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Senadores, candidatos y licencias

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EDITORIAL

Ni legal ni moralmente, senadores y diputados están obligados a renunciar para hacer campaña electoral. Son cargos esencialmente políticos que obligan a sus titulares a un contacto permanente con sus electores.

El asunto de las noticias falsas volvió a salir en estos días cuando en las redes se divulgó que el candidato blanco, Luis Lacalle Pou, no asistió a una sesión del Senado a la que anunció que iría.

El mecanismo creado por diferentes medios y universidades para combatir las noticias falsas (Verificado uy), enseguida puso las cosas en su lugar, gracias a un minuciosa investigación en la que la agencia de noticias AFP hizo un aporte decisivo.

Luis Lacalle Pou estuvo en la sesión. Lo que se divulgó en las redes era falso… y sin duda, mal intencionado.

El revuelo se originó cuando, ante la reiterada pregunta de si pensaba renunciar a su banca para hacer campaña, Lacalle Pou respondió que tenía intención de hacerlo pero que antes quería estar presente en un par de sesiones donde se trataban temas que eran de su interés, en este caso, el de Venezuela.

El origen, entonces, estuvo en la curiosidad de los periodistas para saber si renunciaba y cuándo lo haría.

Sin embargo, la pregunta de fondo es porqué debe un senador renunciar a su banca para hacer campaña. ¿Qué lo obliga legal o moralmente?

La respuesta es, en los dos casos, que nada lo obliga.

En el Estado hay distintos tipos de cargo, con funciones diferentes y formas variadas de acceder a él. Quienes, por ejemplo, son directores de las empresas públicas tienen responsabilidades muy concretas donde no hay lugar para el proselitismo político. Por eso, si alguno aspira a ocupar posiciones electivas debe renunciar con anterioridad, tal como lo prevé la Constitución.

Pero hay otros cargos que son esencialmente políticos y su función implica, por definición, hacer política o, si se prefiere, hacer proselitismo. Eso hacen senadores, diputados y ministros. Sin duda, un ministro debe conocer el tema de su cartera y muchas decisiones son técnicas, pero siempre responden a los objetivos políticos de un gobierno y su presidente, que a su vez responde a un partido político que llega a donde está por el voto popular.

Es entendible que algún presidente, como ocurrió con Tabaré Vázquez, prefiera que sus ministros le den prioridad a la gestión y no se distraigan con la campaña y por eso les haya pedido sus renuncias si aspiraban a trabajar por cargos electivos. Pero se trata de una táctica personal de cómo mejor organizarse. No está obligado a hacerlo y otro eventual presidente puede decidir lo contrario.

Esto es aún más claro en el caso del Parlamento. Senadores y diputados que quieran continuar, están obligados a participar en la campaña y no solo los que aspiran a ser presidentes. Todos vuelven a rendir examen con la elección en la medida que el Parlamento entero se renueva. Por lo tanto deben volver a buscar apoyos y seducir a sus votantes si quieren mantener sus bancas.

Hacer campaña es una de las funciones de un senador o un diputado. Como diría un Jefe de Personal de cualquier empresa, integra la lista de “descripción de tareas”.

En muchas democracias, los períodos de sesiones parlamentarias son más breves que en Uruguay. Se entiende que senadores y diputados necesitan volver a sus ciudades y distritos para mantener contacto con su gente, saber que pasa, interesarse por sus problemas para luego llevarlos al recinto. Solo manteniendo relación con su población, podrán seguir representándola.

En países de fuerte perfil parlamentario como el británico, el Primer Ministro debe ser diputado: la gente de su distrito lo tiene que votar y para ello necesita hacer campaña aún ejerciendo su cargo.

En los países donde hay reelección, los presidentes siguen en actividad mientras están en campaña. En Uruguay no ocurre ya que no hay reelección presidencial consecutiva, aunque sí la hay para intendentes que de intentar un segundo período deben, curiosamente, dejar su cargo unos meses antes. En Estados Unidos, si el candidato presidencial es senador o incluso gobernador de un estado, mantiene su puesto mientras disputa las elecciones. Barack Obama, por dar un ejemplo, fue senador hasta días después de la elección que lo llevó a la presidencia.

Por lo tanto, insistir en el asunto de si un candidato debe renunciar a su escaño, es no entender las funciones que definen a un legislador. La de hacer campaña es una de ellas y forma parte de la lógica democrática.

Importa señalar esto porque en un año electoral, lo que se valora es la saludable dinámica de una democracia y para ello es necesario entender bien como se define la labor política en el más amplio sentido de la palabra.

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