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Desafíos partidarios para 2018

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EDITORIAL

Este 2018 que se acerca será un año clave en las decisiones política partidarias con miras a las elecciones de 2019. Se prevé una dura contienda en el Frente Amplio, en tanto el Partido Nacional se presenta con una situación menos entreverada.

El año que viene es clave para los partidos. Deberán procesar decisiones políticas que les marcarán el camino para las instancias electorales de 2019. En el Frente Amplio el desafío mayor será la definición de las candidaturas presidenciales. Por un lado, seguramente luego del desgastante proceso de Rendición de Cuentas en el Legislativo, tanto Astori como Mujica deberán resolver si serán candidatos y cómo lo serán: con qué respaldos partidarios, con qué perspectivas para las elecciones internas (si compitiendo o no con otros precandidatos presidenciales), y también, con qué apertura posible hacia las nuevas generaciones de izquierda que han insinuado ya que pretenden estar en la primera línea de 2019.

Obviamente, hoy es temprano para saber qué pasará. Pero es seguro que esta decisión electoral clave no podrá demorarse más allá de 2018. Porque si ocurriera que ni Mujica ni Astori terminaran siendo finalmente candidatos, el Frente Amplio deberá rápidamente resolver quiénes serán sus primeras figuras y cómo se alinearán tras ellas sus diferentes sectores y partidos. La situación no es sencilla en este escenario, ya que no se vislumbran hoy en día candidatos cantados que puedan conducir fácilmente a la coalición hacia una victoria con mayorías parlamentarias propias, que es lo que viene ocurriendo desde 2004.

En el Partido Nacional la situación parece menos entreverada. Por un lado, Lacalle Pou es candidato del sector hoy ampliamente mayoritario, por lo menos según las encuestas. Por otro lado, en 2018 Larrañaga y Alonso seguramente tendrán que terminar de resolver si son también precandidatos presidenciales y si compiten, todos, en la interna partidaria de mediados de 2019. A partir de esa decisión colectiva que seguramente llegue hacia finales de 2018, se sabrá si hay interna blanca relevante o no. Por tanto, en este 2018 se sabrá si los esfuerzos partidarios blancos se diseminan en varias instancias electorales de 2019 o si, por el contrario y como no ha ocurrido desde 2004, se concentran todos en las elecciones nacionales de octubre de 2019.

Parece muy teórico pero en realidad se trata de una decisión clave. Porque si todo el Partido Nacional se pusiera de acuerdo en 2018 en la necesidad de una candidatura única acordada sin pasar por una interna competitiva en 2019, su campaña electoral podría luego desplegarse con mayor fuerza y recursos, con varias listas al Senado y con muchas candidaturas a Diputados por todo el país para octubre de 2019. Además, resuelto tan temprano el tema interno, los blancos podrían encarar acuerdos con los demás partidos opositores pensando en fijar una alternativa amplia y plural de gobierno. Eso sí, perderían la intensa movilización partidaria y la legitimidad que suponen una interna.

El Partido Colorado por su parte tiene un enorme desafío. Es que si quiere enfrentar con ciertas chances de éxito la elección parlamentaria de 2019, no puede demorar más la definición de dos o tres candidaturas presidenciales que aglutinen las diferentes figuras y sectores que han ido ganando protagonismo, sobre todo luego del retiro de Bordaberry de la futura carrera electoral. El tiempo corre en contra de los colorados y lo que se defina en 2018 es clave en este sentido. Hay muchas expectativas en lo que pueda hacer Ernesto Talvi.

Se podrá pensar que el Partido Independiente la tiene más fácil para este 2018. Por un lado, es posible que ya haya caído en la cuenta de que su ilusión de convergencia multipartidaria en un polo socialdemócrata no tiene futuro. Por otro lado, su posicionamiento legislativo ha sido fuerte en estos dos años. Su desafío será mantenerse en el candelero: seguir mostrándose como un actor clave en el Parlamento y capaz de seducir a quienes se sientan desencantados sobre todo por la izquierda moderada frenteamplista. El Partido de la Gente tiene un desafío similar: mostrarse vigente como opción política en un contexto de oposición multipartidaria en el que el gran partido, electoralmente hablando, sigue siendo el Partido Nacional.

Finalmente, la extrema izquierda es la que presenta un panorama bien diferente al resto. Su posible crecimiento electoral de 2019 estará más marcado por el probable desencanto de una izquierda radical situada hoy dentro del Frente Amplio, que por cualquier iniciativa que ella pueda tomar el año próximo. En efecto, desde 2015 Asamblea Popular ha demostrado en el Parlamento que actúa según su convicción ideologizada y que, llegado el caso, su voto en Diputados puede ser una rueda de auxilio (o no) al FA. Este 2018 será un año clave que develará muchas incógnitas.

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