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El país del revés

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Casilda Echevarría
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Si es hombre, aunque venga con un niño solicitando albergue, pues que siga en la calle, pero ¿y el niño? No importa. ¿Su culpa? Estar acompañado por su padre hombre.

Si estuviera con su madre la cosa sería muy distinta, el Mides protege a la mujer con hijos, pero no al niño con progenitor, sea cual sea el sexo de este. Así le contestaron en "Puerta de Entrada" del Mides a un señor que venía de Salto con su hijo en grave situación económica. Simplemente le dijeron que no le podían proporcionar un lugar en un albergue porque en ellos solo aceptan madres con hijos. Más tarde aclaró el Mides que la solución hubiera sido ¡llamar al INAU! De mal en peor: ¿debemos entender que la forma en que pudo atenderse el problema era separar al padre de su hijo?

Corresponde preguntarse si la ley le permite al Mides discriminar de esa forma, dejando un niño al rigor de la calle, no porque no hubiera lugar en los miles de hospedajes que integran la cobertura del Mides o del INAU, sino porque no califica para el Mides el concepto de un padre que requiere auxilio para mantenerse amparado conjuntamente con su hijo.

La página del Mides con expresiones grandilocuentes describe al programa "Calle" como de inclusión social, dirigido a personas en situación de calle de 18 años y más, que desarrolla acciones tendientes a la restitución de derechos vulnerados.

Claramente la cobertura del Mides no es para los niños que se encuentran solos en situación de calle, eso es responsabilidad del INAU, pero lo insólito es que el Mides aclaró, ante la denuncia pública del hecho, que en este caso, en que el niño no estaba solo, sino con su padre, también debió haberse llamado al INAU. ¡vaya solución! Suerte para el niño que no lo separaron de su padre y lo internaron en un hogar del INAU.

Si la cobertura del programa "Calle" es para mayores de 18, sin excepción, entonces debemos aceptar que hemos llegado a grados tan extremos de discriminación positiva en favor de la mujer que somos capaces de evadir la protección de un niño por el solo pecado de ir acompañado de su padre. ¿Y si ese señor fuera o se declarara transgénero? Si se hubiera vestido como mujer y hubiera ido a pedir albergue, ¿también hubiera sido desatendido fríamente?

Pero ¿qué sociedad estamos construyendo? Un ministerio, con competencia estrictamente social, no da solución a un ciudadano uruguayo en situación extrema con un menor a su cargo, pero sí desarrolla múltiples competencias de las cuales probablemente no debiera ocuparse por solaparse con las de otros organismos públicos. Adicionalmente utiliza recursos en lo que no debería, son múltiples los ejemplos de extranjeros, que pudiendo trabajar no lo hacen y reciben subsidios del Mides, incitándolos a no trabajar y a vivir de los impuestos de los demás. Este es un país de inmigrantes y siempre ha sido bienvenido quien haya elegido desembarcar en nuestras tierras para ofrecer su esfuerzo y hombría de bien en pos de un país de trabajo, pero no a vivir del esfuerzo ajeno.

Este es un ejemplo de políticas sesgadas por el fundamentalismo y clientelismo político, ausentes de sensibilidad humana. Lo que no pudo satisfacer el Mides lo asumió privadamente un integrante del gremio Unidad y Solidaridad liderado por Richard Read, que le prestó un lugar donde vivir hasta que solucione su situación personal.

Este es el país del revés en el que estamos viviendo.

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