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Tener agua y luz es la clave

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El éxito de la generación de energía eléctrica en nuestro país es fruto de la visión y trabajo de muchos. De Batlle y Ordoñez, que durante su segundo gobierno se creó la UTE. Esta, en 1930, construyó la Central Térmica para dotar al país de independencia energética.

Gabriel Terra desde el Consejo Nacional de Administración en 1928 y desde la Presidencia en 1934 impulsó la construcción de una represa sobre el Río Negro. Contó con el notable trabajo de los ingenieros Soudriers, Terra Arocena, Kayel, Rodríguez y Ludin.

El proceso estuvo lleno de polémicas y ribetes novelescos. Incluyó una acusación de sabotaje del avión postal de Air France en que viajaba la propuesta inglesa para la licitación. El Latécèoère 300 “Croix du Sud” piloteado por el famoso Jean Mermoz cayó al Atlántico junto con los documentos licitatorios de Metropolitan-Vickers y English Electrics.

Durante la construcción el mundo entró en guerra y bajo el gobierno de Baldomir se canceló el contrato con el consorcio alemán. Este ya había realizado gran parte de la obra. El final tuvo el impulso decisivo de Luis Giorgi que contrató a un grupo de ingenieros encabezados por Juan Carlos Rezzano y los envió a Estados Unidos. El viaje llevó cinco días en un viejo avión Douglas. Giorgi, decano de la Facultad de Ingeniería, les dijo: “Vayan tranquilos, si tienen éxito el mérito es de ustedes, si fracasan la culpa es mía”.

En la década del setenta se impulsaron dos nuevas represas para enfrentar la suba de precios del petróleo decretada por la OPEP. La generación en el Rincón del Bonete no era suficiente ni firme por lo que dependía de la Central Térmica sobre la que impactó la suba de precios del petróleo.

En ese momento se concretaron dos represas. La de Salto Grande junto con Argentina registraba antecedentes desde 1890 cuando Gregorio T. Soler propuso obras para “el aprovechamiento de los rápidos del río Uruguay en la zona Salto Grande”.

En 1973, al firmar el Tratado de Límites del Río de la Plata, los dos gobiernos anunciaron el comienzo de la construcción de la represa. Empezó al año siguiente y finalizó en 1979. Casi treinta años antes, en 1946, se celebró un Acuerdo binacional creando la Comisión Técnico Mixta para la utilización, el represamiento y derivación de las aguas del río Uruguay.

En los setenta también comenzó la construcción de la represa del Palmar sobre el Río Negro. Fue inaugurada a principios de los ochenta.

Con la aprobación de la ley Marco del Sistema Regulatorio del Mercado Eléctrico en 1997 y la puesta en funcionamiento de la Administración del Mercado en el 2003 se incrementó la generación de energía eólica y otras fuentes renovables.

Durante el gobierno del Frente Amplio a partir del 2005 se impulsó la privatización de la generación de energía eléctrica. Ello se hizo con UTE asegurando la compra de energía a precio fijo a los particulares. Estos, con la seguridad de tener un cliente que compraría, se lanzaron a invertir.

El resultado fue un aumento enorme de la generación. Esto contrasta con los problemas que hoy tiene OSE.

El primer suministrador de agua fue un privado, Enrique Fynn. En 1867 junto con dos argentinos, Lezica y Lanús, obtuvieron la concesión para dotar de agua corriente a Montevideo. Instalaron la planta de bombeo sobre el río Santa Lucía y a través de tuberías llevaban el agua hasta las plazas Matriz y de los Treinta y Tres, y a una fuente donde hoy está el Palacio Legislativo. El agua era natural sin ningún proceso de potabilización, salvo la decantación.

En 1879 Fynn y sus socios cedieron la concesión a la compañía inglesa “The Montevideo Waterworks Co. Ltd”. Esta construyó dos líneas más de bombeo, una en 1908 y otra en 1929. Las oficinas centrales estaban en un edificio en la esquina de Zabala y Rincón que sigue en pie. En su frente sigue el nombre de la empresa en molduras que se preservaron.

En 1948 se nacionalizó la Montevideo Waterworks creándose OSE cuatro años después. Con las represas de Aguas Corrientes y del Canelón se aseguró el agua potable a la zona metropolitana. Entre 1983 y 1986 se sumó la de Paso Severino.

Desde entonces muy poco se hizo. En 2016 se anunciaron estudios para una represa en Casupá y una licitación que se haría el año siguiente, lo que no sucedió. El actual gobierno resolvió priorizar la construcción de una toma de agua y planta potabilizadora en Arazatí, sobre el Río de la Plata.

La novedad es que seguirá un procedimiento financiero similar al que utilizó UTE con la generación de energía eólica y otras fuentes. Se paga un canon fijo y particulares hacen la inversión.

Desde el Frente Amplio se oponen a la misma y anuncian que irán a la Justicia administrativa para frenarlo porque, entre otras cosas, es privada. Como si lo importante fuera eso y no que, al abrir la canilla, salga agua sin sal ni otros agregados.

Repiten el slogan “el agua no se privatiza”. Debieran explicar por qué la energía eléctrica si.

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