presos cubanos no angustia a los capitostes del Frente Amplio al extremo de enviarle una carta a Raúl Castro similar a la que recibió Obama.

Haciendo méritos para parecerse a Cuba, la Venezuela chavista ostenta un récord que debería llamar la atención a los políticos uruguayos corresponsales de Obama. Es sabido que en estos últimos años el presidente Nicolás Maduro, siguiendo la estela dejada por Hugo Chávez, apresó a decenas de opositores entre los cuales no se cuentan terroristas como López Rivera sino simples estudiantes que manifestaron en las calles sus críticas al gobierno de Caracas. Junto con ellos también están presos en Venezuela destacados dirigentes como los exalcaldes de Caracas y Chacao, Antonio Ledezma y Leopoldo López, respectivamente. No se trata de personas lanzadas por su cuenta a la lucha armada sino de políticos que ocuparon cargos por voluntad popular expresada en las urnas que están presos sin juicio ni condena.

Tampoco estos opositores venezolanos recluidos en su mayoría en cárceles militares desvelan a Mujica, Sendic y los senadores frentistas como para mandarle una carta a Maduro pidiendo que los libere.

Es irritante esa disparidad de criterios de la izquierda gobernante. Se apiada por López Rivera al punto que Mujica —en una escala montevideana de su gira mundial— le entregó personalmente la carta para Obama a la embajadora de Estados Unidos en Uruguay. En cambio, por los presos políticos de Cuba y Venezuela no hay piedad, ni carta ni interés alguno. Así vamos.

EDITORIAL

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