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Nadia Rowinsky: la actriz itinerante

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Nadia Rowinsky

Hace 20 años, una joven morocha descolocó a todos en el periodismo deportivo local. Nadia Rowinsky hacía notas con todo desenfado a futbolistas y otros actores del masculino mundo de la pelota. Ese fue el pasaporte para su ingreso a la cadena Telemundo, en Miami. Se fue en 1996 para no volver más: en este tiempo se ha llevando a sus hermanos y padres consigo. Trabajó en decenas de canales y papeles, como actriz o como conductora. La gente piensa que es cubana, pero ella se sigue sintiendo tan oriental como cuando vivía aquí, en Rocha. Tiene una hija, Mila, que es el centro de su vida. Y a 20 años de su salida, cuenta su historia.

Nadia Rowinsky se formó como actriz y comunicadora en Rocha, Montevideo y en Buenos Aires. Pero seguramente su mejor distintivo ha sido (y sigue siendo) su alma inquieta. Desde que se fue de Uruguay en 1996, ha trabajado en varios canales de TV en Estados Unidos, hizo telenovelas en Colombia y en Brasil, teatro en México y probó suerte en Hollywood, aunque no fue este su mejor capítulo.

Hoy vive en Miami, con su hija Mila (4 años), y si bien está sin trabajo luego de haber sido despedida de un canal debido a un cambio en sus mayorías accionarias, la inestabilidad nunca fue motivo de temor. Al contrario.

Nadia Rowinsky
Nadia Rowinsky

“En los medios siempre hay etapas buenas y malas. Nunca me tomaron por sorpresa”, dice esta uruguaya de acento marcado por dos décadas comunicando para latinos en Estados Unidos. De ahora en más tiene un proyecto entre manos del que adelanta poco, pero vinculado a esta nueva televisión sin audiencias masivas y públicos segmentados.

Hoy la TV es un medio es muy diferente a cuando llegué a este país. Está en crisis porque todo el mundo mira Netflix u otras plataformas en Internet, pero la TV como medio va a seguir”,complementa.

Nadia Rowinsky integró el exitoso programa infantil Requetedivertidos (1992, Canal 4) pero fueron sus entrevistas para La hora de los deportes las que le dieron fama aquí y en el mundo. Eran mediados de los 90 y esta morocha sin pudor, sin guión y mucha sensualidad, entrevistaba a futbolistas y otros actores del muy masculino mundo de la pelota.

Fue una de esas notas rupturistas para la época la que le abrió la puerta de la cadena Telemundo, en Miami. Los directivos de entonces vieron una entrevista que le había hecho con todo desenfado al astro Enzo Francescoli. Se venían los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y decidieron convocar a Nadia para sumarse al equipo de transmisión para el público hispano en Estados Unidos.

Pasaron 20 años, pero desde el primer día supo que al irse no volvería. “Siempre tuve claro que era definitivo. Uruguay estaba lejos de lo que me interesaba que eran los medios grandes. No era la inmigrante típica que se iba para volver. Al contrario: quería traerme a toda mi familia y lo logré. Hoy viven todos conmigo”, dice sobre su mayor logro: traerse a padres y hermanos a su vida en Estados Unidos.

Auge. Nadia Rowinsky fue sensación en aquella cobertura de Telemundo de los Juegos Olímpicos 1996. Era una figura nueva también en algo naciente: la TV específicamente dirigida a hispanos. Su rostro comenzó a ser cada vez más conocido en la comunidad latina. Hasta hoy creen que cubana pero ella se encarga de reafirmar que es un pequeño país llamado Uruguay y que mucho no ubican en el mapa.

Nadia también se define como oriental en la personalidad. “Soy muy directa y frontal. Aquí los latinos muchas veces dan vueltas para decir las cosas. Yo no. Y decir lo que se piensa, en los medios, a veces es un problema”.

Luego tuvo oportunidad de trabajar en telenovelas en Brasil, para Globo. También fue parte de ficciones colombianas como Pedro, el escamoso e hizo teatro en México, donde vivió más de un año.

Su sueño siempre fue Hollywood. Lo intentó: se mudó allí e invirtió dinero y tiempo. Financió un cortometraje que la tenía como protagonista, pero no fue fácil. “Es muy difícil para los actores latinos llegar a Hollywood. Son pocos y lo que los logran, por lo general, pertenecen a las mayorías como mexicanos o cubanos”, asegura.

De todos modos, nunca hay que decir nunca. “He tenido mucha suerte para muchas cosas. Para esto, la sigo esperando”, dice.

Una vez le contó al periodista Jaime Bayly, de quien se hizo amigo, que tuvo una firma posibilidad de obtener un papel en una película de Quentin Tarantino, pero con una condición: salir desnuda. No lo aceptó.

Nadia Rowinsky
Nadia Rowinsky

En familia. A pesar de ser muy conocida, Nadia Rowinsky evita el contacto con lo que sería “la farándula” del público latino en Estados Unidos. No va a fiestas y eventos y tiene poca relación con colegas. “Las veces que me relacioné con personas del ambiente, no me fue bien”, asegura.

“Yo siempre estoy con mi familia y mis amigos no tienen que ver con el medio”, dice y hace sola la excepción de Bayly, con quien tiene una gran amistad.

Desde que se fue, Nadia Rowinsky se empecinó en traer a todos los integrantes de su familia consigo. Lo logró con sus tres hermanos y sus padres. Uno es cantante, el otro se recibió allí de economista y abogado... todos han hecho camino.

Hace cuatro años, Nadia se transformó en mamá y desde entonces, Mila Rowinsky es la prioridad para su madre.

Desde que se fue, Nadia Rowinsky volvió en alguna ocasión a su país: la última en 2009. Cuando le habla de Uruguay a su hija, le dice que le va a gustar porque hay muchas vacas y caballos. A la niña le encantan los animales y además de a su mamá, al otro uruguayo que conoce se llama Luis Suárez.

El mayor contacto de Nadia con su país se lo sigue dando el fútbol. Mira con fervor los partidos de la selección uruguaya.

“Me encanta la idiosincracia del uruguayo y es un orgullo para mí serlo”.

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Nadia Rowinsky

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