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Números mágicos

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En una iniciativa que ha provocado cuestionamientos y dudas tanto del oficialismo como de la oposición, un grupo de dirigentes del Pit-Cnt se ha lanzado a la aventura de juntar firmas para impulsar un plebiscito en contra de la Ley de Seguridad Social aprobada por el gobierno.

De los gruesos errores que contiene la iniciativa, los dos más evidentes son imponerle rango constitucional a la rebaja de la edad jubilatoria a 60 años -que la ley votada elevó de forma progresiva a 65- y barrer con el sistema de ahorro preventivo de las Afaps a través de un acto confiscatorio sin sustento legal. Se verá si esa idea contará o no con el apoyo ciudadano, pero si la iniciativa de convocar el plebiscito tiene éxito y luego este es aprobado, se expondrá a los futuros pasivos a una supervivencia de dudosa sustentación si la ciencia sigue avanzando.

En agosto de 2018, la web BBC News publicó un artículo muy inquietante que consignaba que, en ocho de las mayores economías del mundo, cada 24 horas el déficit del sistema de pensiones crecía US$ 28.000 por segundo. Eso estaba creando una verdadera bomba de tiempo que habría de estallar en el año 2050 cuando el dinero disponible para las jubilaciones tuviera un déficit de 400 billones de dólares. El pronóstico surgía del estudio “Viviremos hasta los 100, ¿cómo podemos solventarlo?” elaborado por el Foro Económico Mundial.

Tras la lectura del artículo completo, la inquietud aumenta porque plantea la paradoja de un ciclo vital más extenso para determinados grupos humanos y a la vez advierte sobre la imposibilidad de sostener materialmente esa sobrevida.

Un informe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, publicado en 2005, consignaba que la mayor parte de los países estaba implementando o debatiendo reformas en sus sistemas previsionales, originadas por la preocupación de la viabilidad financiera de largo plazo de los sistemas tradicionales, mixtos o de reparto.

En los países de la Unión Europea ya se preveían serios problemas como resultado de la evolución demográfica proyectada, caracterizada por una baja tasa de fertilidad y una mejora en la expectativa de vida, lo que, sumado al retiro temprano del mercado laboral por la generosidad de los beneficios otorgados, llevaba a una distorsión en la relación beneficiarios/aportantes que dificultaba el equilibrio del sistema.

Como puede verse por la fecha del informe, hace dieciocho años que este circuló en referencia a la situación específica de Argentina. En los quince años que el Frente Amplio gobernó, nada hizo para enfrentar ese futuro crítico y amenazante que habría que alcanzar también a Uruguay. En realidad, dejó que el gobierno que le sucediese se hiciera cargo.

Y este lo hizo. Ahora, un grupo de iluminados voluntaristas cree que Uruguay está inmune a la crisis sistémica mundial sobre el tema y que las soluciones “a la uruguaya” serán infalibles y eficaces. El problema es que decretar por mandato constitucional la edad a partir de la cual una persona puede jubilarse, o expropiar un ahorro privado para que el Estado lo administre, son ideas que solo caben en una cabeza totalitaria que desborda indiferencia por los datos de la realidad.

El informe mencionado también dice que, en los países de América Latina y Europa del este, si bien también se manifiesta la tendencia al envejecimiento de la población, existen otros motivos que complican el equilibrio previsional, entre los cuales está la debilidad política de los regímenes de capitalización para resistir a confiscaciones oportunistas del poder político, la segunda amenaza del proyecto del Pit-Cnt. En fin, ya todo había sido estudiado desde hace bastante tiempo y en nuestro país no quedaba más espacio para tirar la pelota para adelante como se hizo.

Pero ese número mágico de poder jubilarse por expresa norma constitucional a los 60 años y luego confiar en la providencia estatal, revela una suerte de creencia en el realismo mágico, porque esa cifra, aun consagrándose en el texto de la Constitución, no va a compadecerse con la realidad. La esperanza de vida del Uruguay se ubicaba en el año 2021 en un promedio de 75,44 años, siendo mayor la correspondiente a mujeres con 79,26 años de proyección. Esto significa que aquellas personas que se jubilen con 60 años cumplidos podrán disponer de entre 15 y 20 años para continuar su vida en la condición de pasivo. Como el avance de la medicina permite imaginar que la esperanza de vida tenderá a aumentar, los activos tendrán un rol decisivo en el sostén de los que no lo son. Establecer una edad que habilite el cese de la actividad en un artículo de la Constitución es desconocer los comportamientos de la biología y de paso ignorar la relación activos/pasivos que sustenta el financiamiento del sistema previsional. En definitiva, mientras la existencia progresa y prolonga la edad, de alguna manera el Pit-Cnt se propone controlar a la naturaleza.

Es de esperar que la ciudadanía entienda de qué se trata este plebiscito para el que se empezó a juntar firmas el pasado jueves y se dé cuenta de lo que está en juego. Por detrás de la legitimidad del procedimiento cívico -del cual a veces se abusa- existe la pulseada política habitual que pretende corregir lo que no se tuvo la iniciativa de realizar. El asunto se definirá, menos por la propuesta en sí que por la posición ante ella.

Es claro que muchas figuras y partidos del Frente Amplio están embretados por esta movida que los puede pegar a una derrota previa a la elección nacional si no se alcanzan las firmas. Está claro, también, que el fondo del tema pasa por la habitual pulseada de la central sindical en contra de una coalición de gobierno que hizo todo lo posible para solucionar un problema que otros soslayaron. Los números mágicos solo existen en la lotería.

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