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Las sombras del 2015

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El pasado viernes 7, tuvo lugar la 32ª edición de la Jornada de Información Económica organizada por Fucrea. Muchas entidades vinculadas al campo, organizan en esta época del año jornadas de balance y perspectivas.

El pasado viernes 7, tuvo lugar la 32ª edición de la Jornada de Información Económica organizada por Fucrea. Muchas entidades vinculadas al campo, organizan en esta época del año jornadas de balance y perspectivas.

En todas ellas, se intercambian experiencias entre los productores agropecuarios, los negocios que abastecen de bienes y servicios al campo, los técnicos asesores y la academia. En todas se sacan apuntes para emular, se ponen a prueba los supuestos y escenarios, se obtiene información y se hacen disponibles nuevos conocimientos. También se ven los amigos y se habla del resto de las cosas.

Las jornadas de Fucrea, se distinguen porque en ellas se presentan los resultados económicos de las alrededor de 500 empresas asociadas. Se analizan los procesos productivos, los resultados, se explican los desempeños, se obtienen lecciones, se consideran los cambios en la coyuntura, el contexto macroeconómico, el comportamiento de los mercados y se discuten estrategias para aprovechar oportunidades o mitigar riesgos. Todo en un marco de gran sobriedad y buena organización. No se sabe si es bueno o es malo, casual o intencional, pero no había dirigentes políticos aunque -haber ido a escuchar- les hubiera hecho bien a todos.

Se reafirmó, lo que desde hace meses se viene apreciando en la dirección de pronosticar un desmejoramiento de los mercados de nuestras principales exportaciones. La producción de alimentos está necesariamente ligada a ciclos de precios especialmente variables. Son actividades que enfrentan una demanda estable y de lento crecimiento, la cual crece a menos del 2% anual. Por su parte, la oferta está sometida a variaciones climáticas que se suman a políticas imprevisibles adoptadas por los países importadores o exportadores y a coyunturas económicas globales como son los cambios en las paridades entre monedas, las tasas de interés o los movimientos de capitales. Todo contribuye a generar un marco de fuerte volatilidad difícil de anticipar.

Los países con estructuras productivas de estas carac- terísticas deberían tener especial esmero en diseñar políti- cas contracíclicas. Asimismo, cuando hablan de cambiar la matriz productiva, deben saber que el hierro es aun más volátil que los alimentos. Es muy importante que los estados estén preparados para aumentar el gasto cuando el sector privado se debilita, de manera de sostener la economía. Pero si en la época de auge se ha gastado todo lo posible y además se aumentó el endeudamiento y además creció el déficit fiscal, se ingresa en una zona de riesgo amenazante. El gobierno aumentará el endeudamiento y la presión fiscal, de manera de hacer recaer todo el ajuste sobre un sector privado que encuentra crecientes dificultades para financiarse. Menos crédito y más caro. Muchos negocios del campo ya lo están sintiendo. Casi todos son rehenes de su negocio. No se puede abandonar un tambo o la agricultura ya que las inversiones realizadas no tienen otro destino. Por su parte, la organización del negocio es el resultado de años y los empleados no se sustituyen fácilmente. Se deberá seguir aun soportando pérdidas.

Coyunturas de esta naturaleza, provocaron las grandes crisis económicas y financieras en el pasado. Empezamos con los buenos precios de exportación, lo cual exacerbó el gasto y cuando los precios dejaron de acompañar se produjo primero la caída de la producción y luego el endeudamiento. Aprendimos bastante. No somos ni Argentina ni Venezuela, pero tampoco somos Suiza.

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Joaquín Secco García

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