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El caso de los gorriones

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DANILO ARBILLA
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Cuando Leonardo Silvera, el hombre del “12”, leyó la lista de “recortes”, me impactó. No por el alquiler de la sede del Ministerio que albergó a Carolina Cosse. Es sabido que ella incurre en gastos faraónicos. 

Lo que me impresionó fue que en casi todos los casos se eliminaba la compra de prensa; diarios y semanarios.

Aquello de Jefferson de que era preferible un país sin gobierno pero con prensa a uno con gobierno y sin prensa, ni hablar. No ha de ser mucho lo que se ahorra pienso, ni tampoco que ello agrave demasiado la ya muy crítica situación de la prensa escrita. Lo que importa es la tendencia y sobre todo una errada creencia.

Cuando se han eliminado partidas para prensa se ha argumentado que no la destinaban a ello. Pero ¿la solución es no más diarios? ¿Por qué no centralizar las compras de medios y distribuirlos? Podría ser un ahorro y ya de paso contribuir a un aumento de la lectura, que nunca viene mal.

Como se van a informar ahora los funcionarios? Por Internet, Twitter, Facebook, etc.? Que lean los diarios en la computadora. ¿Y qué van a hacer cuando se cierren los medios de prensa? En muchos países se ha exigido que las plataformas paguen por derecho de autor por todo lo que “levantan”, y en general las propias empresas lo han admitido así y aceptado pagar. No quieren correr el riesgo de quedarse sin diarios, por supuesto. El papel de la prensa escrita hoy no es el de antes. Pero, a no confundirse y creer que se puede prescindir de ella. La suerte de la democracia va con ello.

La prensa escrita ordena, investiga, se hace responsable y le cabe un papel preponderante en la fijación del menú informativo. Es la que baja la pelota y pone las cosas en su lugar. Es la única defensa ante los escraches por las redes, por ejemplo. Tiene una gran credibilidad, la que incluso traspasa a sus versiones digitales.

La prensa escrita es la única que puede garantizar pluralidad e independencia, sin límites. En un país democrático cualquiera puede editar un medio, pero no cualquiera puede tener una radio o un canal de TV. Se dirá que ahora por Internet eso es posible; sí, pero con una diferencia que tiene que ver con un tema de responsabilidades. Las “plataformas”, además, “acomodan” el cuerpo: los consumidores importan más que hablar de libertades. Ha pasado en China .

La tinta y el papel son indomables y por eso no les gusta a dictadores y totalitarios. Los demócratas no deben descuidarse. En la mayoría de los países occidentales la prensa recibe apoyo del Estado y en estas épocas de pandemia esa contribución se ha reforzado y mucho. Y este es un dato real. Piensan incluso que para combatir la pandemia una prensa libre, independiente y que se hace responsable es más importante que el distanciamiento y el tapaboca.

Desde hace mucho en Uruguay a la prensa se le castiga económicamente. Vázquez y Astori, comenzaron. Qué cómicos: “no puede haber perforaciones”, dijeron, pero las mantuvieron para otros. ¡Semejantes agujeros! Imagínense un país sin diarios ni semanarios. Un país que baile al ritmo de Twitter, de los trolls, las “granjas”, los robot.

Nos puede pasar como a los chinos cuando mataron a todos los gorriones y al año siguiente se perdieron las cosechas por los insectos con los que se alimentaban las aves. Importaron gorriones de Taiwán y problema solucionado. El caso es que importar diarios y en estas épocas, no es tan fácil.

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