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Gabinete y elecciones

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Con la renuncia, el jueves pasado, a su cargo como Ministro de Trabajo, Pablo Mieres es el último de los miembros del gabinete que se va para dedicarse a la campaña electoral.

A diferencia de otros cargos (como los directivos de las empresas públicas), los ministros no están obligados a dejar sus puestos aún cuando pretendan presentarse a un puesto electivo. Pero es verdad que la dedicación que exige una campaña, afectaría su labor y por eso, al igual que otros tres ministros, Mieres decidió irse.

Puede decirse que, más allá de algunas renuncias prematuras y un fallecimiento, este gobierno contó con un gabinete duradero y sólido. Algunos de los ministros más cruciales permanecerán en su cargos hasta terminar el período, como Azucena Arbeleche, Omar Paganini (que si bien está desde el comienzo, cambió de cartera por el camino), Pablo da Silveira y José Luis Falero.

Los que se fueron para participar de la contienda electoral, también eran pesos pesados: Mieres por supuesto, Javier García, Martín Lema y Tabaré Viera.

Al dejar su cargo, Mieres volvió a hacer una encendida defensa de la reforma jubilatoria, hoy desafiada por la casi certeza de que habrá un plebiscito no solo para derogarla sino para incluir en la Constitución una atroz propuesta que demolerá el sistema previsional, perjudicará a los jubilados (actuales y futuros) y le hará un irreparable daño a la economía del país, a su credibilidad y a su viabilidad.

Como lo viene haciendo desde hace tiempo, Mieres (uno de los ministros mejor evaluados del gobierno) es un tenaz y convincente defensor de la reforma.

Al igual que los otros ministros salientes, le tocó enfrentar la dura etapa de la pandemia. Así como Lema demostró, sin caer en la demagogia populista, que se podían hacer políticas sociales eficientes, Viera manejó el impacto de la pandemia y la crisis argentina sobre la actividad turística y García impulsó una visión y una misión renovada para las Fuerzas Armadas, Mieres debió manejar con empatía, sentido común y sabiduría los perniciosos efectos de la pandemia en la actividad laboral.

Demostró (él y su partido), ser un leal socio de la coalición, comprometido con la gestión de su cartera pero también con lo que el gobierno en su conjunto estaba haciendo.

Importa destacar esto, porque Mieres lidera un partido de escaso apoyo en votos. Sin embargo, en todos los cargos ocupados por miembros de su sector, hubo compromiso.

En la medida que la coalición perdure, el aporte del Partido Independiente seguirá siendo fundamental. Pero para bien suyo y de la coalición, necesita mostrar mejores resultados electorales.

Quizás una de las dificultades de dicho partido esté allí. Tiene buenos equipos técnicos, gente que piensa y plantea proyectos inteligentes, puede ocupar cargos en el gobierno con responsabilidad y eficiencia y eso se demostró. Pero no sabe ganar votos.

Este es el desafío que se le presenta con vistas a los comicios. Establecer una estrategia que llegue a la gente en Montevideo y en el interior. Muchas veces da la apariencia de ser un club de buenos amigos, de gente que se conoce de toda la vida. Su paso siguiente es, sin perder esa cualidad de cercanía, ampliar sus horizontes y quizás para ello deba recurrir a expertos en juntar votos, a gente que sepa usar mecanismos de campaña que hagan lucir su mensaje.

Tienen la posibilidad de exhibir a la figura de Mieres, un capital no menor. No solo es un político conocido, sino que puesto a prueba demostró su valía.

A la coalición le viene bien que el Partido Independiente amplíe su caudal electoral. Aún con la presencia de un socio fuerte como lo es el Partido Nacional, necesita que los otros socios, tengan más peso.

También sería saludable que el Partido Colorado supere la barrera de 12% de votos en los que ha navegado estos últimos años.

Por esa razón, el presidente de la Anep Robert Silva renunció a su cargo para encarar su precandidatura. Quizás lo deseable hubiera sido terminar su gestión junto con el gobierno, pero siendo una figura relevante en su partido, debía asumir el reto.

Gabriel Gurméndez renunció a la presidencia de Antel para lanzarse a la interna colorada, reagrupando a buena parte de lo que fue el equipo de Jorge Batlle. A su vez, Andrés Ojeda crece paso a paso, con el mensaje del recambio generacional. La suma de estos esfuerzos debería rendir.

Es en este contexto que Pablo Mieres dejó su cargo para volcarse a la campaña. Las internas son siempre un problema para su partido dado que no las necesita, como es lógico. Eso implica perder meses de gimnasia electoral que los demás aprovechan. Pero le da tiempo para diseñar una estrategia final que lo impulse hacia octubre.

Mieres fue parte sustancial de un gabinete que, en su mayoría (fisuras siempre hay) trabajó bien e hizo lo que había que hacer. Ahora hay que ir cerrando bien esta etapa y pensar en la siguiente.

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