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Los eternos disconformes

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@|Después de tener que soportar quince años de gobiernos frenteamplistas, no sólo tuvimos que enfrentar una terrible pandemia (y aún seguimos haciéndolo), sino que también debemos seguir escuchando la misma cantinola de que todo está mal.

A pesar de todos los esfuerzos que se han hecho en base a los recursos disponibles, ellos nunca quedan conformes. Así el gobierno cumpla con todos sus pedidos, siempre le van a encontrar algo mal. Es lógico, su estrategia para conquistar a los desinformados es: cuanto peor sea la gestión del gobierno, mejor.

A ellos no les interesa que el gobierno haga buenas cosas, porque les quita la posibilidad de volver al poder. No les interesa el bienestar de todos los uruguayos; el anhelo de gobernar está por encima de todo y así pueden seguir despilfarrando el dinero de los contribuyentes, tal cual quedó a la vista con las investigaciones realizadas.

Dejaron el país con un 10% de desocupación, 6% de déficit fiscal, alrededor de 300.000 personas que no figuraban en los registros del Mides, gran despilfarro en distintas áreas del Estado. Es la típica característica de la izquierda que vemos repetirse en Argentina, Venezuela y Cuba; ojalá por poco tiempo. Todo esto digitado desde el Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla, integrado por agitadores, corruptos y expertos en desestabilizar gobiernos democráticos que no tengan ideas afines a ellos.

Critican la falta de diálogo y el gobierno siempre ha recibido a todos aquellos que solicitaron audiencia.

Afirman que el gobierno actúa en soledad y no atiende las propuestas de la oposición. Es muy fácil hacer propuestas, el tema es cómo se financian. Para ellos no hay límites y habría que seguir endeudándose. La izquierda lo soluciona todo pidiendo préstamos, total, después se pagan aumentando impuestos y otros encubiertos en tarifas públicas.

El gobernar es como dirigir un hogar, no se puede decir que sí a todo lo que se necesita. Hay que ir tapando los agujeros de a poco. Evidentemente que siempre falta, pero eso es el arte de gobernar, ir mejorando en la medida de las posibilidades económicas sin que el barco se vaya a pique.

Por suerte tenemos un capitán que sabe empuñar el timón y eligió una tripulación que en los ministerios cumple a cabalidad con sus funciones.

¡Vamos que podemos!

Les recomendamos ir a dar consejos a Cuba, Venezuela y Nicaragua para que no muera la gente de hambre ni sea asesinada y torturada por reclamar sus derechos mínimos.

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