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Sobre el programa del FA

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El programa electoral del Frente Amplio para el período 2025/2030 abarca más de 80 páginas y, según sus autores, es resultado de la labor de decenas de comisiones y por ende del esfuerzo de centenas de militantes. Parcialmente escrito en lenguaje inclusivo, se divide en siete ejes temáticos seguidos, se dice, de las acciones para materializarlo: a) capacidades para el desarrollo, b) bienestar para todos, c) cultura, d) políticas de género, e) democracia (abarcando justicia y políticas públicas, f) diversidad territorial y g) soberanía. Cada uno con desarrollos laterales sobre temas conexos.

A la propuesta se agregó un documento más esquemático donde se detallan las 33 medidas prioritarias para el caso que el Frente obtenga el poder. En su propuesta, la coalición de izquierda debería informar sus ideas, declarar su ideología y sus valores constituyentes a la población uruguaya. Por más que en el caso, la ideología inspiradora y los valores que la sustentan -pese a la definición socialista de sus tres partidos mayoritarios (Comunista, Socialista y MPP)- jamás son mencionados. De allí que algunos frentistas expliquen “que el Programa es de corto y mediano plazo, (contribuyendo) al proyecto político a largo plazo”. Propuesta final de la que la coalición carece.

La eficacia electoral de los programas ha sido motivo de largas polémicas. Para algunos solo representan un esfuerzo para conseguir adhesiones en tanto no tienen ninguna obligatoriedad jurídica y por ende no son vinculantes. No es esta, sin embargo, la opinión mayoritaria. Desde hace ya varios decenios el “European Consortium for Political Research”, realiza un estudio llamado Comparative Manifesto Project, que recopila y analiza programas partidarios, facilitando una evaluación comparativa de sus características generales y particularmente de su cumplimiento en la gestión de gobierno. Concluye que este tipo de propuestas son importantes, no tanto porque sean leídas por los electores, lo que no ocurre, sino porque son difundidas por los medios de comunicación contribuyendo en medida importante a caracterizar a los diferentes partidos. Situándolos, por ejemplo, en el eje izquierda, derecha, o definiendo para sus adherentes el plano estatalista o su inclinación al mercado.

Por fuera de estos encuadres académicos, basados en las teorías de la representación y en la naturaleza de los partidos políticos, estas propuestas, en cuanto definen perfiles de sus emisores facilitan la adhesión de la ciudadanía. También pueden ser caracterizados desde el ángulo sintáctico y semántico, como textos indicativos, prescriptivos o desiderativos. Ya sea porque enseñan cómo hacer algo o cómo lo hará el autor del texto, o porque implican órdenes inmodificables de realización de acciones, o porque expresan deseos de que algo sobrevenga o suceda. Estas últimas son precisamente el tipo de oraciones que maneja el programa político frentista, apoyado en propuestas que proponen igualdad, solidaridad, empatía, esperanza, bienestar, cultura, tolerancia, generosidad, meticulosidad en el manejo de los derechos humanos, etc. Tal como si viviéramos en el país de la Cucaña, en la utopía de Moro o en la casa de pan de jengibre de Hansel y Gretel.

Además de no explicar por qué durante los quince años que gobernó la coalición nunca impulsó las medidas tanto redistributivas como productivas, que ahora propone como novedades para su futura gestión. Sin advertir que vivimos en un sistema económico capitalista con sus propias leyes de juego, tanto en lo que refiere a equilibrios macroeconómicos como en incentivos para la imprescindible inversión, tanto interna como externa. Aún si no nos gustan.

A ello agregan algunos desatinos en modo indicativo. Ejemplos, Sistema tributario: reducir impuestos al consumo, gravar renta y utilidades “así como los patrimonios” (parágrafos 903 a 908), sin más explicaciones; Ingresos: “Se hará un ajuste importante de la distribución del ingreso sin que esté necesariamente vinculado con el desarrollo de la productividad en una primera instancia, en particular en los grupos en situación de pobreza estructural” (p. 1029/32); Seguridad Social: basada en “3 pilares”, a) reparto intergeneracional; b) solidario; c) ahorro (no lucrativo). Sugiriendo AFAP gratuitas, (pr. 34 y 35); “Garantizar fluidez en la tramitación judicial cuando se juzguen delitos de lesa humanidad, evitando impedimentos técnicos administrativos y/o políticos que se constituyan en trabas…” ¿Qué significa esta propuesta? Educación: devolviendo el cogobierno a los educadores, (pr. 2609); Soberanía: “Vivimos una nueva ofensiva imperialista” (pr. 3126) “desde nuestro concepto artiguista, la defensa de la soberanía se asienta en la integración de los pueblos hacia la construcción de la Patria Grande, atendiendo especialmente a los aspectos fronterizos y transfronterizos. Apoyaremos al Mercosur, la Celac y a Unasur” (pr. 3158/60.) Política exterior: “Denunciar al TIAR”, en atención a que “nuestros países son el patio trasero de los Estados Unidos” (p. 3170/74).

Podríamos continuar con varias de estas propuestas sin base empírica ni más fundamentación que la esperanza o el error. Más que desiderativo, que lo es, recuerdan la literatura utópica. Sin caer en la simplificación de afirmar que toda formulación utópica es totalitaria, el hecho, en este caso, es que donde hubo fuego cenizas quedan. El Frente, que no puede superar sus atavismos, ahora propone una sociedad perfecta que no existe y nunca existirá. Quizás ya no sea la sociedad sin clases, pero mucho se le asemeja en su ajenidad a la peripecia humana.

Como dice E.M. Cioran, en “Historia y Utopía”, “En el espacio utópico, nos vemos constreñidos a una felicidad hecha de idilios geométricos, de éxtasis reglamentados, de maravillas atosigantes: así se presenta el espec- táculo de un mundo perfecto, un mundo fabricado hostil a la anomalía, a lo deforme, a lo irregular, que tiende al afianzamiento de lo homogéneo, de lo típico de la repetición y la ortodoxia. Pero la vida es ruptura, herejía, abolición de las normas y la materia”. Una idea de la que el Frente todavía atado a su ilusión societaria, ausente de individualismo, no puede liberarse.

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