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Tienen menos de 35, renuevan la literatura uruguaya y brillan en los premios: tres autores que hay que seguir

Leonor Courtoisie, Hugo Portal y Tamara Silva Bernaschina son parte de la nueva camada de autores uruguayos que renuevan la literatura local con su trabajo.

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Libros
Libros.
Foto: Archivo.

Proliferan los talleres literarios, crecen las editoriales independientes que no dejan de publicar a nuevos autores, los libros trascienden el papel de la mano de booktubers y las ferias del libro son —desde hace tiempo— un paseo obligatorio en familia. A su vez, la literatura uruguaya se renueva con la mirada de jóvenes talentos que le aportan una bocanada de aire fresco a la escena.

La lista es larga e incluye nombres como José Arenas, Florencia Parentelli, Alejandra Gregorio, Mateo Rovira y Ciro Benjamín. En esta guía de El País, sin embargo, se seleccionó a tres autores —Leonor Courtoisie, Hugo Portal y Tamara Silva Bernaschina— que cultivan distintos enfoques en su escritura y reflejan la variedad estilística de la generación sub 35. Mientras que Hugo Portal apuesta por la renovación de la novela negra con el genial Verdades inconclusas, Leonor Courtoisie elige desafiar la noción de lo que debería ser la literatura con la interpeladora Irse yendo. Tamara Silva Bernaschina, por su parte, ofrece una serie de descripciones precisas y memorables de la naturaleza en Desastres naturales, un cuentario cautivante.

Los libros de Portal y Bernaschina fueron escritos en plena pandemia, y funcionaron como una especie de refugio y una motivación en una época sumamente desestimulante. Y si hay que encontrar puentes entre el trabajo de los tres autores, la inspiración ante la muerte sobrevuela sus obras. Portal la usa como punto de partida para su novela negra, Courtoisie la aborda en el núcleo familiar y Bernaschina la toma como un hecho capaz de quebrar la quietud.

A continuación, tres perfiles para conocer más sobre los autores a los que hay que prestarle atención. Esta es una invitación a descubrirlos y, por supuesto, a leerlos. Sus trabajos están disponibles en librerías.

Leonor Courtoisie, detrás de "Irse yendo"

Leonor Courtoisie es, ante todo, una artista. Escribió y dirigió Estudio para La mujer desnuda, la obra de la Comedia Nacional que no dejó de agotar funciones en el Teatro Solís. Actuó en películas como Carmen Vidal, mujer detective y Miss Tacuarembó, y le puso voz al EP Leonor Courtoisie Pau. Estuvo al frente de Salvadora Editora, es especializada en dramaturgia, y egresada de actuación de la EMAD. Es miembro del Directors LAB del Lincoln Center Theater de Nueva York y La patria que te parió, su primera obra como directora y dramaturga, ganó el Premio de la Movida Joven de la Intendencia de Montevideo.

Su currículum podría extenderse unas cuantas líneas más, pero no hay que desviarse del foco: Leonor Courtoisie también escribe libros. Y leer Irse yendo, su primera novela, es toda una experiencia.

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Leonor Courtoisie.
Foto: Francisco Flores.

“Cuando la escribí, me interesaba no separar la idea de una cierta escritura en total intimidad y que quizás nunca vaya a ser mostrada, de la concepción de lo que tendría que ser la literatura”, explica. “Quería ver qué sucedía al permitir que ingresara un presente absoluto en esa escritura sin sentido, finalidad, personajes definidos, puntos de giros ni trama precisa, que son parte de los modelos aristotélicos que conocemos como escuela de escritura”.

Como si se tratara de un diario íntimo que se lee a escondidas, uno se sumerge en el universo de Courtoisie como si estuviese rompiendo su intimidad. Si lo que está escrito es verdad o no, eso no importa. En Irse yendo hay muerte, crisis —familiares y existenciales—, encrucijadas, superposición de voces, cuestionamientos, miedos y una prosa que se alimenta de lo cotidiano. Todo se presenta de una forma casi visceral y terapéutica que la artista de 33 años describe de la siguiente manera: “Hay algo que tiene que ver con la memoria y con la idea de que si no dejo esto en algún lado, no me va a dejar seguir adelante. Tiene que morir, aunque sea en un libro, para que yo pueda resucitar”.

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"Irse yerndo".
Foto: Difusión.

Irse yendo se publicó primero en España por Continta Me Tienes, y luego llegó a Uruguay a través de Criatura Editora. Si bien es su primera novela, no se trata de su debut literario; en 2020 lanzó el poemario Todas esas cosas siguen vivas. Según le adelanta a El País, actualmente está trabajando en un libro sobre los conflictos bélicos en el Medio Oriente a finales de los sesenta y principios de los setenta. Es un proyecto que inició hace seis años y, meses atrás, viajó a Moldavia para escribir. “Me interesa investigar cómo las narrativas impactan en las individualidades y la vida social”, dice. “Quiero analizar cómo se construyen los relatos y qué hay detrás de las historias que nos cuentan. Es un ejercicio de pensamiento y en tránsito por distintos paisajes y ciudades”.

“Escribir es un ayudamemoria y tiene que ver con mi fuego interno”, asegura. “Es una forma de habitar la vida”.

Hugo Portal y sus "Verdades inconclusas"

Con Verdades inconclusas, una de las 10 finalistas del Premio Planeta 2020, Hugo Portal se consolidó como una de las nuevas voces de la novela negra uruguaya. Nacido en Cardona, el autor de 29 años ya había autopublicado dos novelas cortas (Los chicos del bosque y La víctima inesperada) y estaba listo para el siguiente paso. “Como escritor, me parecía natural escribir una novela más larga y con personajes más desarrollados”, dice. Había leído el primer libro de la Serie Bergman, de Hans Rosenfeldt, y la edición de Planeta le había parecido tan buena que se planteó el objetivo de, algún día, publicar a través de esa editorial.

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Hugo Portal.
Foto: Gentileza Hugo Portal.

Entonces, le llegó un mensaje de WhatsApp de su madre con la convocatoria del Premio Planeta. Era 2020, la pandemia ya había irrumpido y Portal —que además es profesor de inglés— daba clases por videoconferencia. Ya había escrito la mitad de Verdades Inconclusas, pero necesitaba al menos 200 páginas para cumplir con los requisitos. “Escribía todas las noches, desde las 22.00 hasta la madrugada, y los fines de semana le dedicaba más tiempo; estaba metido con la historia hasta cuando viajaba en ómnibus”, recuerda. En dos meses la terminó y la envió.

Pero hubo un problema. “Nunca supe si realmente estaba participando porque hasta mediados de junio recibían los manuscritos en España; lo mandé a principios de mes pero como los vuelos de correo estaban más lentos por la pandemia, llegó fuera de fecha”.

Sí envió a tiempo la novela por mail y, aunque el manuscrito llegó más tarde, se lo aceptaron. Meses después, lo despertó una llamada. Eran las seis de la mañana. “Casi me había olvidado del tema porque nunca había recibido una confirmación, así que cuando me dijeron que era uno de los 10 finalistas me agarró muy de sorpresa”, cuenta. Era el único autor latinoamericano seleccionado entre los 582 postulantes. “Llamé a mi madre y a un amigo, pero ninguno me contestó a esa hora. Después me llamaron porque pensaron que me había pasado algo”, relata, entre risas.

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"Verdades inconclusas".
Foto: Difusión.

Verdades inconclusas se publicó el año pasado a través de Planeta y está en librerías. Es un policial vertiginoso que, como define su autor, adquiere un rumbo alternativo que roza la ciencia ficción. “No lo soporto”, dice la nota que Cecilia Cardenales dejó escrita antes de suicidarse en su hogar. Su cuerpo no tiene rastros de agresión, pero la detective Verónica Santacruz y su equipo se niegan a cerrar el caso. Hay algo en esa historia que se conecta con otras que nunca fueron resueltas. “Me interesaba la idea de un criminal que acecha a sus víctimas sin dejar rastro y ataca de una manera casi subliminal”, explica Portal. “También tenía en la cabeza cómo la lingüística puede inducir acciones a través del inconsciente”.

Portal le adelanta a El País que ya escribió otras dos novelas ambientadas en ese universo. Habrá que estar atentos.

Los "Desastres naturales" de Tamara Silva Bernaschina

Tamara Silva Bernaschina nació en Minas, tiene 23 años y su debut literario, Desastres naturales, cautiva de inmediato. “El futuro de la literatura uruguaya está en buenas manos”, escribe Horacio Cavallo en la contratapa del cuentario editado por Estuario, y a uno no le queda más que darle la razón. Obsesionada con el universo de lo posible, Bernaschina presenta una serie de cuentos e imágenes memorables donde la tensión y la cercanía de la muerte acechan sin descanso. La mayoría están ambientados en el campo, la escenografía perfecta para este tipo de historias. “No es que sea tan tranquilo, pero podría irrumpir algo tan terrible que quiebre con el transcurso de esos días eternos que podrían ser iguales unos con otros”, asegura. “Capaz no pasa nada, pero me divierte pensar que sí; es algo místico y oscuro”.

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Tamara Silva Bernaschina.
Foto: Gentileza Tamara Silva Bernaschina.

Desastres naturales, que llegó a liberrías en mayo, fue una de las obras seleccionadas del premio Felisberto, un incentivo a la edición de libros de cuentos promovido por el Instituto Nacional de Letras. Bernaschina, que además es estudiante avanzada de la Licenciatura de Letras y de la Tecnicatura de Corrección de Estilo, lo escribió en plena pandemia. “Vivía en Aiguá y en 2019 me había mudado a Montevideo para estudiar la carrera, pero al año siguiente me volví al campo porque no tenía sentido seguir en la capital”, dice sobre la época de clases virtuales, temores y confinamiento. “Me anoté al taller literario de Horacio Cavallo y eso me permitió prestarle atención a algo que no fuese lo que estaba pasando a nivel global”.

La mayoría de los textos nacieron como respuesta a las consignas del autor de El silencio de los pájaros y, al finalizar el taller, le aconsejó a su alumna que los mostrara. “Horacio me dijo que tenían un tono y un clima, y que podría hacer algo con los cuentos”, relata. Hizo una selección y escribió algunos más para darle forma a Desastres naturales, una cautivadora carta de presentación. “Los textos se conectan con la idea de tensionar algo; es como si alguien estuviera tirando de unas cuerditas, las suelta y despierta un movimiento”, explica.

En ese sentido, la muerte es una presencia que conecta las historias: “Para mí es muy movilizadora, y no solo en el sentido de que la vida se termina. Pienso todo el tiempo en qué va a pasar después, cómo se va a organizar la falta y ese vacío; creo que esa es una de las intenciones: ver qué pasa si una pieza se mueve de lugar”.

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"Desastres naturales".
Foto: Difusión.

Ahora que Desastres naturales está en librerías, Bernaschina dice: “Siento una mezcla de nervios y vergüenza porque al principio todo era un sueño. No sabía si el libro se iba a publicar o no, pero cuando ganó el incentivo pasó a ser un hecho”. Luego, le dedica unas palabras a sus potenciales lectores: “No espero reflexiones ni nada parecido, pero sí me gustaría que alguna imagen les quede, que es lo que me pasa cuando leo algo que me gusta; me quedo pensando en imágenes”.

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