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La furia y los bizcochos

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En una semana marcada por los choques políticos rastreros, la noticia más "jugosa" fue sin dudas la intoxicación de guardias en la cárcel del Comcar, debido a una supuesta sobredosis de sedantes incluidos en la receta de los bizcochos que suelen amasar las solidarias manos de los presos. Si bien el ministro Bonomi luego negó que la sensación de "empastillados" que denunciaran los guardias tras la ronda de pan con grasa, se debiera a un ensayo de fuga, el anuncio inicial quedará para la mejor historia del Macondo charrúa.

En una semana marcada por los choques políticos rastreros, la noticia más "jugosa" fue sin dudas la intoxicación de guardias en la cárcel del Comcar, debido a una supuesta sobredosis de sedantes incluidos en la receta de los bizcochos que suelen amasar las solidarias manos de los presos. Si bien el ministro Bonomi luego negó que la sensación de "empastillados" que denunciaran los guardias tras la ronda de pan con grasa, se debiera a un ensayo de fuga, el anuncio inicial quedará para la mejor historia del Macondo charrúa.

Pero volviendo a la seriedad, el propio ministro Bonomi fue uno de los que exhibió esa iracundia con mayor entusiasmo, al atacar al candidato colorado Pedro Bordaberry por decir que hay casos de protección oficial a delincuentes. "Eso es un disparate que no merece respuesta. Es una agresión. Es tratar al gobierno de delincuente. Bordaberry está en retirada, sabe que no va a participar en el balotaje y no sabe lo que va a hacer con su vida después. Es un disparate". Menos mal que no merecía respuesta.

Siguiendo con los colorados, otro que dio rienda suelta a su ira fue el senador José Amorín Batlle, que, mostrando que no ha terminado de digerir su exclusión de la fórmula partidaria, criticó al candidato de su sector diciendo que Bordaberry "nos va a hacer un gran daño desde el punto de vista electoral". No contento con eso sugirió que su ahora líder no llegará al balotaje, y hasta que preferiría una victoria de su rival Lacalle Pou. Deja claro que la interna colorada está al rojo vivo.

Por el lado de los blancos, el objeto central de la ira por estos días es Ancap y el demorado balance de la empresa dirigida hasta hace poco por el candidato a vice del Frente Amplio, Raúl Sendic. El mismo se aprobó finalmente reconociendo pérdidas por 170 millones de dólares. Algo difícil de entender en una empresa que vende combustibles en forma monopólica y en un país que viene con una década de crecimiento. La duda que surge sobre las críticas es que los blancos tuvieron un representante en el directorio de Ancap todos estos años, que nunca esbozó un mínimo matiz ante los gastos del ente. ¿No le daban información?

Desde el gobierno, en tanto, el enojo se desató contra el exabogado de Juan Carlos López Mena, quien en medio de una llamativa denuncia contra su antiguo jefe por haberes no pagados, hizo públicos detalles de la negociación secreta en torno a Pluna que dejan en falsa escuadra a buena parte de la cúpula de José Mujica. El secretario de Presidencia Homero Guerrero salió con cierta demora a decir que jamás presionaron en forma indebida a López Mena ("no es una persona a quien se pueda presionar") y criticó la falta de ética del abogado en cuestión. Un caso que promete seguir dando munición a todas las partes y en plena campaña electoral.

Pero si de ira se trata, lo excluyente es el nivel de furia que está generando en el oficialismo la campaña del candidato blanco Luis Lacalle Pou. El simple e intrascendente gesto de subirse a un poste en una recorrida por Colonia ha derivado en una bizarra catarata de comentarios, enojos y reacciones por parte del oficialismo. Desde la severa respuesta del usualmente descontracturado dirigente socialista Daniel Martínez, hasta nada menos que el subsecretario de Economía José Polgar que mostró, victorioso, que él también podía "hacer la bandera". La alergia que produce Lacalle Pou en buena parte de Frente Amplio es curiosa, y por momentos excede lo que debería ser una simple contienda electoral. Por ejemplo una revista oficialista decía días atrás que el candidato blanco "es un pituco retocado con Clarion (?), que ofrece su mejor producto: mucho músculo en los bíceps cultivados en el Lawn Tennis y poca sustancia en la cabecita". Bizcochos del Comcar para todos, por favor.

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Martín Aguirre

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