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En voz alta

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El actual gobierno mantiene viejas incongruencias y contradicciones: tiene un discurso antiextranjero y una política económica pendiente de la inversión extranjera. El Frente Amplio forzó una ley prohibiendo la titularidad de la tierra por sociedades anónimas, le soplaron al oído “ojo con las forestales” y tuvo que abrirse a las excepciones. Las excepciones concedidas fueron a empresas extranjeras; la ley -que no atiende necesidad real alguna ni beneficio para nadie- terminó complicándole la vida solo a los uruguayos.

El actual gobierno mantiene viejas incongruencias y contradicciones: tiene un discurso antiextranjero y una política económica pendiente de la inversión extranjera. El Frente Amplio forzó una ley prohibiendo la titularidad de la tierra por sociedades anónimas, le soplaron al oído “ojo con las forestales” y tuvo que abrirse a las excepciones. Las excepciones concedidas fueron a empresas extranjeras; la ley -que no atiende necesidad real alguna ni beneficio para nadie- terminó complicándole la vida solo a los uruguayos.

Se sabe que Vázquez y Astori han depositado sus últimas esperanzas para la economía uruguaya en la inversión finlandesa (US$ 4.000 millones) para instalar la tercera pastera. Las concesiones que se le están ofreciendo a esa empresa no las tiene ningún empresario, uruguayo o no, que esté sujeto a las normas generales de la política económica que ha impuesto este gobierno (y los dos anteriores).

El Partido Nacional ha insinuado sus reparos en voz baja, quizás intimidado por la enorme suma de la inversión prometida. Eso no es motivo suficiente para hablar en susurros. Está mal tanta confianza depositada en una inversión extranjera, está muy mal crearle un paraíso fiscal propio (después de tanta perorata frentista contra los paraísos fiscales). Por todos estos motivos (y alguno más) hay que levantar la voz y hablar fuerte.

El Partido Nacional quiere para el país una economía equilibrada, sin gigantes tan enormes, cuya importancia termina saltando de lo económico a lo político, a imponer condiciones legales y asegurar políticas a fuerza de puro tamaño. Para el Partido es mejor pensar en políticas económicas encaminadas a que sobrevivan bien los chicos y no para que medren los grandes.

Estos gobiernos del Frente Amplio han exprimido al empresario nacional postergándolo en beneficio del inversor extranjero y apretándolo bajo la prepotencia y el abuso del poder sindical. La fuerza laboral ha crecido y los salarios se han elevado por encima del crecimiento de la productividad. El gasto público (que es como decir el empleo público, las empresas públicas y el asistencialismo público) no tienen actualmente otro sostén que la carga impositiva y el endeudamiento (público y privado). También esto es para ser dicho en alta voz.

El ciudadano común reacciona a las promesas y discursos de política económica según la relación que alcance a ver entre las decisiones del gobierno y las condiciones en que se encuentra su bolsillo privado. La función de los dirigentes políticos es hacer ver la dependencia que existe entre lo uno y lo otro, sobre todo en esta comarca de tan fuerte herencia batllista. Se trata de desenmascarar los discursos mentirosos y mostrar a quiénes privilegia y a quiénes posterga esta política económica del Frente Amplio, con quiénes está comprometido y con quiénes no, quiénes son sus aliados y quiénes sus víctimas.

Y para un Partido que, teniendo mucha historia por circunstancias obvias tiene hoy también mucho futuro, es una obligación estratégica empezar a dibujar su visión del mañana y decirla a viva voz. Será apuntando a privilegiar la empresa y la inversión nacional antes que la extranjera. Queremos crear condiciones parejas para invertir y trabajar (y ganar plata). Estamos contra el doble discurso, lo que anunciamos será así. Y todo esto en voz alta para que no haya malentendidos ni confusiones.

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Juan Martín Posadas

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