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El golpe de gracia

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@|Hace días que las estadísticas del MSP dan cuenta de una regresión paulatina, con pequeños altibajos pero constante, en el número de activos con el Covid-19 en nuestro país.

El pasado viernes, el número bajó a la cifra nunca alcanzada de 114 casos activos, aún teniendo en cuenta el brote de Rivera. Enhorabuena, pero la espada de Damocles pende, en este caso, de un hilo muy fino sobre nuestras cabezas y ello se debe exclusivamente a la frontera con Brasil, país donde sólo en el Estado de Río Grande la cifra de muertos alcanza a más de 200 y a pesar de los buenos oficios de su joven gobernador, los controles que se están aplicando los considero, sin dudarlo, insuficientes.

No significa ello que en estos 3 meses de pandemia los simples ciudadanos uruguayos hayamos hecho un curso acelerado de epidemiología, pero sí que aún conscientes de la eficiencia de las acciones de nuestro gobierno, en especial de la capacidad de discernimiento de nuestro Presidente, consideremos insuficientes las acciones en las zonas de frontera. Considero y creo que muchos como yo pensarán igual, que es necesario, diría imprescindible, el cierre total de las fronteras, salvo para muy escasas situaciones como el transporte de carga el cual se habilitaría en los casos que verdaderamente sean imprescindibles, como entrada y salida de productos de alimentación o refrigerados o de relación directa con los temas de salud.

Debemos cerrar a cal y canto las salidas hacia el interior del país, sea quien sea, en la misma forma que están varados en otros países cientos de uruguayos, y cuando por motivos válidos sin discusión, permitir su entrada al sitio de llegada o a lugares que se dispongan para albergar en conjunto, en algún lugar estratégico del país, en cuarentenas de 14 días.

Nueva Zelanda llegó días atrás al caso 0 (cero), pero Nueva Zelanda es una isla y puede y supo cerrar sus accesos por mar y aire y así lograr el resultado anhelado.

Uruguay no puede, ante este nuevo brote importado, aplicar medidas intermedias, porque estamos limítrofes y sin resguardo ante el 2° país del mundo con más muertes.

El Ejército debe desplegarse en ese punto neurálgico, intentando cubrir todos los accesos conocidos y los pasos de frontera tradicionales, evitando con persuasión o si es necesario con fuerza, el cierre necesario. Más equipos de salud, médicos, enfermeros, respiradores, tests y laboratoristas deben ser integrados a la asistencia y eficiencia en esos lugares de riesgo.

Artigas, Rivera, Río Branco, Rocha y especialmente Chuy deben ser puntos donde el sistema dé resguardo de accesos; debe aplicarse a rajatabla limitando al extremo la circulación aún entre poblaciones de departamentos vecinos, y probablemente, el resultado de estas acciones pueda que sea satisfactorio.

Demos entonces el golpe de gracia…

Si somos omisos en estas acciones, podremos, en pocos días, lamentarlo profundamente.

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