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Un país en serio

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HERNÁN SORHUET GELÓS
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Como se esperaba los controles que los efectivos del Ministerio de Defensa vienen realizando en la periferia territorial del país, sigue dando muy buenos resultados.

Algunos de los logros conseguidos son el funcionamiento de las barreras para evitar el ingreso ilegal de personas y mercancías, la detección de casos de abigeato, el combate al narcotráfico, la colaboración con las medidas implementadas por las autoridades nacionales y departamentales para prevenir los contagios con el SARS-Cov-2.

Ahora se le suma otra eficiente intervención contra el accionar ilegal de personas desplegado en actividades diversas que, después de denunciarse reiteradamente, comienzan a concretarse. Nos referimos al reciente procedimiento llevado a cabo por una patrulla del Ejército Nacional en el departamento Soriano.

En un control de rutina en el camino de la playa Agraciada, detuvieron a un camión que transportaba a tres personas (dos uruguayos y un cubano). Al principio negaron llevar carga, luego declararon transportar 300 kilos de pescado, lo que a postre ascendió a 600 kilogramos.

Declararon haberlo obtenido de los pescadores artesanales locales. Al actuar las autoridades competentes en el asunto se constató que carecían de habilitación bromatológica, así como de la autorización de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) para el transporte de pesca y de la Guía de Transporte de Pesca Artesanal del organismo público. El caso pasó a Fiscalía.

Acciones como esta dejan muy claro la importancia y la necesidad de que, a lo largo y ancho del país, se realicen los controles pertinentes para asegurar el cumplimiento real de las leyes y de las demás disposiciones vigentes. Es lo que le da sentido a su existencia.

Pero para que se garantice su aplicación, es necesario contar con la voluntad de las autoridades nacionales y departamentales de desplegar un sistema profesionalizado de contralor inter institucional -lo más coordinado y aceitado posible- que despliegue un amplio abanico de inspecciones; el cual debe estar planificado con apego a la ley y al conocimiento vernáculo.

La pandemia que nos asuela está dejando algunas enseñanzas que sin duda pueden mejorar la calidad de vida de nuestra sociedad; por eso debemos tomarlas en serio.

Aunque suene redundante, a actitud debe ser “tolerancia cero al delito”, pero también asumir la responsabilidad necesaria para garantizar el respeto a las disposiciones vigentes que regulan el funcionamiento de todas las actividades del país.

Si queremos un país serio, debemos ser serios a la hora de enfrentar y exigir responsabilidades.

En cierto sentido, el accionar de los efectivos militares en Soriano, se puede tomar como un buen ejemplo de lo dicho.

La conservación de la riqueza nacional (uso racional de los recursos naturales) y el trabajo honesto de nuestra gente, son patrimonios claves para garantizar el desarrollo sustentable y el progreso.

Estamos comprobando que es perfectamente posible actual con total apego a la ley; y mejorar considerablemente el desempeño público estatal y departamental, a pesar el terrible cimbronazo que estamos recibiendo por los múltiples efectos de la pandemia. Nos permite ilusionarnos con un gran país post coronavirus.

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