Es jefe de inspectores. En las noches patrulla con su equipo. Fue tiroteado y sufrió varios atentados.

Le dicen "el Sheriff". En las fotos con su equipo de inspectores de la Intendencia de Rivera, Carlos Migorena posa al igual que Eliot Ness y "Los Intocables".

A Migorena le encanta salir por las noches para combatir las "picadas" de autos y motos y detener vehículos robados o en infracción. Su lema es: "Las batallas se ganan en las calles y no detrás de un escritorio".

Tiene tantos amigos como un cantor o un actor de cine. Sus dos cuentas de Facebook llegan al techo máximo de amigos permitidos por esa red social. En una de las cuentas posee 4.992 amigos y en la otra, 4.995.

En las redes sociales, vecinos y vecinas lo tratan como un salvador, el último romántico, el que los cuida. Carlos F. le pide que encuentre la bicicleta que robaron a un niño en Pueblo Nuevo. Rosi le solicita que realice un operativo en Arturo Nuñez y Avenida Italia porque no puede dormir por los autos con música elevada y motos con escapes libres.

Una riverense, que vive en Montevideo, dice que Migorena debería ser ministro del Interior. Julia le agradece por proteger a sus hijos cuando salen de noche.

En las calles, Migorena se muestra como un duro, un hombre con coraje. Realiza los operativos acompañado por cuatro inspectores municipales y seis policías en régimen de Servicio 222. Los integrantes de su equipo como los policías fueron elegidos por él en base a un claro perfil: deben ser valientes y amables.

En las calles, los funcionarios deben ser severos con el infractor, muy duros con el delincuente y muy educados con el ciudadano, explica Migorena.

Algunos policías salen con él dos días. En 2016 se desató un tiroteo en el centro de Rivera entre dos bandas rivales. Dos agentes le dijeron que debían correr para el otro lado en lugar de intervenir. Al otro día fueron reemplazados.

"Hoy (1:53 horas del 17 de enero) salimos a las calles con dolor, tristeza, indignación y rabia. Hacíamos nuestro trabajo. Pero de reojo mirábamos los vehículos. Queríamos a la camioneta del asalto (al cambio de Rivera donde hubo dos muertos). Y la encontramos pero estaba vacía. (…) Una vez más orgulloso de los hombres que comando. Se juegan en todas y me siguen hasta el fin del mundo".

En Rivera cuentan dos chistes sobre Migorena. Uno que su apellido significa "Sacamoto" en japonés. Su equipo decomisaba un promedio de 1.000 motos por año. Sus propietarios generalmente no tenían los documentos en regla o carecían de matrículas. En 2016, la Inspección General incautó 386 motos. Esa caída, dice Migorena, se debe a que muchos propietarios regularizaron sus vehículos.

El otro chiste es que le dicen "el Sheriff" por su actitud de duro, de estar al frente de los operativos. Ese apodo fue quedando con el correr del tiem- po y muchos riverenses lo adoptaron.

Migorena sale a las calles armado. Lleva una pistola Astra, de origen argentino, calibre 3.80. La usa por seguridad, dice.

Tras explicar que posee porte de armas, Migorena recuerda que dos de sus hombres resultaron heridos. En ocho años, los funcionarios de Inspección General lograron procesar a 142 individuos. Es que en las calles encuentran autos robados, drogas y rapiñeros.

"Siempre en las sombras como cobardes… Una vez más. En la noche de hoy (19 de septiembre de 2016) sufrimos un atentado. Esta vez contra mi vehículo particular. Ya son tantos en estos años que perdí la cuenta. Pero una cosa sí sé. Seguro que así no nos intimidan ni doblegan. Aaah de frente es difícil…".

En su perfil de Facebook, Migorena también muestra una imagen de un hombre que no duda. Destaca películas del actor y fisicoculturista Dwayne Johnson, muestra videos de la policía de Paraguay que "baja a palos" a un motociclista que no se detiene en un control callejero y critica al gremio de transporte por parar tras un ataque a ómnibus.

Para Migorena, las calles son el escenario de una guerra sin cuartel. El 20 de diciembre pasado, cuando obtuvo un premio a su labor, publicó en su perfil de Facebook: "Este reconocimiento se ganó en las calles. Se lo dedico a los hombres y mujeres que me acompañan en el frente de batalla todos los días, municipales y policías".

En su perfil de Facebook, Migorena muestra su lado gardeliano, de seductor.

Cita al poeta Ernesto Pérez Vallejo: "Entonces se desnudó y donde ella aseguraba que sobraban kilos, yo juré que faltaban besos". Yo juré, insiste.

Muchas mujeres respondieron: aún quedan hombres románticos; no todo está perdido; un caballero.

Migorena tiene seis hijos y tres parejas. Relata que, divorciado, puede contar que reci-bió varias propuestas matri-moniales de admiradoras. Una de ellas le espetó: "Conmigo no necesitás trabajar en la Intendencia".

En situaciones descontracturadas, Carlos Migorena luce un look gardeliano: saco sport negro, camisa oscura abierta, pantalones haciendo tono y zapatos negros. Por las noches o cuando realiza un operativo, ostenta con orgullo una remera negra con el distintivo de la Intendencia Departamental de Rivera (IDR) de color amarillo en el pecho; la bandera uruguaya en una manga y el escudo de la comuna riverense en la otra manga; pantalones negros y zapatos del mismo color.

Fue edil colorado entre 1990 y 1995. Ocupó cargos en la Intendencia de Rivera durante la gestión de Tabaré Viera —hoy diputado— y en las dos administraciones de Marne Osorio.

Desde mayo de 2006 fue designado por el intendente Osorio como inspector General de la Intendencia de Rivera. Desde que asumió emprendió una lucha sin cuartel contra el tránsito caótico de Rivera. Ahora se jacta de que hace dos años que no hay muertos en el tránsito en la capital riverense.

EDUARDO BARRENECHE

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