LA CLAVE
Otra vez la gente se pregunta si estamos en una obra del teatro del absurdo. Otra vez, un ciudadano que en defensa de su vida, de su familia y de su propiedad se defiende, parece que fuera el delincuente y no la víctima. La víctima de un atraco, un copamiento o alguna cosa peor, sino hubiese reaccionado decididamente para impedir que el asaltante pudiera cumplir con su objetivo. Para lograr el cual ya había cortado la alarma, la luz y el teléfono. Urge que a nivel judicial profundice en el art. 26 del C.P.