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Taylor Sheridan, consiguió elogios con una opera prima llena de nevada intensidad (Viento salvaje de 2004) y antes había escrito Sin nada que perder, una película que encantó (exageradamente) a muchos. Por eso uno debería exigirle un poquito más a Aquellos que desean mi muerte, su nueva película. Estelarizada por Angelina Jolie es una combinación de policial, drama y película de catástofe de los 90. Está disponible en el servicio de HBO Max.

Jolie es Hannah, una mujer bombero forestal con algún asunto por resolver incluyendo una negligencia propia que llevó a la muerte de tres niños en un incendio. Todos le explican que no es tan así aunque ella está acosada por pesadillas. Su jornada en una de esas torres de vigía que cuidan un inmenso bosque en Montana se ve alterada cuando se cruza con Connor (Finn Little), un niño que viene escapando de unos sicarios (entre los que está Nicholas Hoult). Ya mataron a su padre, un contador que descubrió una trampa financiera y ahora van tras el chiquilín que por lo visto es una amenaza aunque no parece.

Hannah encuentra así una forma de redimirse en ese niño perdido aunque para salvarlo debe encarar dos frentes complicados: los asesinos y, encima, el tremendo incendio que provocaron para distraer la atención policial. Hay dos personajes secundarios que esbozan una historia pero nadie osa profundizar en nada más allá de los estereotipos.

Para ver con los grados de credulidad a máximo nivel, el guion deja cabos sueltos y el drama es delgado como un papel de calco. Ganarle una carrera a un incendio forestal arrasando la pradera es de una inocencia que uno pensaba habían quedado escondidos en las cenizas de Volcano, un antecedente noventero que por lo menos tiene el beneficio de la nostalgia.