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No aprendí nada

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El nuevo modus operandi instaurado por la nueva administración me tiene desconcertado, pone en jaque todos mis conocimientos empíricos acerca de las tareas gubernamentales en casi quince años de militancia política, a la vez que destruye todo lo aprendido por mi transitar universitario. Es tal la magnitud del shock que me estoy planteando con cierta insistencia volver a estudiar para de este modo estar a la altura de los acontecimientos.

Por lo visto no aprendí nada de Economía; desde el gobierno se realizan anuncios a tambor batiente un día sí y otro también que pasan por los aumentos salariales al funcionariado público, por la contratación de nuevos empleados del Estado, un incremento en la dotación presupuestal de la educación del orden del 4,5 del producto nacional acompañado de un compromiso con el Fondo Monetario Internacional de un superávit primario cercano al cuatro por ciento de nuestro PBI.

Si del Fondo hablamos, no se me había ocurrido lo beneficioso de plantear una suspensión de ejecuciones por vía legal a escasas horas de que el Ministro de Economía realizara una conferencia de prensa para anunciar una suerte de avance en las negociaciones que tienen como objetivo postergar o refinanciar casi mil millones de dólares con ese organismo.

Debería de entender el nuevo concepto de competitividad, el de un atraso cambiario cercano al 17% confirmado por el Ministro de Ganadería, acompañado de un incremento salarial surgido de los noveles Consejos de Salarios confirmado por el Ministro de Trabajo en un país que depende de sus exportaciones para poder seguir creciendo y generar empleos genuinos y que por su tamaño en el concierto internacional es seguro tomador de precios.

Lamento ser tan ignorante al no comprender que el problema de la seguridad pública se solucione con la liberación al barrer de los encarcelados que hayan cumplido la mitad de la pena.

Qué burro he sido en no entender al Ministro del Interior cuando dice que estas políticas surgen de una fuerza política que defiende a los excluidos y por ello les larga a los habitantes más humildes de la población casi mil ciudadanos con antecedentes delictivos para su convivencia mientras las mansiones de Carrasco se pertrechan con alarmas multisensoriales de todos los colores.

Que ironía la mía en creer que una forma de poder equilibrar algo las asimetrías entre los adolescentes que tienen el privilegio de concurrir a un colegio privado con aquellos que concurren a los liceos públicos era tener un año curricular parecido sin padecer las huelgas y las ocupaciones predeterminadas.

Por suerte desde el Codicen me desasnaron y permiten que gurises de 13 o 15 años puedan sin sanción alguna autodeterminarse sus atrasos y ocupar libremente sus centros de estudios sin el oprobio de que las autoridades osen incidir en el tema.

También me equivoqué, con la concesión del agua, con la asociación de Ancap con privados, con la iniciativa de generar un clima favorable a la inversión acompañado de la voluntad de tarifar los productos de la industria nacional y me voy convenciendo de que se pueden hacer todas estas cosas porque hubo un cambio tan, pero tan radical que nos coloca como paradigma de felicidad eterna por el solo hecho de que el gobierno es de izquierda.

Sin embargo algo me dice que el mundo sigue igual, que hay que aprovechar el tiempo más valioso que se tiene al llegar al Gobierno que son sus primeros cien días, de forma de plantearle a la población expectante medidas concretas, orquestadas, sin contramarchas ni contradicciones.

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