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Larga vida a la patria Stone

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SEBASTIÁN AUYANET

Hubo un tiempo en el que se habló mucho de los Beatles uruguayos y poco de los Stones uruguayos. Una banda con un LP que cuarenta años después vuelve a la vida en dos noches de sueños cumplidos para varios fanáticos obsesivos.

"¿Viste? ¡Se hizo!". Jorge Fernández, guitarra solista y encargado de los coros, se seca la frente transpirada con el antebrazo y resopla por el calor de ese microclima que es el estudio Sonar. Sonríe.

En el estudio hay un atril con un cronograma de prensa y una copia de un mail firmado por Esteban Hirschfeld, el hombre de los teclados, la armónica y una de las cabezas más visibles del reencuentro. El contenido es una lista de canciones, una arenga tan feliz como la cara del guitarrista y la lista de posibles invitados y colaboradores "locales". Esteban recibe como si se tratase de una fiesta de cumpleaños, se calza su campera de cuero y queda listo para la foto.

Sentado en una silla, bien cerca de la batería, Julio Montero acerca su oreja al retorno del bajo y sigue probando. Minutos después, fuera del estudio y caminando por la calle Zelmar Michelini, el hombre de camisa negra a lunares recuerda: "Hace más de 30 años que no venía a Montevideo, está hermosa". Ahora vive en las Islas Canarias.

Dentro del ambiente de excitación, el más tranquilo es Polo, justo el dueño de esa voz que tanto recuerda al Mick Jagger de la primera época de los Rolling Stones. Abrigado para resguardarse de un problema crónico de bronquios, parece el menos aterrizado a la cuestión.

Cuatro de los cinco Mockers originales posan nuevamente para una foto promocional de su banda, profesionales pero desacostumbrados al flash. En los palillos de la batería aparece Nicolás Rodríguez de Boomerang, quien ocupará el lugar de "Beto" Freigedo, a quien se recuerda con nostalgia después de su fallecimiento en un accidente.

Beto era el único que vivía en Uruguay. Los Mockers, que tocaban en bailes del Parque Hotel y grababan en Buenos Aires durante excursiones con los Shakers y Rada, se fueron yendo del país. Hoy Polo vive en Suiza, Jorge en Argentina y Esteban cerca de Julio, en España. Allí es guitarrista del rockero español Jaime Urrutia.

NADA "ESTÓN". ¿Por qué es importante el regreso de los Mockers? Una razón objetiva y de peso se encuentra en parte del sonido local montevideano. Junto con la aparición de algunas canciones en la película 25 watts, Astroboy crecía en la escena local y hacía énfasis en la base de "rock mocker" de su identidad musical cuando a sus músicos les tocaba señalar su influencia más fuerte. Nada de Beatles ni rock "retro". Y por cercanía u originalidad, a partir de ahí más bandas y fanáticos de la nueva generación comenzaron a atender a esa vieja música. Su único registro en CD (Los Mockers 1965 - 1967, editado por el sello argentino Monster Records) era imposible de conseguir, y se volvió objeto de culto, convirtiendo a la banda en un mito "descubierto" por cada nuevo seguidor que se topaba con su música.

Eso fue así hasta este año, cuando el sello Perro Andaluz logró conseguir los derechos de la recopilación en el mes de abril. Así llegó la primera edición uruguaya de una banda que ya había visto cómo ese LP aparecía en Suecia, Estados Unidos o España, y que hoy puede encontrarse en las bateas de la ciudad.

Esa razón se mezcla con las credenciales musicales del grupo. Los Mockers, sin más que algunos discos de referencia, tenían el "sonido Stone" más logrado de la región, y apreciado a nivel internacional.

Bastante desmarcados por motivos cronológicos de lo que hoy es la música de los londinenses (y también de cualquier atisbo "rolinga" propio de las bandas más populares del rock argentino en la actualidad), los Mockers lograron composiciones propias al nivel de lo que en esos primeros años de apogeo hicieron Jagger, Richards, Jones y Watts, dejando una camada de canciones buscadas con rigor arqueológico, como destaca Gerardo Michelín en el texto que acompaña la edición.

Los músicos, aún sin creérselo, impulsaron un reencuentro en España, algunos de sus músicos tocaron en Montevideo con bandas amigas y sembraron un regreso definitivo, al menos por dos noches e incluso con canciones nuevas.

"Quiero que nos recuerden como una banda que envejeció con dignidad", dijo Hirschfeld en 1992 en una nota publicada por este diario. Si es válido medir la dignidad en cuanto al sentimiento que aún despiertan esas viejas canciones en quienes esperan desde hace años a los Mockers, estos veteranos anglófilos la tienen. Apenas algunas de las razones que justifican estas dos noches de reencuentro.

Al cruce de dos generaciones

Los conciertos que tendrán lugar hoy y el próximo martes -con una breve escala en el boliche Ultrabar de Buenos Aires, show que se destaca incluso en la web argentina de la revista Rolling Stone-, representan la primera reunión del grupo en vivo, después de que durante el año pasado grabaran en España el tema 25 watts is all I need, una canción dedicada a la memoria del director Juan Pablo Rebella.

En los conciertos de esta noche, también aparecerán sobre el escenario músicos de la banda Boomerang, que oficiará de telonera y también ha acompañado en forma parcial las grabaciones del nuevo proyecto discográfico del grupo, aún en espera de desarrollo. Es de esperar que alguno de los músicos de Astroboy también esté sobre la Zitarrosa para tocar junto a sus ídolos alguna de las canciones de la banda.

El repertorio de los Mockers tiene buena parte de su integración basada en "covers" de canciones originales de los Rolling Stones. Así que también es de esperar que Polo vuelva a cantar temas como As tears go by o Paint it, black, temas compuestos por la dupla Jagger/Richards que también integran el recopilatorio. El recital comienza a las 21 y el precio de las entradas va de los $ 300 a los $ 200.

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