Publicidad

Aplomo y franqueza

Compartir esta noticia

Con esto del informe anual ante la Asamblea General y que con ello comenzó su último año de gobierno, el presidente Luis Lacalle Pou estuvo en varios medios esta semana, donde habló de los más diversos temas.

Por otra parte, si bien no en todo coinciden las diferentes encuestas, hay un dato evidente. La aprobación a la gestión del actual gobierno de coalición presidido por Lacalle Pou sigue siendo alta, y así viene ocurriendo desde hace mucho tiempo. Eso quizás explica la confianza con que se expresa el presidente en estas ocasiones, aunque siempre con su habitual prudencia y aplomo. Eso fue notorio en la entrevista que le realizó esta semana el canal 4, así como en otros encuentros con periodistas.

Es interesante evaluar no solo las respuestas concretas dadas por el presidente a sus entrevistadores, sino el tono usado, similar al que caracterizó su discurso ante la Asamblea. Calmo, franco, reflexivo, Lacalle no titubea en cuestionar a la oposición, pero lo hace desde esperables diferencias de posturas, sin personalizar ni descalificar. En otros temas controvertidos (como el de la Fiscalía por ejemplo), tiene presente que es el presidente y que el cargo no le permite ni bajar a un terreno donde solo hay lodo, ni entrar en áreas institucionales que por su grado de independencia, debe evitar dar respuestas fuera de lugar.

Importa señalar lo del tono, porque al haber ya comenzado el año electoral está latente el peligro de que el debate por propuestas y candidatos se desmadre. Al ser respetuoso y crítico, pero con nivel, el presidente está indicando cual debería ser el camino a recorrer en la contienda que se avecina.

Basta recordar la elección interna pasada, cuando un adversario de su propio partido aplicó una estrategia muy cuestionable (por decir lo menos) contra los otros precandidatos. Pese a que mucha gente tenía la impresión de que Lacalle Pou en cualquier momento perdería los estribos y terminaría sentando a su rival de un merecido piñazo, nada de eso ocurrió. El aplomo, la calma y el autocontrol de Lacalle fue llamativo en ese momento. Pero en definitiva, esas características deberían ser naturales en cualquiera que pretenda ser presidente.

¿Qué hubiera pasado si perdía el aplomo al estallar la crisis del Covid? Como sí lo perdió el Frente Amplio al exigir una cuarentena total y medidas de extremo rigor. En ese momento, la izquierda todavía lamía sus heridas por la derrota electoral y no había figuras que emergieran como eventuales líderes.

Si las encuestas muestran un satisfactoria aprobación a la gestión del gobierno, es porque en varios terrenos efectivamente se han logrado avances.

El gobierno hizo cosas que en apariencia eran impopulares, si bien indispensables, como la reforma jubilatoria. A diferencia de lo que sucedía antes del 2005, este gobierno no justifica con argumentos culposos lo hecho. Lisa y llanamente la defiende. A eso se suma la mucha gente que entendió la necesidad de esta ley, sabe el drama que evitará en el mediano plazo y la apoya en forma pública y con desenfado.

Quizás eso es lo que algunos frentistas (muy pocos) recién ahora empiezan a entender. Podrán o no juntar las firmas, el desafío es si lograrán que la gente vote en octubre a favor del cambio constitucional propuesto por la central sindical, destinada a liquidar este reforma. Algunos frentistas no quieren enfrentar la humillación de una derrota que ven posible y por eso no adhieren a la recolección de firmas. Hay otros que desde un sentido genuino de responsabilidad, saben que pese a todo la ley es la mejor alternativa y que derogarla (para colmo con una reforma de la Constitución) es hacerle un enorme daño al país.

Al Frente le está costando entender lo que pasó en 2019 (y continúa ocurriendo aún hoy). Por un lado no puede creer que la figura de Lacalle Pou haya alcanzado la dimensión que tiene. Por otro lado tampoco entiende cómo pudo la Coalición Republicana no solo sobrevivir, sino proyectarse hacia las siguientes elecciones.

No quiero hacer alarde de tener condiciones proféticas, pero cuando se dan esas muy raras ocasiones en que, como columnista, me adelanto a los hechos, no está mal cantar el gol… son tan contadas las oportunidades para hacerlo.

Lo cierto es que hace más de una década vengo anunciando “el fenómeno Lacalle Pou” y pocos prestaron atención. Lo vengo señalando no porque adhiera al fenómeno, sino por que es visible y merece ser estudiado.

A su vez, es verdad que numerosos observadores en 2019 estaban convencidos, y así lo dijeron, que la Coalición aún con sus debilidades, venía para quedarse por un largo tiempo.

Quienes creen que tales reflexiones eran mero proselitismo, se equivocaron. Si las hubieran usado como un insumo para entender la realidad y en base a ello diseñar sus estrategias, hoy estarían mejor ubicados en el escenario político.

Pero allá ellos, si no quisieron escuchar.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad