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El invierno de los veranillos: en julio hubo 16 días más cálidos de lo normal en Uruguay. ¿Cómo seguirá?

Las temperaturas se han ubicado un grado por encima de la media en el país. ¿Cuánto incide el fenómeno de El Niño y el calentamiento global? Aquí responden los expertos.

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Dia de calor en Montevideo. Foto: Archivo El País.
Día de calor en Montevideo. Foto: Archivo El País.

Formalmente estamos en invierno, pero las temperaturas de muchos días de estos últimos dos meses han llegado a sobrepasar los 20 grados. El pasado miércoles 9, por ejemplo, fue una tardecita ideal para terminar la jornada laboral tomando algo afuera, la máxima se ubicó en los 21 grados. El fin de semana anterior se había presentado también con temperaturas cálidas para esta estación del año: el domingo 6 la máxima llegó a los 25 grados en el sur y 30 en el norte, un día que se vivió como de primavera en la capital. La gente que salió a caminar por la rambla era abundante, juntadas de amigos en el Parque Rodó, los más audaces hasta se animaron a meterse al agua y lo filmaron para redes sociales como una “gran hazaña”. Pero veníamos de un sábado frío, con mucho viento, de una noche en la que hubo que recurrir a campera, gorro y hasta bufanda.

Para Mario Bidegain, meteorólogo asesor del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet), no hay duda y los números lo demuestran: “Estamos atravesando un invierno muy cálido, no el más cálido de toda la historia, pero las máximas están por encima del promedio para esta época”. Hay jornadas que comienzan con cuatro grados y luego superan los 20. Pero estos no son días aislados: si tomamos el mes de julio en Montevideo, 16 días fueron más cálidos de lo normal, según información de Inumet.

¿Cómo se explican estos “veranillos”, en pleno invierno? Los meteorólogos consultados para este informe concuerdan en una respuesta: en primer lugar es el efecto del fenómeno de El Niño, que en invierno se caracteriza por traer temperaturas cálidas, y en segundo lugar el calentamiento global, que se viene manifestando con mayor fuerza según muchos especialistas. El pasado 3 de julio fue el día más caluroso a nivel mundial desde que se tienen registros y la temperatura global promedio alcanzó los 17,18 grados, según datos de los Centros Nacionales de Pronóstico Ambiental de Estados Unidos. El récord anterior fue en agosto de 2016, donde la temperatura promedio llegó a los 16,92 grados.

Un invierno distinto.

Estamos en el invierno de “los veranillos” y la sorpresa es más cuando aparece el frío, que cuando la jornada está cálida. Las bajas temperaturas de la mañana temprana nos recuerdan que hay que andar con abrigo, pero hay que vestirse “en capas”, porque las posibilidades de quedar en remera son altas.

Día de calor en Montevideo. Foto: Archivo El País.
Día de calor en Montevideo. Foto: Archivo El País.

La ropa de invierno se usa, pero caminar por el centro de las ciudades y ver cómo va vestida la gente da algunas pistas sobre lo que está pasando. Se ven personas con remeras de manga corta andando al lado de otras de tapado de paño. La oscilación entre las mínimas de la mañana y las máximas a las que se llega al mediodía es enorme.

Bidegain, el meteorólogo asesor de Inumet, dice que hay que tener paciencia, cree que aún falta para saber qué va a pasar en el invierno porque la estación va por la mitad de su recorrido. De todos modos se aventura a hacer una proyección. “En cuanto al promedio de las temperaturas medias del invierno en este año, vamos a estar prácticamente un grado por encima de lo normal”, explica. Puede parecer poco, pero ese grado de diferencia se nota.

A su vez, hay una tendencia si se mira a mediano plazo, las temperaturas van subiendo. Bidegain dice que ya no se ven “los inviernos de hace 30 o 40 años atrás”, que ahora “son mucho más cálidos” y que además “son inviernos más cortos”.

¿Por qué estamos en este escenario? Bidegain explica que es clave entender que el calentamiento global está mostrando los efectos en todo el mundo, y que Uruguay no es ajeno a eso. Pero también es necesario observar el comportamiento del fenómeno de El Niño, en el que nos encontramos, y también el de La Niña, en el que estuvimos durante tres años y hasta marzo-abril pasado.

El fenómeno de El Niño implica el calentamiento de las aguas del Pacífico ecuatorial y en Uruguay, al igual que en las zonas limítrofes que el país tiene con Brasil y Argentina, trae como resultado lluvias más frecuentes que las comunes. No hay fechas ni años seguros en los que llegará, y como contrapartida está el Fenómeno de La Niña, que como resultado trae menos lluvias de las habituales, y explica la sequía de estos últimos tres años. Los dos fenómenos se pueden dar con poca y gran intensidad. Y también hay etapas neutras, dónde ninguno de los dos fenómenos se manifiestan.

Los veranillos.

En medio del frío del invierno “el veranillo” se convierte en un tesoro, aparece como un capítulo fugaz que da descanso. Los árboles desnudos de hojas parecen cobrar vida, aunque los tonos dorados y verdes aún duermen. Los pájaros confundidos le cantan a una primavera que no llegó. La naturaleza nos da una tregua. Pero en este 2023 el veranillo ya no sorprende, sino que casi parece la norma.

La idea de que la responsabilidad de estas temperaturas en la zona del Río de La Plata se debe a El Niño y al calentamiento global es compartida por Matilde Ungerovich, doctora e investigadora de Geociencias por el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas de la Universidad de la República (Udelar). Para Ungerovich este invierno está siendo más cálido de lo normal, pero la investigadora concuerda con Bidegain: es importante entender que aún falta. “Estamos en la mitad. Poniéndolo desde un punto de vista mundial, la temperatura promedio en el mundo en julio fue la más cálida de la historia desde que tenemos registros”.

Día de calor en Montevideo. Foto: Archivo El País.
Día de calor en Montevideo. Foto: Archivo El País.

¿Qué pasa a nivel nacional? “Hubo un junio y julio con temperaturas por encima de lo normal. Y en ambos meses lo que se vio fue que los últimos días fueron más cálidos y a mitad de mes se presentaron los días fríos”, dice Ungerovich. Los días fríos de junio fueron del 11 al 23, el resto fueron en su mayoría más cálidos de lo normal, según explica la investigadora.

Hubo una sola ola de frío, pero cuando aún no había ingresado el invierno, entre el domingo 11 y el miércoles 14 de junio. Fue con “temperaturas extremas” con máximas que oscilaron entre los 11 y 14 grados, y mínimas que llegaron de 4 hasta -1 grado. En cambio, junio de 2022 fue el mes más frío desde 1981 según informó Inumet. Hubo tres olas de frío y récord de días con heladas, solo en junio. El año pasado los uruguayos padecieron el frío, mientras que en este invierno la historia es de calor

Temperaturas de junio en Uruguay en relación al promedio

Mapa junio.
Fuente Inumet / El País.

Temperaturas de julio en Uruguay en relación al promedio

Mapa de días de julio
Fuente Inumet / El País.

Quizás recordemos más días fríos de este invierno 2023, pero para que se pueda definir como ola polar se debe estar dentro de determinados parámetros. Se denomina ola a los “eventos sostenidos de temperatura extremadamente alta o extremadamente baja”. En Uruguay se hace referencia a este fenómeno cuando las temperaturas extremas persisten por más de tres días consecutivos.

El otoño también “demoró” en ingresar, y esta es otra razón que explica lo que estamos viendo hoy, según afirma Ungerovich. En pleno mes de marzo se registró una ola de calor, y finalmente cuando la nueva estación comenzó se dio también dentro descensos bruscos de temperaturas. Para esta científica también hay una cuota de “sentimiento”, que no acompaña lo que realmente pasa.

Ola de frío polar. Foto: AFP
Ola de frío polar. Foto: AFP.

“Estamos acostumbrados a una temperatura más agradable ahora, hay más acceso al aire acondicionado”, dice. Recuerda que cuando era chica “la calefacción era muy mala, teníamos una estufa de gas compartida en toda la casa y hoy en día tengo un aire acondicionado en cada cuarto”. Si bien su realidad está lejos de ser la de la mayoría de los uruguayos, es la de muchos. “Como nos acostumbramos a una temperatura más agradable, cuando te varía pocos grados de eso, de repente te parece que nunca pasaste tanto frío”, dice la científica.

Calentamiento global.

Una trama que se despliega lentamente pero con consecuencias significativas: olas de calor extendidas, glaciares que se derriten, el nivel del mar subiendo. El planeta tierra está en un drama silencioso, que genera cambios que están transformando gradualmente los ecosistemas. Esos son algunos de los efectos que desde hace años los científicos anuncian para explicar el calentamiento global, pero a estas situaciones concretas se le suman los fenómenos meteorológicos como La Niña o El Niño.

Ungerovich, la investigadora de la Udelar, dice que la sequía en la que nos encontramos no tiene que ver con el calentamiento global, sino que fue el fenómeno de La Niña, más otros factores locales. El calentamiento global sería un gran paraguas que afecta en el comportamiento de todos los eventos, pero no es siempre causa directa.

Temperatura de la Superficie de la Tierra el 6 de julio a las 12:00.

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Fuente: El País / NASA, Global Modeling and Assimilation Office (GMAO)

Para Juan Luis Pérez, meteorólogo y director en Nimbus Weather Services, “todo está relacionado con el calentamiento global”. Así, las temperaturas cálidas que se están registrando en Europa “ahora están directamente causadas por él”. Pérez dice que estamos “dentro de un análisis mucho más peligroso, porque el cambio climático está llegando a un escenario dos”. ¿Qué quiere decir esto? “Las temperaturas se están desmadrando, o sea realmente estamos teniendo los últimos 10 años más cálidos desde que se comenzó a hacer registros a nivel global”.

Pérez concuerda con sus colegas, a la hora de explicar por qué estamos pasando “veranillos” y explica que, si bien el calentamiento global trae como consecuencia un aumento general de las temperaturas, en esta zona también tendría que traer lluvias. “La falta de lluvias no tuvo que ver con el calentamiento global, sino con La Niña”, dice el especialista de Nimbus.

¿Qué entendemos por calentamiento global? En pocas palabras se refiere al aumento gradual y sostenido de la temperatura promedio de la Tierra y su atmósfera debido principalmente a la actividad humana. Está asociado con un aumento en las temperaturas promedio en todo el mundo. Esto puede dar lugar a cambios en los patrones de precipitación y la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos como olas de calor, sequías y tormentas intensas.

Lo que está pasando en el norte es claro. Las olas de calor fueron más frecuentes en Estados Unidos según la Agencia de Protección Ambiental: durante las décadas de 2010 y 2020 tuvieron una frecuencia de seis veces por año, mientras que en la década de 1960 se registraban dos por año.

Situaciones similares se dan en Italia, España, Francia, Alemania y Polonia. El termómetro llegó a los 48 grados en las islas de Sicilia y Cerdeña, según la Agencia Espacial Europea. Tal como publicó El País en un extenso informe multimedia el jueves pasado, en Asia se dieron escenarios catastróficos en Argelia y Túnez, la temperatura máxima más alta fue de 48,7 grados y 49 grados, respectivamente, el 23 de julio.

El meteorólogo de Nimbus Weather Services dice que estamos en un escenario donde solamente se pueden tomar “medidas paliativas”. ¿Por qué? “Ya el tema de trabajar para bajar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que se envían a la atmósfera son acciones que tienen resultados en largos períodos de tiempo”.

Los cambios se tendrían que haber dado hace al menos 15 años, “ahora solamente hay que aceptar el escenario y tratar de jugar en él, no estamos para reparar daño”, dice Pérez. ¿Cuáles serían las medidas paliativas? “Por ejemplo semillas o cereales que puedan resistir impactos de déficit de agua y la sobreinsolación de los veranos”.

Siembra de nubes.

¿Una posibilidad para la sequía?

La empresa chilena Mettech ha estado en contacto con el gobierno uruguayo para analizar la posibilidad de “sembrar nubes” y así lograr que llueva en la zona de la cuenca del río Santa Lucía, según explica Álvaro Martínez, gerente de Mettech. “Estábamos analizando las noticias de Uruguay por la situación de sequía bastante grave. Y en eso coincidió justo con que nos contactaron desde la Fuerza Aérea”, cuenta el chileno.

Aerosense. La compañía ofrecerá servicios de captura y análisis de imágenes a través de la nube mediante drones. (Foto: Google Images)
Drones entre nubes. Foto: Google Images.

Martínez explica cómo se dio el vínculo: “Nos mandaron un mensaje por medio de la página web y estuvimos trabajando con ellos en conjunto entre mayo y junio de este año para elaborar una propuesta preliminar.” Desde el gobierno no confirmaron a El País el contacto con la firma.

¿Pero en qué consiste la siembra de nubes? Es una técnica utilizada para intentar aumentar la precipitación en áreas donde se necesita. Consiste en introducir ciertas sustancias, como yoduro de plata, para estimular la formación de gotas de agua al interior de la nube. Esto hace que se vuelvan más densas y más propensas a precipitar. O en otras palabras, se estimulan químicamente nubes que ya podrían traer lluvias para que sean más los milímetros que caigan. Se hace desde el aire o tierra. Drones u otro tipo de aeronaves pueden lanzar a las nubes candidatas -las que ya estudian y saben que tiene posibilidad de tener agua precipitable- el yoduro de plata. Desde tierra se pueden disparar a esas nubes el químico, que según los estudios permite que llueva un 25% de lo pronosticado para esa nube.

Primavera lluviosa.

El Niño se perfila como el protagonista, prometiendo las tan esperadas lluvias. Los pronósticos indican lluvias abundantes desde fines de setiembre. La primavera traerá el agua necesaria y será luego testigo de una exhibición de paraguas rotos por el viento en las ciudades. Y vendrán otros problemas, según el director en Nimbus Weather Services: “Nos iríamos para el otro extremo, se alternan por episodios de inundaciones”.

Persona con paraguas caminando un día de lluvia en Montevideo
Persona caminando con paraguas. Foto: Archivo El País.
Foto: Leonardo Mainé

¿Cómo es que llegarán las lluvias? “Sobre todo en mediados de primavera y finales podrían darse aumento de las temperaturas y de la pluviometría. En realidad se podría decir que cuando se acentúe y llegue realmente El Niño, por el mes de noviembre, por ahí, va a llegar con sus dos características a pleno: más calor y más lluvias”, responde Pérez.

Esperanzas es la primera palabra que le viene al meteorólogo Bidegain cuando habla de la primavera que se nos viene. Estamos aún en pleno escenario de déficit hídrico, y para el asesor de Inumet es importante recordar que se necesitan precipitaciones abundantes que comiencen a llenar las reservas, tanto para el uso de agua que luego será potabilizada, como para el agua subterránea.

“Vendrá con suerte porque a partir de la primera habrá lluvias interesantes”, dice Bidegain. Pero a diferencia de lo que opina Pérez, este meteorólogo dice que “vamos a tener un final de primavera y un verano posiblemente más fresco incluso de lo normal”.

Bidegain explica que las abundantes precipitaciones generarán mucha nubosidad en general y por lo tanto, las temperaturas máximas no serán tan elevadas. “Va a ser posiblemente muy diferente a lo que tuvimos en el pasado verano de 2022 y 2023, tendremos abundancia de nubosidad”.

Ungerovich, la investigadora de la Udelar, coincide con Bidegain y tiene una explicación para su argumento: “En invierno el fenómeno de El Niño afecta más a la temperatura, mientras que en primavera a las lluvias”. Dice que en primavera lloverá en todo el país, mientras que las lluvias de verano serán más asentadas en el norte que en el sur.

El invierno ha pintado un espectáculo de contrastes. Mientras algunos disfrutan de un clima que parece sacado de una película, otros descifran en él las señales innegables de que los efectos del cambio climático están emergiendo con fuerza. Acá con un invierno cálido y en el norte con olas de calor de temperaturas que superan los registros históricos.

Los días se han vestido con una temperatura amigable, permitiendo que las actividades al aire libre se desarrollen en un ambiente cómodo y relajado en Uruguay y en Argentina. Pero si nos detenemos a pensar en por qué está pasando, ¿son temperaturas disfrutables, o son señales de mal agüero?

Para los Fenómenos Extremos.

Compra de tres Radares Doppler

El gobierno se encuentra en negociaciones para dar con los padrones donde se instalarán los nuevos radares Doppler, según dice a El País el presidente de Inumet, Pablo Cabrera.

Radar
Radar. Foto: Archivo El País.

En 2019 se manejó la posibilidad de comprar uno para la zona norte, ahora los costos han bajado, lo cual permitiría comprar tres por el precio que se esperaba adquirir uno. En aquel momento se habló de unos tres millones de dólares de inversión. Radares de está tecnología ya existen en Argentina y Brasil, la idea es poder tener autonomía y llegar a puntos que los radares de nuestros vecinos no alcanzan.

La principal característica de estos radares es que dan una alerta temprana en caso de fenómenos extremos, como tornados o grandes temporales. Con esta adquisición, Uruguay da un paso firme hacia la modernización del monitoreo climático, en opinión de Cabrera.

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