Ya había tomado la decisión ayer de mañana; no influyó el triunfo de Liverpool.

El "Polilla" Jorge Da Silva se tomó las horas que había anunciado para decidir su futuro. Lo consultó con la almohada, lo habló con su familia, sobre todo con su esposa, y decidió seguir siendo el técnico de Peñarol.

Ayer por la mañana el gerente de fútbol Juan Ahuntchain lo llamó, pero no tuvo respuesta. Un rato más tarde, ya casi al mediodía, el entrenador le devolvió la llamada y le dijo que se quedaba. Después se lo comunicó al presidente Juan Pedro Damiani.

El "Polilla" ya tenía la decisión tomada ayer por la mañana, por lo que en nada influyó la derrota sufrida por Nacional a manos de Liverpool en Belvedere, aunque eso —como sucede siempre— ayudó a tranquilizar las aguas.

En la conferencia de prensa, realizada el sábado tras la caída sufrida en el Campeón del Siglo ante Wanderers, el técnico había reconocido que estaba harto de ser siempre el culpable. Se le había notado cansado y amargado. "Estoy un poco cansado de que siempre el único responsable sea Da Silva. Siento que para mi trabajo hay tolerancia cero. Me tomaré algunas horas, lo pensaré y después veré", había dicho el "Polilla".

Pues bien, esas horas lo ayudaron a tomar la decisión de continuar al frente del club en el que fue Campeón Uruguayo en dos oportunidades: 2012-2013 y 2015-2016.

Sin embargo, todo lo que sucedió en la sala de prensa del CDS el sábado dejó algunas dudas. Pues si bien es muy probable que el "Polilla" haya hablado bajo los efectos de la amargura por la derrota sufrida ante los bohemios en su propia casa y puede haberse arrepentido luego de lo expresado, queda la sensación de que ante cualquier nuevo traspié la situación puede volver a superarlo. Sobre todo teniendo en cuenta que recién se llevan jugadas tres fechas del Uruguayo Especial.

Por otro lado, esta es la segunda experiencia de Da Silva dirigiendo a Peñarol y ya debería estar acostumbrado a las reacciones de los hinchas cuando se pierde un partido y a saber que el técnico de un equipo grande siempre está expuesto a esa enorme presión.

"Yo sé que nosotros los técnicos nos mantenemos por los resultados. Y si no los logramos, nos tocará irnos. Si las cosas no se dan, tendré que irme. Esas son las reglas del juego", decía Da Silva en Los Aromos cuando asumía como entrenador aurinegro en su segundo ciclo tras la salida de Pablo Bengoechea. Pero salió campeón. Ahora recién van tres fechas y ya amagó con irse.

PEÑAROLSILVIA PÉREZ