Daniel Chialanza | Montevideo
@|Choque en Avda. Libertador y Galicia.

Pedro es un trabajador como muchos de nosotros. Iba a cruzar en su coche con el semáforo en verde, como corresponde, como lo hacemos a diario sin pensar que unos delincuentes sin alma y luego de robar un auto y seguir robando, beber cantidades inconvenientes de alcohol, continuarían con su raid de irrespeto a la sociedad. Cruzaron con luz roja, chocaron el auto de Pedro provocando su vuelco y lo dejaron en condición crítica, negándole asistencia y abandonaron el lugar como lo que son, sujetos que no merecen vivir en sociedad.

¿Cómo conozco a Pedro y sé que es un trabajador?

Porque Pedro es el papá de Sol, compañera de mi hijo Pedro desde hace unos años en el IDEJO; donde les tocó hacer un trabajo en conjunto y ella ofreció gentilmente su casa. Ahí conocí a su hermosa familia que trató maravillosamente a mi hijo. También supe que Pedro, el papá de Sol, da trabajo a mucha gente en su Pizzería; lugar que se convirtió en un santuario donde voy religiosamente con mis hijos Pedro y Diego, además de con amigos, hermanos, mis padres, mi pareja, todos los sábados; donde Enzo, Daniel, Diego, entre otros, nos atienden como si fuera la continuación de esa gran familia.

Uno de estos delincuentes fue atrapado, esperaba que todo el peso de la ley recayera sobre él. Quedó emplazado, pero en libertad, esperando en la tranquilidad de su hogar; mientras Pedro lucha por su vida en el CTI.

Pensé en el Juez, en la injusticia de la situación, de todos los delitos que había cometido este delincuente, pero dejé de hacerlo; que el Juez le explique el porqué de su decisión y de todo el articulado al que haya recurrido, a su conciencia. Mis pensamientos ahora, junto a los de mi familia y amigos, están en darle fuerzas a Pedro, para que se recupere, por Sol, por el resto de su familia, por la gente que depende de él en su negocio, por todos los buenos ciudadanos que nos vemos atropellados día a día, como le pasó a él.

Porque al final de toda historia tienen que ganar los buenos, y Pedro lo es.

¡No aflojes, estamos contigo!