Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|“Para que haya libertad, tiene que haber un Estado fuerte”.

En un acto con Javier Milei, el Presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, señaló que “no se puede tener libertad individual si se vive en un rancho sin acceso a la salud” y llamó a que el Estado “haga piecito” a la gente.

Lo que no se dice y queda a la libre interpretación de todos es: ¿qué es un Estado fuerte?

Respondemos:

Es aquel que controla y da prioridad al gasto público, que no cae en la tentación de tomar préstamos y créditos que no necesita, que optimice su tamaño y funciones rechazando crear cargos políticos que responden al pago de favores, con políticos que ven en la austeridad la referencia de su actividad, que genera superávit fiscal que permita bajar impuestos e impulse la producción nacional.

Es una administración sana del Estado, donde no terminemos usando políticas monetarias para controlar el valor del dólar, donde no tengamos inflación que estar controlando.

Hay que terminar con el Estado devorador de impuestos y una clase política irresponsable que solo habla de transformación del Estado en una caja de recursos para beneficio propio o crear la fidelidad de seguidores que los voten, invierten en votos cautivos.

Si tenemos ese Estado fuerte, podremos construir con esa base el pie de apoyo para una sociedad más justa y solidaria.

Más y mejores fuentes de trabajo, jubilaciones dignas, ingresos económicos familiares que den una vida digna a todos, emprendedores que desarrollen su actividad con certezas y seguridad del futuro, inversiones de capital con reglas claras y estables sin caer en diferencias en la política fiscal, donde los tributos no sean moneda de cambio.

Este es el Estado fuerte que quiero y requiero como base de la construcción del futuro.