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A la guerra con un escarbadientes

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@| En Uruguay tenemos un dicho para definir la estupidez extrema a la hora de encarar un problema cuya resolución, además de inteligencia, requiere emplear los recursos más acordes a la situación planteada: “¡Me mandás a la guerra con un escarbadientes!” . (A veces decimos con un ondulín, un grisín o una vela). 

Hoy nuestro inefable e impávido Ministro del Interior, que se desvive por nosotros, se descolgó con otra de esas ideas a que nos tiene acostumbrados a través de los años y ya marcan tendencia: dotar a cada coche patrullero con munición de goma a ser usada en situaciones de grave riesgo para los policías que deban actuar en zonas rojas de nuestra acongojada ciudad.
Como tal medida se comenta por sí sola, en vez de analizarla, no me tomo más molestia que reiterar la pregunta de sentido común que no hace tanto formulé en este mismo foro:

¿Qué “factor”, insisto, qué “factor”, desconocido por la ciudadanía, está impidiendo que el ministro pueda ser removido y reemplazado por otro uruguayo que, tal vez, resultase eficiente y más comprometido con su cargo?

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