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Guantánamo, Vázquez y Mujica

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El año pasado, el ex Presidente Mujica realizaba una conferencia de prensa con la finalidad de hacer pública una carta del gobierno de Estados Unidos, afirmando, respecto a los refugiados de Guantánamo, que: “No existe información que demuestre que estas personas estuvieran involucradas o hubieran facilitado actividades terroristas en contra de EE.UU., sus socios o aliados”.

El año pasado, el ex Presidente Mujica realizaba una conferencia de prensa con la finalidad de hacer pública una carta del gobierno de Estados Unidos, afirmando, respecto a los refugiados de Guantánamo, que: “No existe información que demuestre que estas personas estuvieran involucradas o hubieran facilitado actividades terroristas en contra de EE.UU., sus socios o aliados”.

Se trataba de una lamentable puesta en escena, acordada por la diplomacia de dos estados, para maquillar un acuerdo difícil de explicar. Si hay algo incuestionable es que para Mujica la palabra del gobierno estadounidense carecía de credibilidad, siendo insólito que sacara a relucir - como si fuera la prueba del nueve- una declaración del carcelero sobre la inocencia de sus prisioneros. Resulta obvio que nadie tiene prisionero durante más de una década a un grupo de personas, sometiéndolos a crueles torturas, si considera que son inocentes.

Asimismo, no es aceptable que para ese gobierno se tratara de personas no culpables de terrorismo, cuando el traslado en avión para su liberación se realizó en condiciones infrahumanas, esposados y encapuchados.

Todo el mundo sabe que EE.UU. tiene intenciones de cerrar Guantánamo, pero no encuentra países que estén dispuestos a recibir a sus prisioneros. Por esa razón, al gobierno de Obama no le importó reconocer que mantuvo a estas personas privadas de libertad y en las peores condiciones, a pesar de que eran inocentes, porque en definitiva la carta no fue más que parte del precio que EE.UU. le pagó al Uruguay por recibir a los prisioneros.

Lo que no es aceptable para los uruguayos es que el Presidente de la República, acompañado por las autoridades del Pit-Cnt, convocara a la prensa para difundir el contenido de una nota en la que no creía, ni él, ni ninguna de las personas que estaban a su lado. Y no estoy afirmando que estas personas sean culpables o inocentes de haber cometido algún acto de terrorismo, ya que lamentablemente eso nunca va a poder comprobarse, porque EE.UU. no los sometió a un debido proceso con las garantías que existen en todos los Estados de Derecho.

Tan duro como haber soportado la tortura, es cargar eternamente con una condena social sobre los hombros, ya que no van a poder demostrar su inocencia, así como tampoco nadie va a poder demostrar su culpabilidad. Actualmente la obra sigue y en el último acto Vázquez dijo que le va a plantear a Obama que se haga cargo del costo de reinserción de los refugiados.

Por su parte, Mujica declaró que: “Estados Unidos no se haga el sota, hay que poner el huevito, el huevito es con los de Guantánamo”. Seguramente, dentro de unos días EE.UU. se va a hacer cargo de la manutención de estas personas y el pueblo uruguayo va a quedar contento, tanto los que estaban a favor de traerlos, como los que estaban en contra.

Lo correcto sería que el gobierno uruguayo en lugar de pedirle a EE.UU. algunos miles de dólares por mes, le exigiera una conducta coherente con el contenido de la carta sobre la inocencia de estas personas y los indemnizara con los mismos parámetros económicos que se indemniza en EE.UU. a las personas privadas de libertad en forma indebida.

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Gonzalo Ramírez

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