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La libertad de Vigil

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Javier García
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Mercedes Vigil es una estupenda intelectual compatriota, brillante y polémica. O mejor dicho, la incomodidad que genera a varios y la incorrección política de muchos de sus pensamientos, son parte de su lucidez.

No calla y no le interesa medir sus palabras. Usa su libertad en forma completa, y tiene derecho. Por esas libertades luchamos tanto en Uruguay cuando los mandones de turno secuestraban cartas, censuraban autores y obras, encarcelaban intelectuales y hasta prohibían el uso de algunas palabras en los medios, como dictadura. A aquellos golpistas también les molestaría Vigil. Escuchábamos a Zitarrosa y su "Guitarra Negra" en casetes clandestinos, o concurríamos a escuchar a Viglietti al Franzini a su retorno. Ni que hablar de libros impresos en mimeógrafo para difundir en las asambleas estudiantiles. Pura militancia libertaria. No había que coincidir, la lucha era porque pudieran expresar su arte.

Mercedes Vigil fue distinguida como ciudadana ilustre de Montevideo años atrás. Es de los pocos casos en que alguien que no se encuentra en la órbita de los santos evangelios de la izquierda oficialista lo recibió. Claro, me olvidaba aclarar, ella no pertenece a esa liga donde pretendidamente está depositado el stock de inteligencia y de saber. Así como un exvicepresidente dijo una vez que si se es de izquierda no se es corrupto, algunos creen que si no se es de izquierda no se es culto y mucho menos pude ser reconocido. En esa liga, esa increíble excepción liberal no cayó bien.

Ahora la escritora opinó de Viglietti. Sus palabras dispararon una convocatoria pública que supera las 21.000 firmas reclamando que se le retire la distinción mencionada. ¿No será más digno que lo pidan para el nicaragüense Daniel Ortega, inmoral abusador sexual de su hija, que recibió igual condecoración de la intendencia del FA?

A Vigil no le gustaba Viglietti, tiene mala opinión. Entonces miles piden por carta la hoguera ejemplarizante para ella. La inquisición moderna sale corriendo a acallar a una descarriada y a hacer, de paso, profilaxis. Si se es intelectual y no se es de izquierda te espera la ignominia, la persecución y el ataque fascista. Porque hay muchos fascistas de izquierda. No es la primera intelectual que le pasa, pero es el caso más notorio, me consta de otros que en el mundo de la cultura sufren el exilio de sus ámbitos por no comulgar con los apóstoles de esa religión pagana que asegura cargos, lugares y contratos varios. Lo que haya opinado de Viglietti no es lo que importa, tiene todo el derecho del mundo a decir lo que quiera. Una vez en esta misma columna discrepé con Mercedes y ella se enojó mucho conmigo. Pero no nos insultamos ni nos descalificamos, discrepamos. Me escribió, la llamé, y punto. Ambos amamos la libertad.

Es paradójico, además, que solo por su opinión sea agredida de la forma que lo hacen por carta y en redes y nadie repare en su condición de mujer y denuncie que está siendo objeto de violencia. ¿O dudan que en otras circunstancias ya hubieran salido en fila, decenas de organizaciones a denunciar represión machista y violencia de género contra Vigil? Demasiada hipocresía expuesta. Es intelectual y mujer, pero no de izquierda, por eso también es castigada. El derecho de Mercedes Vigil es nuestro derecho. Hace más de treinta años recuperamos la libertad, pero hay un golpismo intelectual que se resiste.

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