Hacer una huerta urbana es más fácil de lo que parece: cómo cultivar alimentos en casa y qué beneficios tiene

Estas estructuras pueden brindar alimentos seguros y de calidad, y nos ayudan a comer de estación y mejorar nuestro vínculo con la naturaleza.

Huerta urbana creada por el equipo de Huerta en Casa.
Foto: Cortesía Huerta en Casa.
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“Con un espacio de dos metros cuadrados, uno ya puede autoabastecerse de los verdes para las ensaladas de todos los días”, aseguró Horacio García, creador de 'Huerta en Casa' junto a Martín Fossemale y Pedro Young, un proyecto que ayuda a las familias que así lo deseen a tener sus propios cultivos en el espacio que dispongan en su vivienda.

Mientras, su colega Facundo Elosegui, licenciado en Gestión Agropecuaria y dedicado también a la creación y el mantenimiento de huertas y bosques de alimentos con su proyecto Huerta Urbana, llamó la atención sobre el impacto económico que puede tener para las familias producir los alimentos en casa. “Solo hace falta mirar los valores de las verdulerías o el supermercado”, apuntó.

“Si tenemos poco espacio se vuelve algo más recreativo, pero sin dudas que con una buena área es redituable para sustentar la casa”, agregó.

Huerta urbana creada por el emprendimiento Huerta Urbana.
Foto: Cortesía Huerta Urbana.

Sumado a lo económico y a la comodidad de no tener que salir a hacer compras, otra ventaja de tener una huerta en casa es que potencia el contacto con la naturaleza y ayuda a “bajar la locura del día a día”, acotó García, y apuntó que si se lo toma como un trabajo en equipo, también es motivo de unión familiar. Además, resaltó otro factor positivo, que es el aporte a la seguridad alimentaria : “Uno sabe qué está comiendo porque lo plantó y lo cuidó, y eso es recontra gratificante. Y la calidad de los alimentos es superior a la que podemos encontrar en otros lados”, sostuvo.

En la misma línea, Elosegui expuso que la huerta urbana contribuye a tomar consciencia sobre el valor del alimento, de dónde viene y cómo se produce, y también permite descubrir nuevos sabores. A su vez, puede ayudar a reducir la huella de carbono, ya que “al tener alimentos en casa, uno no sale tanto al mercado”, aunque aclaró que eso “depende del tamaño y la capacidad de la huerta”.

Aprender a comer de estación

Tanto García como Elosegui resaltan que una de las mayores enseñanzas de la huerta tiene que ver con la importancia de comer productos de estación . Esto es positivo por varios motivos: “Uno consume el alimento en la época que tiene el mejor gusto, los nutrientes al máximo y sin forzar los recursos de la tierra”, explicó García.

De hecho, en producciones más grandes, el cultivo de productos fuera de estación –agregó– es más costoso y menos amigable con la naturaleza, es decir, menos sostenible.

“Mucha gente piensa que la huerta funciona solamente de diciembre a marzo, pero no es así”, sostuvo Elosegui. Con el tiempo, uno aprende qué plantar en cada época y logra manejarse al compás de la naturaleza. García afirmó: “La huerta se planta todo el año y es linda todo el año”.

Huerta urbana del equipo de Huerta en Casa.
Foto: Cortesía Huerta en Casa.

Los meses de marzo y abril representan un momento de cambio en la huerta: termina el ciclo primavera-verano e inicia el ciclo otoño-invierno. Según los expertos, este mes es ideal para plantar coles como kale, brócoli, coliflor, repollo y repollito de bruselas, leguminosas como habas y arvejas, y subterráneas como cebolla, zanahoria, remolacha, rabanitos y nabos. También están las plantas de hoja verde –compañeras fieles que funcionan todo el año– como la acelga, la lechuga, la rúcula y la espinaca.

En esto del cambio de ciclo, este mes hay mucho para cosechar. “Estamos terminando la temporada de verano, entonces quedan los últimos tomates, zapallos, pimientos y berenjenas, entre otros”, mencionó García. También puede quedar algún melón y alguna sandía, y por supuesto las hojas verdes, que siempre están.

Eliminar plagas sin dañar lo que plantamos

“En una huerta orgánica uno debe saber que siempre compartirá un porcentaje con la naturaleza, pero es cierto que, cuando ese porcentaje es muy alto, hay que hacer algo”, dijo el creador de Huerta en casa, y apuntó que “lo más bravo” son las hormigas negras, las babosas y los caracoles.

Él trabaja con soluciones orgánicas: “Las hormigas se combaten con arroz; ellas se llevan el arroz en vez de las hojas de la huerta. Para los caracoles y las babosas usamos trampas con cerveza o levadura, que les encanta. Se meten ahí y después uno puede depositarlos en otro lado, lejos de la huerta”, explicó.

Elosegui también combate los insectos y las enfermedades de manera ecológica, con productos orgánicos, “para mantener los alimentos saludables y seguros”.

Huerta urbana del equipo de Huerta Urbana.
Foto: Cortesía Huerta urbana.

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