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entrevista

Eleonora Wexler, la gran villana argentina que llega a Uruguay para reivindicar a una pionera del feminismo

La actriz llega al Teatro Solís con el unipersonal "Mary para Mary" donde interpreta a la escritora y pensadora Mary Wollstonecraft.

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Eleonora Wexler.
Eleonora Wexler.
Foto: Difusión

Por Nicolás Lauber
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Comenzó a actuar a los ocho años en la obra Annie y desde entonces no se detuvo. A través de la pantalla chica se la vio crecer, y de aquel debut ya pasaron 40 años. Eleonora Wexler, la actriz que llega mañana al Teatro Solís con el unipersonal Mary para Mary, atiende la llamada de El País en una pausa de las grabaciones de una película cuyo título no puede revelar pero que le exige filmar de noche y dormir de tarde. “Me queda poco resto del día”, comenta entre risas la actriz que cosechó la fama gracias a sus papeles de villana en telenovelas como Son de fierro, Como vos & yo, y Valientes.

Esta función de la obra Mary para Mary iba a realizarse el diciembre pasado en El Galpón, pero una postergación en la filmación de la película cambió sus planes. Finalmente llega al Teatro Solís (entradas por Tickantel), un escenario que ocupa un lugar especial en su corazón. “Me encanta hacer esta obra en Uruguay en el marco del mes de la mujer, y en el Teatro Solís. Hace muchos años que fui (con El descenso del Monte Morgan junto a Oscar Martínez y Carola Reyna, en 2011) y es hermoso. Estuve en Montevideo hace poco porque me encanta Uruguay y lo disfruto mucho. Pasé por el Solís, me saqué fotos e incluso me compré un imán del Solís para mi heladera. Te lo juro. Es que hay teatros emblemáticos, y el Solís es flor de teatro, muy hermoso.

—La Mary Wollstonecraft que interpretás escribió Vindicación de los derechos de la mujer en 1792. ¿La entendés como una pionera?
—Sí, es una pionera, pionera. Me encanta reflotarla porque son de estos personajes que no han tenido tanta trascendencia. Quizás sí en la literatura, dentro de los escritores, pero no en lo que es el pueblo. Me gusta reflotarla en este momento donde el feminismo tiene tanta potencia. Me encanta revivirla y poder contar esta historia de ella escrita por otra mujer maravillosa, Paloma Pedrero.

Eleonora Wexler.
Eleonora Wexler.
Foto: Difusión

—¿Cómo llegaste a la obra?
—Estaba haciendo una obra en una salita muy linda en el off de Buenos Aires, y Georgina Rey hacía otro espectáculo dirigido por Marcelo Moncarz. Con Georgina compartíamos camarín y ella le dijo a Marcelo: es un monólogo para Eleonora, y élme lo mandó. En un principio no estaba muy atraída por el monólogo, pasó la pandemia y cuando lo volví a leer me dije: “quiero contar la historia de esa mujer y lo que dice”. Fundamentalmente por el legado que quiere dejarle a su hija y a la humanidad. Nos pusimos en campaña con Marce, armamos una cooperativa, encontramos el teatro Picadero para hacerla y ahí fuimos. La hicimos allí un par de meses, después hicimos una gira porque yo tenía otras cosas y se me complicaba hacerla. Finalmente llega a Uruguay.

—¿Cuál es el mensaje que deja la obra?
—Lo que ella quiere transmitir tiene que ver con la educación y la conciencia. Para lograr la igualdad, dice, hay que lograr algo que en ese momento no existía: la educación de las mujeres. No había posibilidad. Ella incluso funda un colegio y escribe. Imaginate, es una revolucionaria. Ella sostiene que solo a partir de la educación puede haber una sociedad mejor y la posibilidad de tener igualdad entre hombres y mujeres. Le transmite eso a su hija, le dice que ame la amistad, que sea independiente y que hay buenos hombres. Ella no dice “vamos a matar a todos los hombres”, sino somos diferentes pero tenemos que aprender los unos de los otros. Lo que es interesante de esto es que ella lo dice en los últimos años del 1700. Ella también habla de volver a la esencia de la naturaleza, y te hace replantearte todo. Avanzó la tecnología y un montón de cosas, tenemos muchos más derechos que antes, pero a la naturaleza la estamos destrozando en mil pedazos. Sigue existiendo un mundo patriarcal donde las mismas posibilidades no existen más allá de la deconstrucción y todo eso. Es una reflexión de sentimiento y de vivir con ella lo que soñaba o auguraba para su hija y un mundo mejor.

—En base a ese texto, ¿le deseás lo mismo para tu hija?
—Sin dudas. Por eso me siento tan identificada con ella. No me llegó la primera vez que lo leí. Me pareció que mi hija ya había crecido y que había un querer transmitírselo a ella. Yo pienso en esta madre pasando esas ideas, esos pensamientos profundos de vida, y es lo que me gustaría transmitirle a mi hija.

Eleonora Wexler.
Eleonora Wexler.
Foto: Difusión

—¿No sentís que vos también venís de una familia que rompió ciertos moldes? Me refiero a que empezaste a trabajar a los ocho años.
—Es verdad, no lo había pensado. Sí, y sigo eligiendo esta profesión, porque en un momento una se lo pregunta. Trabajé desde chica y muy a consciencia del juego. A mí me gustaba hacerlo, no era que me sentía obligada ni mucho menos. De chica me gustaba observar, ver cine, teatro. Quizás rompí ciertos patrones en lo familiar porque no hay nadie en la familia que haga lo que hago yo. Hacen otras locuras, porque mi hermana Luciana es cirujana plástica, mi madre es maestra, mi padre es vendedor, siempre ha sido un vendedor nato. Pero no hay otros artistas.

—Siendo niña actriz, estudiabas en tu casa para que no te vaya mal en el liceo. ¿Tenías cierta obsesión por el estudio?
—Sí, soy un poco obse (risas). Desde chica, siempre fui muy obsesiva porque me gusta aprender. De hecho en momentos donde he tenido baches de laburo, me anoté porque quise estudiar Letras en la facultad. Después siempre me salía algo y se me complicaba coordinar los horarios. Ahora estoy estudiando El testamento de María que es la obra que voy a hacer en mayo y se basa en la Virgen María. Es una obra muy polémica del irlandés Colm Tóibín sobre la Virgen María, muy fuerte, intensa y me hace preguntarme muchas cosas.

Eleonora Wexler. Foto: Difusión.
Eleonora Wexler. Foto: Difusión

—Esa obsesión se nota en tus personajes: en un momento fuiste la villana de las telenovelas, pero siempre le agregabas alguna vuelta.
—Totalmente. La de Valientes, lo que me divertí con esa villana no te puedo explicar. Después la de La Valla que hice en España era bastante inescrupulosa, distinta. Me divierte mucho ser la villana.

—Parece más divertido que ser la buena a quien le pasan las desgracias.
—Sí. Igual, ahora hay un cambio, como no están las ficciones de antes, en las series, nadie es tan bueno ni tan malo, lo que también es interesante. Ha mutado lo que es un villano, eso es más interesante porque podés tener un abanico más amplio para poder contar al personaje.

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